Escuchaba a sus amigas al otro lado de la puerta. Sabía que estaban preocupadas por ella y se los agradecía con toda su alma, pero no quería ver a nadie. En esa ocasión fue prudente y cerró la puerta por dentro.
Estaba a oscuras sentada en un rincón en el suelo, sentía un agobio como nunca lo había tenido. ¿Qué se suponía que tenía que hacer con todo lo que había escuchado aquella noche? ¿Y qué iba hacer con lo que ella misma sentía?
Hasta hace pocos meses, su vida era tranquila y estable. Quisiera volver a ese tiempo donde sólo existía ella y sus propios demonios a los que ya había comenzado a cogerles cariño. En cambio ahora todo era un caos que no la llevaba a ninguna parte. Estaba empezando a considerar la idea de volver a Marbella y hacer lo que sus padres querían y olvidarse de todo. Sólo tenía que firmar un papel y la dejarían en paz, aunque si volviera allí, no creía que pudiera soportarlo por mucho tiempo.
Su móvil no dejaba de vibrar, era Ethan y decidió apagarlo. Si de ella dependiera, ese día sería el último en el que tendría contacto con él. Si por alguien sentía pena era por Mary Anne, ella no tenía la culpa de nada y la quería mucho. La mujer supo ganarse su cariño, pero no podía arriesgarse a seguir yendo a cuidarla y ver a Ethan.
Mirando por la ventana, pudo contar cada minuto de cada hora hasta que Londres volvió a despertar con un nuevo día por delante. Escuchó a las chicas prepararse para salir a trabajar, a todas menos a Jen.
—Lia—tocó a la puerta—Sólo estamos tú y yo, ábreme por favor—su amiga no le respondió ni mucho menos abrió—Vale, si no quieres hablar, no insistiré, pero me gustaría saber si estás bien. Dime algo—le rogó.
—Estoy bien Jen—murmuró en voz baja—Vete al trabajo tú también.
—Si necesitas algo, llámame—Jen estaba muy triste, se la escuchaba muy apagada—Sólo recuerda que te queremos mucho y nos tienes para lo que sea.
Lia no dijo nada, así que Jen tomo la decisión de averiguar por si misma qué era lo que estaba pasando. En cuanto salió de casa, en lugar de ir a su lugar de trabajo, puso rumbo a casa de Ethan. Ventajas de ser su propia jefa.
Tenía la esperanza de encontrarlo ya que por lo que le había dicho Josh, su abuela había enfermado. Pero no fue así porque la que abrió la puerta fue la señora Hope, que torció el gesto nada más verla.
—¿Qué haces tú en esta casa?—no podía ocultar su animadversión por la muchacha.
—Vengo a ver a Mary Anne, Lia me ha dicho que estaba enferma.
—¿Y Lia?
—No puede venir hoy. ¿Dónde puedo encontrar a la señora?—no se dejaría intimidar por la madre de Josh.
—Arriba—le espetó—Volveré más tarde—y la dejó prácticamente en la puerta de la calle.
Jen encontró a Mary Anne despierta en la cama. Cuando vio a la chica, se alegró mucho.
—Hola Jen ¡Qué alegría verte de nuevo! ¿Has venido con Lia?
—No, he venido yo sola. Ella no se encuentra bien—se acercó hasta la cama y se sentó—¿Y usted, como sigue?
—Me siento mejor que ayer. ¿Qué es lo que pasa?—preguntó refiriéndose a su amiga.
—No lo sé. Ayer llegó a casa, se metió en su habitación y ahí sigue.
—Pues debe ser contagioso porque Ethan lleva muy raro desde anoche. ¿Crees que haya pasado algo entre ellos?
—Tiene toda la pinta. ¿Usted no escuchó nada?
—No hija, ayer me encontraba fatal, la medicación me tumbó y me desperté por la noche, ella ya se había ido.
—Vaya. Me hubiera gustado hablar con su nieto porque Lia no va a soltar ni una palabra—se resignó.
—Yo no puedo hablar por Ethan, pero hasta donde yo sé, es la primera vez que le ocurre algo así. No es un hombre que le guste dar rodeos cuando algo sucede. Así que deduzco que ayer le habló de lo que siente por ella. Lo que sigo sin entender es por qué Lia ha reaccionado tan mal cuando es obvio que está enamorada de mi nieto.
—¿Usted lo sabía?
—Por supuesto, no había más que verla. En cuanto Ethan aparecía, se le iluminaban los ojos, aunque tratara de disimularlo. También los vi nublarse cuando él hacía algún comentario desafortunado y ella lo escuchaba por accidente. Esos dos son un par de tontos que se mueren el uno por el otro.
—Lia es una de las mejores personas que conozco, pero tiene muchos conflictos consigo misma que no la dejan ver la maravillosa mujer que es—suspiró con tristeza—Mi amiga no ha tenido una vida fácil, las personas que se debían encargar de su bienestar, no lo hicieron. Más bien la hicieron sentir que era un estorbo incapaz de cumplir con sus expectativas—le explicó—Conociendo a Lia como la conozco, estoy segura que no quiere que Ethan entre en su mundo.
—No tenía ni idea—Mary Anne no daba crédito a lo que estaba escuchando—Una vez me dijo que no tenía muy buena relación con su familia, pero no me dio más detalles.
—Ni siquiera nosotras que llevamos conociéndola casi una década, lo sabemos todo.
—Debéis apoyarla mucho, aunque ella no quiera y tratar de hacerle entender que no todo en su vida tiene que ser malo.
—En eso estamos—sonrió con tristeza.