Bastantes paradas más tarde, Ethan supo que no iban a casa de las chicas.
—¿A dónde vamos?
—A mi casa. ¿Dónde si no?
—Pero debimos bajar hace rato. ¿No?
—Verás, es que eso también tengo que contártelo…
—¿Sabes? Creo que tienes mucho de qué hablar señorita.
—No vivo en casa de las chicas—soltó de golpe—De hecho…Ellas no saben que llevo aquí tres semanas. Tú has sido el primero con quien me he encontrado de todos vosotros—apartó la mirada y la fijó en la puerta del tren.
—Ya era hora que yo supiera algo que ellas no—bromeó—Y pienso aprovecharlo. Pero has hecho mal en no decírselo a nadie Lia.
—Necesitaba reorganizar mi vida antes de recuperar lo perdido, pero ya que tú me has encontrado, pues habrá un ligero cambio de planes.
Cuando bajaron del metro, ya era de noche y a Ethan le horrorizó descubrir el lugar dónde vivía Lia.
—¿En serio vives aquí?
—Sí, era el único sitio que podía permitirme. Es por ahí—le indicó.
Era un edificio antiguo y destartalado, parecía que en cualquier momento podría venirse abajo.
—No es muy grande pero bueno, de momento tendrá que servir. Siéntate donde puedas—estaba empezando a avergonzarse de haberlo llevado a casa.
—Ni pienses que te vas a quedar aquí. Recoge tus cosas, nos vamos de esta caja de zapatos.
—Siento que no sea de tu agrado—se estaba empezando a enfadar—Puedes irte si quieres, gracias por acompañarme.
—¡Ese no es el punto Lia! Este sitio es peligroso. No puedo irme sabiendo que estás aquí, sola. Puedes venir conmigo, sabes que hay sitio de sobra, o si no estás preparada para eso, ve a casa de las chicas. Yo me quedaría más tranquilo, por favor Lia.
—En el tiempo que llevo aquí, no me ha pasado nada. ¿Por qué debería pasarme ahora? Además, es provisional, en cuanto empiece a trabajar me voy de aquí. Pero de momento, es lo que puedo pagar. Llevo un año sin ingresar nada en mi cuenta, el dinero se acaba.
—Si decides quedarte aquí, yo también lo haré—se sentó en lo que parecía una cama pequeña.
—No hay sitio para los dos. ¡Mira el tamaño de esa cama!
—Mejor—sonrió ampliamente—Será divertido.
Después de que Ethan volviera con la cena, ambos se acoplaron como pudieron.
—Ahora que no nos oye nadie, creo que sería buen momento para que empezaras a contarme tus aventuras y desventuras por España.
—Mejor lo dejamos para después de cenar porque no es nada agradable.
Ethan pudo darse cuenta que Lia ya no apartaba la comida a un lado o simplemente no fingía que comía, eso lo alegró. Parecía que aquella fase había quedado en el pasado y deseaba de todo corazón que las demás también desaparecieran.
En cuanto terminaron de cenar, Lia empezó a explicarle toda su situación con Esteban, desde el momento en que descubrió que él era el prometido elegido por sus padres, hasta cuando no aceptó casarse con ella. Le mostró la carta y se la tradujo a Ethan para que supiera que él siempre fue un buen amigo.
—Agradezco lo que hizo por ti, ahora me cae menos mal.
—Ethan, yo quiero muchísimo a Esteban, ahora sabes por qué. Si en algún momento volvemos a cruzarnos o si necesita algo, yo voy a estar ahí para él—Ethan iba a decir algo, pero Lia puso un dedo sobre sus labios—Eso jamás estará en discusión—Esteban es tan amigo mío como lo son Jen, Josh, Kate y Lou. Además, le hice daño aunque no fuera a propósito, es lo menos que puedo hacer.
—Vale, capto el mensaje—entendía la posición de Lia, pero estaría alerta por si acaso ese tipo volvía aparecer—Me alegra saber que él pudo ayudarte y por fin aceptaste ir a terapia.
—Sí, bueno. Tuvo que pasar algo muy grave para darme cuenta que ya no podía controlarlo sola—tenía que contárselo, no quería más secretos entre ellos.
—¿A qué te refieres?—quería escuchar de sus labios qué se le pasó por la cabeza para hacer aquello.
—Antes de empezar, quiero que sepas que a día de hoy estoy bien y que jamás volverá a suceder algo así. He comprendido que yo no estaba bien y que si alguna vez vuelvo a flaquear, sé que puedo solucionarlo con la ayuda adecuada—observó su cara seria. Estaba preocupado por ella, sólo esperaba que no saliera corriendo de allí cuando lo supiera todo.
—Sea lo que sea, te escucharé y te apoyaré siempre, en lo bueno y en lo malo—la abrazó atrayéndola hacia su cuerpo. Lo que le iba a contar era bastante duro.
—No sé por qué lo hice, apenas recuerdo como llegué hasta allí—cogió aire y lo soltó despacio—Yo en esos días no estaba nada bien emocionalmente. Todo lo que había pasado aquí, mi vuelta a casa, mi madre amenazándome y manipulándome como siempre, hizo que algo en mi cabeza dejará de funcionar.
—No hace falta que me lo cuentes todo hoy, tenemos mucho tiempo por delante—no quería que reviviera aquellos días que parecían horribles, no podía verla sufrir.
—Tengo que hacerlo si quiero empezar de cero Ethan—retomó la historia—Todo eso hizo mella en mí día a día. El desencadenante de todo fue porque mi querida madre, se deshizo de todas mis cosas porque según ella yo los avergonzaría ante mis futuros suegros—Ethan apretó con rabia el puño que no estaba a la vista de Lia—Fue una estupidez, lo sé, no debí darle importancia, pero no podía más. Así que subí a mi habitación teniendo una sensación extraña en mi cuerpo…Lo siguiente que recuerdo es estar sentada en la barandilla de la terraza mirando al oscuro vacío, sintiéndome atraída hacia él…Estuve a nada de soltarme…Quería dejar de sentir, dejar de sufrir…Quería ser libre de una vez…—Lia tenía la mirada perdida mientras hablaba—Pero llegó una de las chicas que trabajaban en casa y me lo impidió, me enfadé con ella por no haberme dejado…