A la mañana siguiente tanto el duque Werrington como la joven Caruso no podían verse o eso era lo aparentaban . El ambiente entre ellos seguía siendo tenso desde anoche. Las palabras que se intercambiaron hicieron que ambos estuvieran en un actitud defensiva. Aunque el duque Werrington no estaba orgulloso de su comportamiento hacia la joven, no pidió ninguna disculpa, ni dio su brazo a torcer. Por lo tanto, cuando se vieron en el desayuno, los dos no hicieron el intento de hablarse. Había varias ausencias en la mesa: la de Dante y su esposa. Pero se imaginaron que no bajaron porque aún estarían durmiendo. Aunque no quisieron hablarse, más tarde, lo harían cuando el joven Olsen decidiera aquella mañana una visita a la señorita Caruso y proponerle una vuelta en caballo, provocando una nueva discusión entre la joven y el duque.
Dante había llamado esa mañana al médico de la familia porque su esposa no estaba llevando bien el embarazo y era hora que lo llamara. La llegada del médico despertó las preocupaciones de los habitantes de la mansión.
—Diane, ¿por qué no me dijiste que te habías puesto enferma anoche? —su hermana Cassanddra apareció en la habitación de la enferma nada más enterarse de lo ocurrido.
La aludida estaba recostada en la cama con el camisón puesto y no tenía buen aspecto. Parecía cansada y pálida.
El médico que estaba examinándola le pidió que saliera a fuera junto con Dante que aún se le notaba algo preocupado.
—Cassandra no es una enfermedad o un dolor simple de cabeza. Tu hermana está esperando un bebé — lo dijo queriendo tranquilizar a su cuñada.
— ¿Un bebé? ¡Es fantástico! —abrazó a su cuñado, encantada con la noticia—. ¡Oh, Dante! ¿Por qué no me lo dijo?
—No queríamos decirte nada hasta pasara unas semanas. Habías estado ocupada con la fiesta.
Cassie chasqueó la lengua contrariada pero no se podía enfadar. ¡Su hermana esperaba un bebé!
— Pero no lo hubiera hecho si lo hubiera sabido. Ahora entiendo las mañanas que ella estaba ausente.
— No se lo tengas en cuenta. Este embarazo está siendo más complicado que el anterior — suspiró queriendo que pasaran esos meses y el bebé naciera.
—Me imagino — el embarazo de Ella no fue tan complicado por lo que ella se acordaba. Él médico abrió la puerta y les dejó paso no sin antes de echarle el consejo de no estresar a la paciente.
Diane miró a su marido que regresó a su lado y luego a Cassandra, que esbozó una sonrisa y articuló: lo sé.
— Bueno, como le he comentado a la señora Caruso debe estar en reposo. Ayer tuvo un amago de aborto, cosa que por suerte no llegó a dar lugar una desgracia — tras esas palabras Dante rodeó con un abrazo los hombros de su mujer sin importarle la presencia del anciano señor —. Le aconsejo que tome reposo durante el período del embarazo. Si algún momento, tiene algún dolor anormal o un nuevo sangrado, por favor, avisarme. Nada de estrés, ni de mucho movimiento.
Las últimas palabras sonrojaron a Diane.
— Le haremos caso. Le agradecemos que haya venido — el médico inclinó la cabeza.
— Hasta más ver. Recuerde, reposo — le dijo a su paciente antes de marcharse.
Diane se apoyó en su marido soltando un suspiro trémulo. Menos mal que no había sufrido un aborto.
— ¿Ahora qué haré Dante?, ¿quién se encargará de la pequeña Ella?, ¿Alice y Charles? —le preguntó a su marido, acunándose en su pecho.
—Diane, no te preocupes — le suplicó su hermana —. Mi marido y yo nos haremos cargo. Ojalá hubiera estado más pendiente y no hubiera montado todo el ajetreo de la fiesta.
—No es tu culpa, Cassie. Lo hubiese dicho y no es tu culpa. Por suerte solo ha sido un susto.
—Un susto. Debes cuidarte, hermana – le dijo Cassandra sintiéndose mal en parte — ¿Te preocupa el cumpleaños de Alice y su presentación en la sociedad?
—Será muy importante para ella.
— Shhh – le susurró Dante —. Veremos lo que podemos hacer. Pero tú, querida, estarás en reposo como ha dicho el médico.
—Me imagino que nuestro hermano nos tendrá que echar una mano y más cuando nos tengamos que ir a Londres. Matthew estará ocupado en el bufete, mientras yo me encargaré del pequeño Patrick, está siendo un diablillo. Bueno, Julian, aunque sea el duque y tenga responsabilidades, nos puede ayudar. Es más, con su respaldo, Alice tendrá una gran presentación. La sociedad la aceptará como una más.
—¿Tu crees que Julian esté dispuesto a colaborar con la presentación de Alice en sociedad? —Diane no pudo manifestar su duda -. La relación entre ellos no ha mejorado mucho.
— Yo hablaré con el duque —su sugerencia sorprendió tanto a Cassandra como a su mujer —. Sí, dejámelo a mí. Le convenceré para que nos ayude con nuestra hija mientras nosotros permaneceremos aquí hasta que nazca el bebé.