No Soy Ella [primera parte]

Capítulo 14

ZACK

 

 

El viejo había sonreído.

Simplemente era algo insólito.

Ella ni siquiera tenía idea de lo que estaba logrando hacer. El viejo había sido uno de los hombres más peligrosos que él había conocido, Sin embargo, ahora se encontraba postrado en esa cama. Luchando. Se negaba a ganarle la batalla a su enfermedad.

Pero, sobre todo, se negaba a renunciar a su promesa.

El abuelo buscaba cumplir la última voluntad de la abuela. El cual era un sencillo. No dejar que sus hijos tengan sangre en sus manos como el abuelo. Sin embargo, había fallado con eso. Ahora buscaba limpiar su conciencia al no dejarme unir al negocio. Creía que podía tener un mejor futuro afuera. En el mundo limpio.

Él estaba equivocado. Quería ser parte de lo que era. Pero él no estaba de acuerpo.

Así que buscaba hacerme reconsiderar las cosas.

Mi objetivo era buscar a una insulsa para que se fuera en paz, y creyera que había cumplido con su labor. Pero no había contado que Eilana hubiera causado una buena impresión. Y ahora jodidamente le sonreía.

Quise creer que estaba enloqueciendo, pero no podía culpar al viejo de eso. Su mente estaba bien. Tan fuerte como siempre había estado. Así que no podía decir que estaba en un momento febril. Él estaba consciente de sus acciones.

Y era molesto.

¿Cómo podía creer que esa chica podía cambiarme? O incluso pensar que por ella podía dejar el negocio. En serio, era una idea descabellada. Sin embargo, él parecía reacio a pensar eso. Así que le estaba dejando que pensará lo que quisiera. 

De que esa chica era la indicada para mí.

La conversación entre ambos fue corta y silenciosa al mismo tiempo. Ella hizo lo que le había "pedido". Aún cuando esos no era sus planes iniciales.

Realmente, deseaba asustarla un poco.

Después de qué se había acostado con la chica de piernas largas, había sentido deseos de golpear algo. Estaba seguro que había sido culpa de Eilana.

Ella había hecho que hiciera algo que no tenía pensado hacer. Era algo ridículo de decir, pero eso no evitaba que fuera cierto.

Así que había decidido ir a su casa. ¿La razón? No había tenido una excusa, pero mi tío me la había dado sin darse cuenta. El viejo deseaba verla de nuevo.

Así que ahora, aquí estábamos. Viendo como ella hablaba con él. Como si fuera cualquier persona. Sin darse por enterada que el hombre que estaba en la cama en su tiempo fue sanguinario.

Y al verlos hablar, comprendí un poco lo que veía en ella. Era una chica...peculiar. Sí se le podía decir eso. No, era una chica rara. Extraña. Ni siquiera podía decir que fuera muy atractiva. Sin embargo, eso no parecía importarle a ella. Parecía querer pasar bajo el radar. Ni siquiera buscaba atención.

Podía decirlo al haberla visto, vigilado, en unos cuantos días.

Creí qué al decirle que no deseaba tener nada con ella, se iba a poner a llorar. O buscar algún pretexto estúpido para buscarme. Pero no había sido así. De hecho, ella había actuado como si ni siquiera estuviera en su radar. Como si no sintiera nada por él.

Era extraño. Pero, ella era extraña, así que, eso lo hacía todavía más raro.

Si, esa era la palabra correcta. Todo el asunto de ella y sus cartas era raro. No parecía ser de las chicas que escribieran esas palabras cursis. O tal vez, él no sabía nada sobre eso. No es como si estuviera escribiendo cursilerías para alguna chica.

Sin embargo, la indiferencia de esa chica lo molestaba.

Era...frustrante.

Los pensamientos lúgubres se detuvieron cuando la voz rasposa del viejo se hizo más alta:

—Deja de fruncir el ceño, ven acá con tu novia.

La palabra novia hizo que ella lo mirará con una mueca. La ira se presentó. ¿Cuál era su problema? ¿Acaso no debería de ser feliz por eso? ¿No se suponía que estaba enamorada de mí o es acaso que ese imbécil ya le gustaba? Chica tonta.

Mirándola con frialdad, se acercó hasta donde estaba ella. Casi pude sentir su temblor por mi cercanía. Me indigne. ¿Por qué actuaba así? No es como si la fuera atacar enfrente del viejo.

Con dureza en mi voz, dije:

—Espero que ya estés tranquilo.

El viejo sonrió con malicia. Al parecer aún tenía ganas de sus jueguecitos.

—Si, ahora estoy tranquilo. —se detuvo mientras respiraba con fuerza —. Ella es especial. Cuidala mucho.

Ambos nos miramos. Ella con temor, y yo con ira. Está loca definitivamente. Ni siquiera entendía porqué decía eso. El viejo ya estaba empezando a perder la razón. No veía cómo nosotros dos podíamos congeniar. Éramos distintos.  Por completo. Jamás andaría con una lunática. Ni en mil años.

Ella pareció pensar lo mismo porque alzó su frente cómo muestra de desafío.

Apreté la mandíbula.

Loca, casi le dije con mi mirada.

Una risa seca, acompañada con tos, hizo que nos dejáramos de ver. Sin embargo, el viejo no parecía preocupado por su salud, más bien, estaba feliz.

Si, estaba perdiendo la razón.

—Si, ella es la adecuada para ti.

Lo dudo, viejo. Lo dudo.

 



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En el texto hay: badboy, amorjuvenilhumor, anavalencia

Editado: 14.07.2021

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