Propuesta

Yo siempre fui una estudiante normal. Iba y venía de la escuela, salía con mis compañeros, tenía novios y convivía con mi familia, de manera que, la universidad no fue la excepción.

Antes de continuar con lo sucedido aquel día, quisiera establecer la vida que tenía. Vivía con mis padres con los que tenía muy buena relación. Solía contarle cosas personales a mi madre y divertirme continuamente con mi padre. Estudiaba Administración, en mi caso, porque me gustaba la idea de ser líder de algún departamento importante. Ante mis ojos, esta carrera me permitiría trabajar en grandes organizaciones, tendría un salario alto, generaría habilidades de liderazgo,  podría hacer mi propia empresa, colaboraría en el desarrollo del país y mis conocimientos serían amplios, a diferencia de otras profesiones, mi mente no sería tan cerrada en números y lógica. Hasta ese momento era feliz con lo que hacía y aprendía cada clase. 

En cuanto a mis pasatiempos puedo decir que solía leer novelas de misterio, thriller  y libros que hablaban sociedad y economía, entre otros que me dejaban en la escuela. También convivía con mis compañeros, íbamos a fiestas, antros, cines y muchos más lugares a divertirnos y conocer. Aprovechaba el tiempo con ellos al máximo mientras no tenía pareja.

Regresando a lo sucedido, Ella nunca se me había acercado. Recuerdo verla en varias ocasiones como acompañante de una chica de mi círculo de amigos pero jamás hablamos. En una ocasión, la vi sentada en una banca viendo su celular, me dio pena verla sola, así pues, me acerqué a saludar. Nos saludamos, me senté a su lado, nos preguntamos cómo estábamos y hubo un largo silencio. Lo que me extrañó fue que, después de un rato deslizando sus dedos por la pantalla,  la apagó y se quedó mirándola. Decidí retirarme y al levantarme me dijo:

—Espero verte de nuevo.

Me causó un escalofrío. Esperaba que no sucediera de nuevo pero no pasó mucho tiempo para que la viera en un salón donde se daba una plática acerca de la sociedad en nuestro país. Estaba en una de las últimas mesas cerca de la puerta.

—Aquí hay un lugar vacío —me dijo cuando pasé. No quería ser grosera y tomé el lugar junto a ella. Pese a lo sucedido antes, no hizo nada incómodo o extraño. Cuando la profesora empezó a hablar sobre los homicidios que se daban día a día, me hizo un comentario:

—Debe ser muy doloroso perder a un familiar y que no haya justicia.

—Sí, es triste. Deberíamos obligar al gobierno a cumplirnos o cambiar el sistema. Es triste la falta de compromiso de la policía, cómo la corrupción nos vence y la injusticia gana en este país —respondí.

—Sería bueno poder hacerlo tú mismo, ¿no?

La miré extrañada y pregunté:

—¿Hacer qué?

—Encontrar al culpable y hacer justicia

—¿Qué clase de justicia? Porque, déjame decirte, que yo no estoy a favor de linchar a los culpables sin un juicio, no podemos dar pasos hacia atrás.

—¿Has visto lo crueles y salvajes que pueden ser?

—Lo sé, pero no podemos ser como ellos.

—¿Y si estás convencida de que él es culpable?¿y si sabes lo que hizo?

—Entonces lo entregaría a la justicia...

Nos quedamos calladas y miramos al frente hasta que terminó la plática. Supuse que nuestra relación no sería más que una incomodidad de situaciones, por lo que, pensaba despedirme y salir de ahí lo más rápido posible.

—¿Quieres ayudarme a atraparlos? —dijo, con mucha seriedad, antes de que dejara mi asiento.

—¿Cómo harás eso?— dije intrigada. Creí que era algún proyecto de la escuela con que quería aportar algo a la comunidad, algo así como un proyecto social, sin embargo, para mirarme con esa expresión dura y severa, debía ser crucial.

—Te lo puedo explicar cuando terminen mis clases. A las cuatro. Nos vemos en el segundo salón del quito piso, ¿te parece?

Aunque fuese muy extraño, tenía demasiada curiosidad por saber qué planeaba, después de todo, las grandes ideas, al inicio, parecen locuras imposibles. Tampoco quería perder la oportunidad de aportar algo a ese proyecto, puesto que, hasta donde sabía, Ella pertenecía al área de ingeniería, seguro necesitaban a alguien con un panorama más amplio.

—Esta bien. Ahí estaré.