¡ No sonrías, idiota! (2024)

CAPÍTULO 27

Durante todos esos meses, los preparativos de la boda seguían en marcha, ya sólo faltaba un mes para que Lia y Esteban fueran marido y mujer. Lo único que ella no pudo eludir fue la elección del vestido de novia. Ninguno le gustaba realmente, pero una vez más, su madre eligió por ella y lo hizo muy bien, le sentaba como un guante.

Después de salir de su sesión con Camila, se reunió con Esteban para cenar en su restaurante favorito. Había mejorado mucho su relación con la comida, ya no le incomodaba comer en público y hacía mucho que había dejado de hacerse daño. Había tenido la tentación de hacerlo muchas veces, pero por fin era lo suficientemente fuerte para contenerse.

—Entonces al fin tienes un bonito vestido para la boda—comentó Esteban.

—Sí ¿Quieres verlo?—quiso enseñárselo pero él apartó la vista del teléfono.

—No puedo verlo, da mala suerte.

—Nosotros la mala suerte la agotamos el día que nacimos—se rieron—Además esta boda no es convencional, está todo más que atado.

—Sea como sea, quiero sorprenderme cuando te vea—le guiñó un ojo.

—Vale, si te hace ilusión…—levantó su copa para brindar con él—Por cierto, tengo que comentarte una cosa.

—¿De la boda?

—No, de mí. Llevo tiempo pensando algo y Camila cree que puede ser bueno para mí y…

—Venga Lia, suéltalo. Si es bueno para ti, es porque es buena idea—la apoyó.

—Creo que estoy preparada para hablar con mis amigas como una persona civilizada y no como una demente como lo hice la última vez—hizo una mueca triste—Ellas me hicieron daño pero yo también les dije cosas horribles, no estoy orgullosa de eso. Necesito hablar con ellas y para eso…

—Tienes que ir a Londres—terminó la frase por ella—Haz lo que tengas que hacer.

—Además, si el embarazo de Jen fue bien, el bebé debió nacer hace meses y no te niego que me encantaría conocerlo. Pero…tengo dudas.

—¿Qué dudas? Seguro que ellas siguen teniéndote cariño al igual que tú. Seguro que podéis solucionarlo.

—Mi duda no es por ellas—bebió de su copa lentamente—No sé cómo reaccionaría si me vuelvo a encontrar con…Ethan.

—Igual también sería necesario que hablaras con él para cerrar ese capítulo de tu vida—aunque en realidad, lo que a Esteban le gustaría es que no lo volviera a ver jamás—Te repito lo que te he dicho antes, haz lo que tengas que hacer.

Al día siguiente, encendió su teléfono inglés para guardar los números de las chicas en su móvil español. Tenía numerosas notificaciones del día que se marchó y de tiempo después, pero no quiso mirarlas, así que una vez que anotó lo que necesitaba, volvió apagarlo.

Estaba nerviosa, no sabía por dónde empezar o si ellas querían hablar con ella después de todo lo que había pasado, finalmente se decidió a llamar a Kate. Sonó un tono, dos tonos, tres tonos…

—¿Sí?—volver a escuchar su voz, la llenó de alegría.

—Kate…soy yo…Lia—al otro lado de la línea se hizo el silencio.

—Lia…¿Eres tú de verdad?—se levantó a cerrar la puerta del despacho para tener más intimidad.

—Sí, o al menos, eso creo—respiró hondo—¿Cómo estáis por allí?

—Bien, muy bien—estaba contenta por saber de ella, pero no sabía cómo reaccionar—¿Y tú?

—Mejor que nunca, dentro de lo que cabe. Te preguntarás el motivo de mi llamada después de pasar casi un año desde que me marché.

—Te hemos echado mucho de menos Lia.

—Y yo a vosotras, justo por eso te llamaba. He estado pensando en ir a Londres unos días para hablar con vosotras, si os apetece claro.

—Eso sería estupendo y creo que es bastante necesario para todas. Tú sólo dime el día que llegas y yo me encargo del resto.

—Quiero que sea lo antes posible—le informó—En cuanto sepa las fechas, te lo haré saber.

—De acuerdo, estaré esperando tu mensaje, ojalá sea pronto.

—Trataré que así sea, guarda este número, el otro ya no existe. Y por favor, no se lo des a nadie más que no sean Lou o Jen.

—Entiendo, no te preocupes que no lo haré. Y supongo que tampoco quieres que Ethan sepa que vas a venir.

—Exacto, es lo mejor Kate—suspiró al recordarlo—Te dejó que tendrás cosas que hacer, vamos hablando. Un beso—y colgó. Acababa de dar uno de los pasos más difíciles de aquel nuevo camino, pero no sería el último.

 

Una semana después, estaba aterrizando en el aeropuerto de Heathrow y se le vino a la cabeza la última vez que había pisado aquel lugar y empezó a sentirse mal de nuevo. Lia no quería hacer ese viaje sin su principal apoyo de los últimos meses, pero Esteban decidió no acompañarla para evitar influir en sus decisiones sobre las personas que formaron parte de su pasado. Una vez recuperada de su pequeño bajón, salió en busca de un taxi que la llevara primero al hotel para dejar sus cosas y después a su antigua casa.

Según recorría las calles de la ciudad, tenía la sensación de haber estado fuera mucho más tiempo del que en verdad había sido. Cuando llegó al edificio, encontró la puerta abierta, subió directamente y llamó al timbre. Los pocos segundos que pasaron desde entonces hasta que Kate abrió la puerta, le parecieron eternos.




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