No quiero una vida sin volver a verte

DIECINUEVE

CAPITULO 19

 

Narra Letty:

 

En el momento que me despedí de mi hermano en su boda, le dije que me iría a casa de una amiga. 

 

Mentí. 

 

Simplemente en un momento que Zac no veía, justamente en plena boda, el estúpido de mi padre me susurra al oído con su aliento quemándome:

 

Terminando este circo te vas para la casa –lo miro seria y con ojos enormes llenándose de lágrimas –no te acepto un NO, porque ya sabes que pasara

 

Simplemente asentí con temor, tragando duro y tratando de contener las lágrimas.

 

–Sonríe, que no se note tu miedo que eso me excita más 

 

Volví a tragar grueso, soltando un suspiro, sintiendo como mis piernas y mis manos temblaban queriendo huir de esta misa, quería estar encerrada en mi cuarto como siempre para que no me hiciera nada.

 

Tuve que hacer caso, sonreír, mi hermano voltea a verme y confirmo su incomodidad con todo, sostengo con fuerza el ramo de mi ahora cuñada. De repente veo a una chica con bastón irse y… 

 

Reacciono tarde, esa no debe, no puede ser Abbey, esa chica desaparece y mi hermano me ve de nuevo y yo trato de parecer normal, pero frunce el ceño tratando de descifrarme.

 

Después de todo el evento tuve que cumplir con la orden de mi padre, abrí la puerta de la casa y lo primero que veo es a él en la sala viendo la televisión.

 

–Ve a mi habitación, ahí espérame y ponte lo que te deje

 

Hago lo que me pide, la lencería color azul como mis ojos, como los ojos de mi hermano, los mismos ojos que mamá nos heredó, tengo que ser fuerte, soportar un poco más, yo puedo.

 

Tomo aire y voy al baño para ponerlo, se ajusta perfectamente a mi cuerpo, las medias transparentes con marcas azules, me veo en el espejo y no puedo creer que le siga el juego, pero es que tengo miedo, no quiero que le pase nada a mi hermano, no quiero que me prive de ver a mi sobrino. 

 

Salgo y el mi espera de pie junto a la cama aun vestido, me analiza de pies a cabeza, lo veo quitarse el saco negro y aventarlo a un sofá individual que tiene aquí.

 

–De rodillas, hija –dice con sarcasmo lo último y solo suspiro bajando lentamente.

 

Se acerca a mí, paso a paso, desabotonando los botones de sus muñecas y mientras se quita la corbata también sigue con los de su torso.

 

–Quítame el cinturón 

 

Lo hago y el continua con su camisa hasta llegar al final, yo acabo y me mira para que haga el paso siguiente que es desabrochar su pantalón, su miembro está muy erecto, sus ojos demuestran lujuria y la sonrisa con barba alrededor me lo confirma. 

 

–Sácalo –avienta igualmente la camisa al sofá y yo saco lo que me pide 

 

Me toma del cabello con su mano jalándome de manera agresiva haciendo que suelte un sollozo por lo doloroso y desagradable que es esta situación.

 

–Abre la boca, zorra –lo hago y toma a su miembro para dirigirlo hacia ahí –si siento tus dientes, lo lamentaras, maldita

 

Lágrimas y más lágrimas son lo que salen al sentir entrar y salir su asquerosa cosa en mi boca, sus gemidos y jadeos son lo más despreciable que he podido escuchar, me mueve a su gusto y semejanza, los jalones que da a mi cabello dueles y más cuando incrementa el movimiento de esta. 

 

Me lo saca bruscamente después de casi atragantarme con eso, me levanta y me lanza a la cama, se desnuda completamente, yo solo dejo que se me venga encima.

 

–Luces como lo que eres –baja las copas de mis pechos –como una zorra que se entrega a cualquiera para quedar embarazada

 

Les golpea, les escupe, las mete a su boca saboreando, pero no me gusta la sensación.

 

LA ODIO.

 

Se introduce en mí una y otra y otra vez, me toma de varias formas, posiciones, en diferentes momentos y por toda la casa, hasta que por fin se queda cansado y dormido en donde comenzamos, su habitación. 

 

Me separo de él y voy al baño de mi cuarto, cierro con seguro la primera puerta mientras que camino al baño me quito cada prenda que tengo puesta o al menos lo que quedaba de ella. 




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