¡ No sonrías, idiota! (2024)

CAPÍTULO 23

Apenas hacía una hora que había llegado del trabajo cuando recibió el mensaje de Kate. ¿Qué era eso tan importante que tendría que decirle sobre Lia? Quería pensar que no era nada grave porque en ese caso lo hubiera llamado directamente.

Hacía más de un mes que no sabía nada de ella, desde aquella noche que se fue corriendo de su casa. Por más que Josh quiso hablar con él sobre el estado de la chica, Ethan se negaba porque sabía que iría a buscarla si ella lo necesitaba.

Su abuela al igual que él, la extrañaba muchísimo aunque ambos habían dejado de mencionarla para evitar un sufrimiento mayor.

Como siempre Ethan había llegado puntual a su cita con Kate, ella no había llegado todavía, así que le dio tiempo a pedir un café mientras la esperaba. La cafetería no estaba muy concurrida a esa hora de la tarde y escuchó perfectamente cuando abrieron la puerta y unos pasos acercándose a él hasta quedarse inmóviles junto a su mesa. Al levantar la vista descubrió que no era Kate quien lo había citado.

—¿Sorprendido?

—Lia ¿Qué haces tú aquí?—no recordaba que lo hubiera mirado con esa frialdad jamás.

—No te haré perder tu valioso tiempo, no te preocupes—aparentaba serenidad a pesar de estar destrozada por dentro—Vengo a darte algo y me iré rápido.

—Darme algo. ¿El qué?—por más que la observaba no encontraba a la Lia que conocía por ninguna parte.

—Esto—le tiró la carpeta sobre la mesa de mala manera—Y por supuesto, algo aún más importante—dejó caer también un sobre con dinero—Has hecho un excelente trabajo, sin duda te has ganado cada libra.

—Lia no es lo que crees…—ella ya se había enterado de todo y juzgar por su actitud,  parecía detestarlo con toda su alma.

—No me interrumpas—lo cortó—La verdad es que se te ha dado muy bien eso de querer ser mi amigo y toda esa farsa—le estaba hablando tranquila, sin alterarse ni un ápice, eso aterrorizó aún más a Ethan—Podrías ganarte la vida como actor, tienes talento—sonrió a pesar del dolor que apenas la dejaba respirar—Te confieso que al principio no me lo creía mucho, pero eres tan bueno en lo tuyo que no pude evitar creerte. ¡Menuda imbécil! Lo que os habréis reído de mí.

—Si me dejas explicarte…Nunca me he burlado de ti…—quiso acercarse a Lia pero ella se apartó—Todo lo que hemos vivido juntos siempre fue real, y lo sigue siendo—la chica había dejado de mirarlo—Sí, es cierto, al principio sólo eras un trabajo más. Pero días después renuncié a todo porque realmente te apreciaba y me di cuenta que eras alguien que valía la pena y después ambos sabemos en que derivó todo eso—acababa de quitarse un gran peso de encima. No supo cuanto necesitaba hacerlo hasta ese momento—Entiendo que estés dolida y enfadada porque eso es lo mínimo que merezco de ti—la rodeó para quedar frente a ella—Lia, mi vida ha cambiado desde que te conocí y no sabes cuánto le agradezco al destino que a tus amigas se les ocurriera acudir a mí—tenía que convencerla de que no le estaba mintiendo—Gracias a ti he dejado ese mundo turbio, al fin soy un hombre como cualquiera. Un hombre al que le han robado el corazón por primera vez en su vida. Tienes que creerme…

—¿Has acabado?—preguntó como si nada a pesar que su corazón quería creerle—No hace falta que sigas actuando, no tengo más dinero para ti—quería que se sintiera al menos una cuarta parte de mal de lo que se sentía ella—No estoy enfadada contigo, al fin y al cabo estabas cumpliendo con tu deber. Pero como tu comprenderás, no quiero volver a verte en mi vida, y ni que decir tiene que no me creo ni una sola de las palabras que salen de tus labios—lo miró por última vez porque estaba a punto de desmoronarse—Te deseo lo mejor, que te vaya muy bien Ethan—se giró y caminó hasta la puerta.

—No te puedes ir así Lia—la agarró del hombro para detenerla. Ella no estaba bien a pesar de la parsimonia con la que hablaba en todo momento. Notaba que aún estaba en estado de shock, no podía dejarla sola.

—No me toques—murmuró con un tono de voz que daba miedo quitándoselo de encima.

Salió de la cafetería de la misma forma en la que había entrado y se subió al taxi que la había llevado hasta allí. Sólo cuando se alejó lo suficiente, se permitió derrumbarse del todo porque a pesar de conocer toda la verdad sobre Ethan y las mentiras que le acababa de contar, sabía que lo iba a seguir queriendo el resto de su vida.

 

No pudo retenerla, Lia se había ido, seguramente para siempre. Se sentía vacío como si tuviera un agujero en el pecho, y sólo ella era la única que lo podía llenar.

Recogió la carpeta que ni siquiera había mirado hasta entonces y el sobre con el dinero. Vio las fotos y la nota que Leena le había dejado a Lia. Se estaba vengando de él por llevar meses ignorándola y le había dado donde más le dolía. Hizo todo añicos y lo tiró en una papelera de la calle y caminó hasta su casa a pesar de estar bastante lejos.

Cuando llegó era de noche y Mary Anne ya estaba metida en la cama, se despidió de la señora Hope y se tumbó junto a su abuela acurrucándose contra ella. No recordaba la última vez que había llorado, pero en ese instante comenzó hacerlo en silencio. Nunca supo que una persona pudiera sentir dolor físico debido a sus emociones hasta esa noche y tampoco tenía ni idea de cómo haría para seguir viviendo con ello.

—¿Qué pasa cielo?—Mary Anne se había despertado y notó como su nieto trataba que no lo viera llorar.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.