¡ No sonrías, idiota! (2024)

CAPÍTULO 10

Cuando Ethan llegó a casa, Josh y su madre hablaban con Mary Anne en la cocina.

—Te lo has tenido que pasar muy bien en la boda ¿No? Mejor que yo seguro—le reprochó Josh.

—No sé de qué me hablas, pero sí, lo he pasado bien—lo fulminó con la mirada para que no lo delatara públicamente—¿Cómo has estado?—se agachó para besar a su abuela.

—Estupendamente cariño, me alegra que te hayas divertido—la mirada de su nieto le decía que algo no estaba bien—Sube a cambiarte y a tratar de descansar.

Ethan subió lentamente las escaleras hasta llegar a su habitación. Tiró la chaqueta sobre la cama y empezó a desvestirse. Se miró al espejo, no por vanidad como había hecho siempre, sino para saber qué había cambiado en él porque apenas se reconocía. Después de darse una merecida ducha y ponerse ropa cómoda, volvió abajo con Mary Anne que ya se encontraba sola.

—¿Me vas a contar que te pasa? Y no trates de negármelo hijo—a su abuela no se le escapaba una.

—No me pasa nada, no sé por qué lo dices—se acercó al frutero para coger una manzana y darle un bocado.

—Umm… de acuerdo. Entonces explícame por qué envenenaste al pobre Josh. Aunque me hago una ligera idea…

—Yo no lo envenené—se defendió—El muy estúpido se equivocó con el pan y cogió el que no era, siendo celíaco debería tener más cuidado con esas cosas.

—Ethan Thomas Turner ¡A esta vieja no la puedes engañar! Quiero la verdad—se puso de pie para enfrentarlo.

—Cuando me llamas por mi nombre completo me asustas—quiso bromear, pero por la cara de su abuela, no parecía que quisiera seguirle la corriente—Puede que no me apeteciera que Josh fuera de boda ayer.

—Más bien deberías decir que no querías que Josh y Lia fueran juntos a esa boda ¿No?—su nieto asintió—¿Y no era más fácil pedírselo a él y ya está? El pobre pasó una noche y un día horrible.

—Una limpieza de intestino nunca viene mal—su abuela seguía mirándolo fijamente y consiguió que se sentara.

—¿Y ha merecido la pena?

—Sí, mucho—acto seguido le contó con detalle cómo había sido su día con Lia, incluido el encontronazo con  Leena Memphis.

—Hijo, tienes que contárselo ya, no esperes más. Si se entera por esa… mujer, será mucho peor.

—Quiero hacerlo…Pero cuando la miro a los ojos, simplemente no puedo hacerlo—confesó con resignación.

—Yo sé por qué no puedes—Mary Anne esbozó una tímida sonrisa—Esa muchacha te importa de verdad y me da lo mismo que lo niegues. Y estás así de confundido porque por primera vez en tu vida ha pasado algo que tú no has elegido y no puedes controlar.

—No, no. Te equivocas yo…—entonces recordó el abrazo que le dio a Lia antes de despedirse.

—Ahí lo tienes—parecía que la mujer podía leerle el pensamiento—Sólo tú puedes seguir negándotelo o puedes hablar con ella, contarle todo y tratar de ser feliz.

—Haré algo mucho mejor—Ethan se puso serio y dejó el hueso de la manzana sobre la mesa—Esto tiene que acabar por su bien.

El muchacho no dijo nada más, salió de la cocina decidido a recuperar su vida de antes de que Lia se cruzara en su camino.

 

En los días sucesivos, Lia seguía yendo a ver a Mary Anne tal y como le había prometido, eso sí, de Ethan no había rastro. Al principio pensó que era casualidad, tal vez tenía mucho lío en el trabajo, pero cuando pasaron casi dos semanas sin saber de él, le quedó bastante claro que lo que nunca debió nacer, ya había muerto.

—¿Le puedo decir algo Mary Anne?

—Por supuesto querida—la mujer bebió de su té mirándola por encima del borde de la taza.

—Creo que será mejor que deje de venir a visitarla. No me malinterprete, la aprecio y disfruto muchísimo de su compañía, pero creo que yo aquí estoy de más.

—¡Claro que no!—protestó enérgicamente—Esta casa siempre tendrá las puertas abiertas para ti. Ya sé que mi nieto y tú os habéis distanciado, pero eso no es motivo para que dejes de venir a verme.

—No nos hemos distanciado, simplemente estamos ocupados con nuestros quehaceres, por eso mismo se lo digo—intentó maquillarlo para que la mujer no supiera la clase de persona que era su nieto—Pero tiene mi teléfono y podrá llamarme cuando quiera, no se preocupe.

—Pero hija, no será igual—Mary Anne sabía el motivo por el que quería dejar de ir a su casa. No quería cruzarse con Ethan, a la chica se la notaba triste, pero tampoco iba a obligarla—Está bien, si es lo que quieres, lo respeto.

—Es usted una gran mujer, su nieto tiene suerte de tenerla en su vida—miró su reloj y vio que se le estaba haciendo tarde—Es hora de que me marche.

La mujer la acompañó  hasta la puerta para despedirla. Era una pena, Lia era una buena chica y su nieto un necio, pero no podía hacer nada. Ethan dejó claras sus intenciones respecto a la muchacha y no hubo manera de hacerlo cambiar de opinión.

—Dame un abrazo cielo—Lia se lo dio con mucho gusto. Se había encariñado con ella y sería duro dejar de tratarla diariamente—Si aceptas un consejo de esta anciana, te diré que no des nada por hecho, a veces la vida puede llegar a sorprenderte.




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