¡no soy De Piedra!

Matilda, 21 años

Como comenzar a contar esta historia. Me lo pregunto mientras cierro mis ojos y limpió la sangre del piso del cuarto. El ya no respira y no siento pena. Estoy tranquila por qué se que nada malo me pasara ahora. Lo malo ya lo viví.

A los dieciséis conocía al que pensé sería el amor de mi vida. Un hombre apuesto, inteligente y de buena familia.

Estaba en la plaza de la calle central con mis amigas cuando vimos pasar a cuatro guapos hombres. Pero el era más guapo, su sonrisa iluminaba el lugar.

Durante una hora lo mire y el respondía con su mirada. Al llegar la hora de volver a mi casa. Me despedí de las chicas y camine lento.

Pude sentir sus pasos acercandoce y preguntando por qué me marchaba. Yo voltie a mirarlo y me enamore en ese momento. El ahora tiene nombre es Sebastián.

Me acompaño hasta mi casa y hablamos de música y me pregunto si quería salir con el.

Con nervios le dige que si. Le di el número de mi casa y sonreír.

El fue mi primera cita. Yo jamás salí con alguien.

Esa salida fue hermosa, comimos y hablamos. el es mayor ya no está en el colegio y eso me enamoro más.

Al mes de salir me pidió que ya no usara los lindos pantalones negros por qué todos los hombre me miraban y el no quería eso. Esa fue la primera señal de lo que venía para mi.

Sebastián se enojaba con facilidad y me gritaba pero se le pasaba rapido.

En las últimas semanas estuvo más irritable que antes. Queria que me entregara por completo a el. Y yo aún no estaba segura.

En mi casa no sabian de el. Quizás no les gustaria por ser mayor que yo y no no lo quiero lejos de mi vida. Lo amo.

Sebastián me preparo una hermosa cena en la casa de uno de sus amigos. Que vive solo.

Luego de besarnos metió su mano debajo de mi blusa. Mi primera reacción fue sacarla pero Sebastián me agarro con más fuerza y mejor lo deje Para que no molestara.

Ese día perdí mi virginidad y no fue tan malo.

Al poco tiempo en mi casa supieron de Sebastián y me prohibieron verlo. Fueron las peores semanas. No comía y solo lloraba.

Mi mamá me hiba a dejar y a buscar al liceo. No había modo de verlo.

Un dia martes mi mejor amiga Ana fue a visitarme y me entregó un papel doblado. Era de Sebastián que me pedía que me fuera con el. Que lo hiciera en ese momento.

Recuerdo que mire a Ana y le pedí que me ayudara. Tome de mis cajones algunas cosa y Ana me ayudo a salir.

Nadie se dio cuenta. Sebastián entaba en la esquina. Lo besé y el tomo mi mano para salir de ahí.

Llegamos a casa de su amigo en dos piezas que estaban en la parte de  atrás del terreno. Solo tenía una cama y una cocina.

Esa noche no dormimos. Sebastián me hizo el amor y es brusco me dejo moretones en más piernas y mis pechos. Pero me gusta estar con él.

Los días pasaron rápido y supe que los pacos me están buscando asi que no salgo para nada. Todo lo trae Sebastián.

Así como pasaron las semanas Sebastián cambió un poco su manera de ser conmigo.

Una noche llego curado y quiso hacer el amor y yo no quería pero lo tuve que hacer para que se quedara dormido.

No todo era malo había dias donde reímos y me besaba con cuidado. Eso me gustaba.

En las piezas ya teniamos dos millones y una mesa con cuatro sillas. De apoco se estaba viendo mejor.

Yo deje al liceo y no salía.

Nunca olvidaré el dia en que Sebastián me golpeó por primera vez. Me golpeó por no lavar sus zapatillas. Me golpeó tanto que quedé inconveniente por unos minutos.

Sebastián no hacia nada para que lo perdonara. El sabía que yo lo haría por qué lo amaba.

Cuando cumplimos un año juntos nos fuimos de las piezas a una pequeña casa muy linda. Yo ya hiba a cumplir dieciocho y quería celebrar con mis amigas a las que no veía hace mucho.

Cuando se lo pedí me digo que si. Sebastián trabaja todo el día y yo estaba sola.

No crean que no quise dejarlo. Lo intenté pero el no me lo permitía. La primera vez que lo intenté me golpeó tanto la cara que no pude comer ni abrir los ojos por semanas. Mi cuarpo siempre tiene moretones y me duele.

Aún que suene triste y tonto me acostumbre a esta vida. Sebastián me cuidaba y no me faltaba nada. Eso crei yo.

El amor vuelve ciega a las personas y volverse ciega te lleva a la autodestrucción y ya no hay salida.

Hoy Sebastián llego borracho como todos los viernes. Pero llego antes a casa. Antes de lo que acostumbra. Quizás su amante no quiso verlo.

Por qué todos los viernes esta con ella. El me lo dijo cuando descubrir que me era infiel.

"Todos los viernes la veré y tendremos sexo y luego vendré a casa y tú me estarás esperando con las piernas abiertas." Esas fueron sus palabras y no las olvidó.

Yo Estoy en la cocina mirando un programa en la televisión. Cuando escucho la puerta cerrar de una golpe.

Trago saliva con dificultad y apago la televisión. Salgo de la cocina y Sebastián está mirándome con su cara de enojo. Se que me golpeara y me violara como esta aconstumbrado.

Camino hasta el cuarto y el me sigue mientras me insulta. "Maraca, puta bastarda".

Cierro la puerta detrás de mí y Sebastián la patea y entra directo a mi.

Me golpea en la cara con su mano cerrada, toma mi pelo y me lleva al suelo. ahora comienza a patearme una y otra vez. Cuando se cansa me levanta y me tira a la cama yo me defiendo como puedo pero el es más fuerte. Me levanta la polera y preciona con fuerza mis pechos.

Con mi rodilla lo levanto para salir de ahí. Como puedo me levanto de la cama y tomo la escultura de fierro que está sobre el velador.

Sebastián viene a mi yo cierro mis ojos y lo golpeo una y otra vez hasta que lo siento caer al pizo.

Lo observo lleno de sangre pero esta vivo. No se por qué pero lo seguí golpeando en la cara y donde pude.

Esta muerto. Yo lo maté. Estoy sentada junto a él. Busco algo con que limpiar ahi mucha sangre. Y ahora debo pensar que hacer con el y comenzar a vivir una verdadera vida como yo la quiera.



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En el texto hay: femicidio, historia ficticia, miedo.

Editado: 24.10.2020

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