No Soy Ella [primera parte]

Capítulo 10

Mi vida era increíble.

El sol era maravilloso. Incluso el viento fuerte que pronosticaba lluvias de igual modo, no hacían que quitará mi buen humor. Realmente era un día precioso. Aunque si era sincera conmigo misma, todo era gracias a la desaparición del anticristo en mi vida. No habría más encuentros al borde de la muerte.

Nada de nada.

Era una nueva Eilana.

Casi había muerto y resurgido como un fénix.

Las personas que dicen que sus vidas cambian cuando pasan por una experiencia de muerte, puedo asegurar que dicen la verdad. Siento como si el mundo fuera otro. Uno lleno de oportunidades. De vida.

—Eilana, te lo diré porque soy tu amigo, pero estas asustándome. Y no estoy bromeando.

Sonriente, mire a Mateo.

—¿Por qué?

—Tu sonrisa constante es perturbadora. —se acercó hasta estar cara a cara, y me preguntó preocupado—: Dime la verdad, ¿Zack te hizo algo cuando te llevó a quien sabe dónde?

Con una sonrisa, negué con la cabeza.

—No, no me hizo nada.

Sin embargo, Mateo parecía más preocupado por mi respuesta.

—No te creo, nena. Dime la verdad. Te juro que no te juzgaré.

Mi sonrisa titubeo por un instante. ¿Por qué se preocupaba tanto? Estaba bien, y viva. ¿Acaso no se alegraba de eso?

Tomando su rostro en mis manos, le dije con una sonrisa enorme:

—No me hizo nada, por eso estoy feliz. ¿No lo entiendes? Estoy viva, y lo mejor de todo: no tengo que volver a verlo. Nunca más.

Si, estudiábamos en el mismo lugar, pero no tenía que estar en la presencia del otro. Eso era un alivio enorme. Como había dicho, el mundo me parecía lleno de vida.

A mi despistado amigo, le tomó dos segundos comprender mi alegría, y al igual que la mía. Su sonrisa se volvió enorme. Incluso colocó sus grandes manos en mis mejillas para asegurarse que todo esto era real.

Realmente habíamos sobrevivido al encuentro maligno.

Podíamos decir que éramos muy afortunados.

De pronto, en un segundo la armoniosa atmosfera en que estaba, se oscureció. Quise pensar que era por el clima, pero lo sabía bien. Esa sensación de frío significaba que el mal se encontraba cerca, y cuando en sincronía, Mateo y yo volteamos nuestros rostros—Sin quitar nuestra posición actual—y observamos que el anticristo nos miraba con furia, ambos tragamos saliva.

Quitando nuestras sonrisas y alejándonos lentamente del otro, enfrentamos al intruso. Sin embargo, nos tomó desprevenidos cuando preguntó:

—¿Está ocupado este asiento?

Mateo y yo compartimos una mirada cuando vimos cómo se sentaba sin esperar nuestra respuesta. Fue en el momento que lo volví a ver, que me di cuenta que se encontraba molesto. O al menos eso me indicaba por la manera de ver a Mateo. Lo que sea que le haya hecho, era obvio que estaba enojado con él, y de pronto, esos ojos llenos de ira, me miraron a mí.

Lo que me hizo fruncir el ceño, ¿Por qué me miraba de esa manera?

—¿Arruine una cita romántica?

Lo miré sin comprender, y al ver a Mateo, me encogí de hombros sin saber que responder. Y Mateo parecía igual, ya que tampoco respondió a esa pregunta ridícula. ¿Por qué diría eso? No es como si el grandote y yo estuviéramos en una relación.

—¿Qué? ¿No dirán nada?

Sin querer pasar más tiempo con él, pregunte con valentía:

—¿Cómo qué?

Zack parecía enojarse todavía más. Ahora si estaba confundida. Quise ser cortes, y parecía que eso le molestaba. ¿Quién entiende a los chicos? Por la manera de verme del anticristo, era obvio que yo no tenía la menor idea de nada.

De pronto, se levantó de golpe, y así como había llegado, se había ido. Al voltear a verlo por su extraño comportamiento, observé que terminaba golpeando a un chico con su hombro.

Idiota. Era una suerte que ya se había ido.

—¿Qué fue eso?

Me encogí de hombros.

—No tengo idea, pero eso no importa—sonreí nuevamente—. Quiero preguntarte algo.

Empezando a comer su almuerzo, Mateo dijo:

—Claro. Pregunta.

—Mi mamá ha dicho que Kevin estaba siendo un poco perezoso, y me acordé que habías dicho que tenías pensado entrar a un equipo de lucha. ¿Aún lo vas a ser?

Claro, que esa idea se la había introducido yo. Sobre todo, después de ver como el puerco de mi hermano había decidido vengarse porque lo había acusado el otro día. Así que ahora tenía pensado hacerlo sufrir con dolor físico.

—Sí, de hecho, ayer fui para ver que necesitaba. Si quieres puedo pasarle la información a tu mamá.

Con una sonrisa siniestra en mi rostro, dije:

—Perfecto.

Mateo me miró mientras negaba con la cabeza.

—En verdad deja de hacer eso. Estas empezando a parecerte a Zack.

¡¿Cómo se atreve?!

Levantándome, grité:

—¡Retráctate ahora mismo!

La carcajada de Mateo se hizo presente, y mis ganas de cometer asesinato fueron más grande.

—Relájate, era broma.

Lo mire con los ojos entrecerrados.

—No me gusta ese tipo de bromas.

Levantándose, se acercó a mí con una sonrisa:

—¿Me perdonas?

Negué con la cabeza.

—¿Qué tengo que hacer para que me perdones?

¡Oh!

¡Eso era tentador!

—¿Lo que sea que yo quiera?

Y Mateo dio un paso atrás cuando observó mi sonrisa malévola.

—Siento que me voy arrepentir de esto, pero claro. Lo que sea que quieras.

Ahora sí, Mateo, prepárate.

MUAJAJAJA

 

 



#207 en Joven Adulto
#1324 en Otros
#391 en Humor

En el texto hay: badboy, amorjuvenilhumor, anavalencia

Editado: 14.07.2021

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.