No Soy Ella [primera parte]

Capítulo 6

ZACK

La chica claramente me tenía miedo, bien.

Eso haría que hiciera lo que yo le ordenará con más facilidad. Incluso alguien más amable sentiría remordimiento por intimidarla. Pero esa no era mi situación. Gozaba con el poder que ejercía en los demás. Sin embargo, no me gustaba tener que pelear por una presa. Ese no era mi estilo.

Sabiendo que la chica apreciaba al bastardo que se interponía entre nosotros, dije con una clara diversión oscura:

—Es mejor que vengas conmigo o tu amigo saldrá lastimado.

Ella pareció todavía más temerosa, y cuando estaba por rendirse, su amigo habló:

—No le hagas caso, Eilana, soy mucho más grande que ellos. No dejaré que te hagan daño.

Eso me hizo sonreír.

—Que valeroso, me preguntó, ¿seguirás siéndolo con una navaja en tu estomago?

Asintiendo al que sabía que era capaz de todo, observé con diversión como Eilana parecía más asustada. Sabía que no dejaría que le hagan daño a su amigo, así que cuando gritó que nos detuviéramos, una sonrisa de triunfo se asomó por mi cara.

—Entonces, ven.

Su mirada bajo a mi mano extendida, y quise decirle que no se preocupará, pero no quería mentir. Ella debía de preocuparse. Y mucho.

—Diles a tus amigos que se vayan. No quiero que lastimen a Mateo.

La mire a los ojos.

—Cómo puedo confiar en tu palabra cuando has huido de mí.

—No lo sabes, pero sabes que no podemos contra ti. Estamos en desventaja.

Su amigo parecía querer sacudirla para que se callará, y lo admitiré, eso me divirtió mucho. La chica tenía agallas. Estúpida y todo, pero con agallas.

—Bien, dejaré que no toquen a tu amigo.

Y con eso, los chicos que siempre estaban rodeándome, se fueron.

—Gracias.

Alce una ceja.

—Ahora es tu turno.

La mirada asustadiza volvió a sus ojos, pero hizo lo que le pedí. Ella con inseguridad tomó mi mano, y mi sonrisa volvió a mi rostro. Por eso no me extraño que su amigo dijera todo asustado:

—Eilana, no lo hagas.

—Si no aparezco mañana, dile quien me llevó en contra de mi voluntad.

No pude evitarlo, me reír. Me pregunto, ¿Qué pensaba la chica que le haría? ¿matarla? Oh no, tenía planes mejores que esos para ella. Además, no era asesinó. Aun.

Al tenerla detrás de mí, le pasé un casco. Ese que siempre usaban las chicas que deseaban subir a mi moto por un rato de diversión. Al ver como sus manos temblaban cuando lo tuvo en sus manos, puse los ojos en blanco. Sabía que de alguna manera, ella tenía razones para tenerme miedo. Pero estaba empezando a verse ridículo. Ni siquiera le había hecho nada.

—Agárrate.

—No, gracias.

—No te estoy pidiendo que lo hagas, te dije que lo hicieras.

Sentí como prácticamente me estaba diciendo insultos con su mirada, pero hizo lo que le pedí. Al ver la mirada de impotencia de su amigo, le dije con burla:

—Adiós.

Ni siquiera le di oportunidad de objetar algo, solo aceleré. Al observar la reja que dividía el colegio con la calle, me di cuenta del otro imbécil que parecía proteger a esta chica. Su mirada furiosa me decía lo mucho que detestaba que estuviera llevándome a su chica. Eso solo hizo que terminará por acelerar todavía más. Alejándome de todos. Excepto de ella: Eilana.

De la chica que me mandaba cartas cursis.

 



#202 en Joven Adulto
#1308 en Otros
#384 en Humor

En el texto hay: badboy, amorjuvenilhumor, anavalencia

Editado: 14.07.2021

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.