Los días pasan, y me la he pasado jugando con Daysi y Nancy en el cuarto de Dayan. Ella es psicóloga, me lo dijo al cuarto día que estuve aquí, y yo le conté mi nombre. Ella no parece un monstruo, al contrario, es muy amable y me habla bonito. Me recuerda a mi mamá.
—Hola, Alix, ¿cómo te encuentras hoy? —me pregunta Dayan cuando entro corriendo a la habitación.
—Bien —respondo con energía, y apenas me acerco, me entrega a Daysi.
La tomo y me siento en el suelo, junto a varios juguetes que Dayan me trajo hace unos días. Saco a Nancy y empiezo a jugar. Dayan solo me observa.
Mi juego es simple.
Nancy y Daysi deben escapar de los monstruos que hay afuera de su casa.
Al principio Dayan quiso darme muñecos de todo tipo, pero yo solo pedí una casita, árboles, unos monstruos y carritos de juguete.
—Nancy, tengo que salir. No tenemos comida, y si no comemos, nos dará mucha hambre y nos
enfermaremos —digo moviendo a Daysi.
—Pero si sales, los monstruos te harán daño —respondo moviendo a Nancy.
—No te preocupes, soy muy fuerte. Pelearé con los monstruos y regresaré en la noche —hago hablar a Daysi.
—De acuerdo. Yo haré la comida para cuando regreses —respondo con Nancy.
—Bien. Hasta que vuelva, no salgas. Si sales, los monstruos te lastimarán —dice Daysi.
—De acuerdo —responde Nancy.
A Nancy la dejo en la casita de muñecas mientras agarro a Daysi y a los monstruos, y los pongo a enfrentarse en el bosque.
—¡No me van a ganar! ¡Yo soy muy fuerte! —grito emocionada cuando Daysi vence a los monstruos.
Después hago que Daysi pasee por todo el bosque hasta que regresa a casa.
—Oh, no. Nancy ya se quedó dormida… No pudimos comer juntas, pero le daré un beso de buenas noches y mañana la veré —digo, acercando a Daysi a Nancy para que le dé un beso en la frente.
Luego la llevo a dormir a otra habitación.
—¿Alix? —me llama Dayan cuando termino de jugar y alzo a verla —¿Por qué Nancy no acompañó a Daysi? ¿Acaso no deberían estar juntas?
—Sí, pero Daysi debe salir a conseguir comida, y cuando regresa, Nancy ya se quedó dormida.
Nancy no puede acompañarla porque afuera es muy peligroso y podrían hacerle daño.
—¿Y por qué Nancy no la espera despierta?
—Es que a Nancy le da mucho sueño. Es igual que yo. Yo también trataba de no dormirme para esperar a mis papás, pero siempre me quedaba dormida.
—¿Tus papis salían a pelear con los monstruos, igual que Daysi? —me pregunta, y asiento con la cabeza. —¿Y te quedabas solita, como Nancy? Debiste haberte sentido muy sola.
—No, porque mi tío César se quedaba conmigo cuidándome… aunque salía mucho porque tenía reuniones con mi tía Camil.
—¿Tío César era el señor que manejaba el carro cuando te encontraron? —pregunta.
Asiento, pero apenas lo hago, una gran tristeza me invade.
—Dayan —la llamo, bajando la cabeza—, ¿cuándo veré a mi tío y a mis papás?
Dayan no responde. Solo me mira, como si pensara qué decir.
—Por ahora no, preciosa… pero trataré de que puedas reunirte con ellos lo más pronto posible.
Asiento lentamente.
—Dayan —tocan la ventana de la puerta, y un señor aparece del otro lado.
—Ya vuelvo, pequeña —me dice ella y asiento.
Editado: 20.11.2025