CAPITULO 11
Los ojos me pesan, escucho llantos, voces de todos lados, trato de abrir los ojos y solo veo poco, nada con claridad, no sé dónde demonios estoy. Creo que me quejo porque una voz que se escucha lejos, pero a la vez está cerca, dice mi nombre y llama a un ¿doctor? ¿para qué?
Me están examinando y hasta que logro aclarar mi vista entiendo todo. Tuve un accidente, un imbécil chocó con un auto justo de mi lado izquierdo y por eso me distraje ya que venía hacia mí y quería salir de ahí.
–Zac, buenos días, espero que me estes escuchando –me dice el médico –te estamos atendiendo, tuviste un accidente, tienes un golpe fuerte en la cabeza
Me dice cosas que ya sé y por más que quiero hablar no lo logro.
–Tu hermana y tu novia están aquí
–Abbey –digo como puedo –A-Abbey
–Creo que es la novia, doctor
–Hazla pasar –le dice a la enfermera –le sentara bien escucharla
Escucho como le indican donde me encuentro y después nos dejan solos. Sus ojos están libres de gafas enormes y oscuras como siempre, lleva una pijama color blanca de seda, el cabello recogido en un moño mal hecho. Toma mi mano y la aprieta, lagrima corren por sus mejillas, pero no tiene ningún gesto, después me pellizca la palma de la mano y me quejo.
–Sabía que estabas despierto –me dice sonriente –eres un tonto
–Eso ya lo sabias –digo como puedo
Se ríe y después me golpea el pecho, no tan fuerte.
–Nos asustaste demasiado
–Está bien ¿no?... así-así harías la fiesta que no hiciste la última vez –me burlo
–No es gracioso, Zac –me regaña
–Así siento cuando haces lo mismo contigo
–Pero yo soy yo –me sonríe y le respondo
–Lo sé, por eso me gustas
Su mano la tomo y la coloco en mis labios besándole los nudillos.
–¿Que hacías en la calle a esas horas?
–Sali a tomar con Iván y Erick, creí que seriamos solo nosotros, pero no, era una fiesta enorme –suelto un quejido por acomodarme –después encontré a Teresa ahí, tomando como si nada
–Tenía que ser
–La lleve a su casa porque lo que hacía no era bueno para el bebé, después… –me callo
–Después…
–La besé
Su mano se aleja de la mía, pero la retengo con fuerza.
–Escúchame antes de que pienses cosas erróneas –suspiro –sí, la besé porque quería confirmar algo que ya estaba sintiendo –no dice nada –al momento que lo hice, no podía sentir nada por ella, ya no y eso me llevo a una sola conclusión
–¿Cuál?
–Que te amo –separa sus labios –te amo y eso era lo que quiera decirte, pero entonces tuve este jodido accidente y…
Sus labios caen en los míos, veo como cierra sus ojos fuerte y yo le respondo el beso, sintiéndolos cálidos, me sentía bien con ella junto a mí. Un carraspeo nos hace separar y volteo a ver de quien trata.
–Venía a ver que tal estas, pero al parecer bien ¿verdad? –me sonríe Letty
–Claro que está bien, está conmigo
–Exagerada –le digo
Nos quedamos platicando de lo sucedido y de cómo mi hermana se ha estado sintiendo, estando con Abbey, me agrada que diga que los padres de mi novia la han tratado como otro miembro más de su familia. Juro que no era mi intensión darles la responsabilidad a otros, sino que se me hizo mucho más fácil que estuviera en un lugar desconocido para mi padre ya que no quiero y temo que la llegue a buscar para hacerlo cosas mucho peores de las que ya le ha hecho.
Ninguna se separa de mi hasta el día siguiente que es cuando me dan de alta, los padres de Abbey me llevan a casa y ellos regresan a la suya, Letty por más que decía que se quedaría conmigo para cuidarme yo me negaba, no quería que estuviera en esta casa del infierno y sin más respeto mi decisión.
Al entrar veo como Alonso está teniendo relaciones con una extraña en el sofá central, al verme llegar sale de esa chica y esta no hace más que verme, recoger sus cosas y pasar al baño para arreglarse.
–Al menos haz tus porquerías en tu habitación –digo cansado
–Es mi casa y…
–Perfecto, pues me voy –camino a mi habitación, pero me detiene generándome un enorme dolor en el brazo herido