Mateo no dejaba de llamar, y estaba por volverme homicida por eso.
Sin embargo, mientras estaba acostada en mi cama, no dejaba de recordar las palabras que le había dicho a Zack. ¿Había sido demasiado cruel? ¿Hubiéramos podido funcionar?
¿Esto que sentía por él, era amor?
Tantas preguntas, y ninguna respuesta.
Estaba deprimida. O al menos eso me había dicho mi mamá. No creía eso. Estaba cansada, eso era todo. Aunque ese dolor en el pecho me indicará otra cosa más. La graduación estaba por llegar, y aunque no tenía pareja, no me sentía desanimada al respecto.
Simplemente me sentía desconectada.
Cuando solté otro suspiro, escuché a mi hermano gritar:
—¡Eilana, te buscan!
Mateo, ¿Por qué no puedes aceptar una indirecta? No quiero hablar.
Sin embargo, él había ido a su casa, lo mínimo que podía hacer era decir con delicadeza, tal vez no, que se fuera para que ella pudiera seguir haciendo nada.
Con desanimo fue hasta la puerta, donde mi hermano la mantenía abierta, y miré a…
—Zack.
Mi hermano haciendo muecas de fastidio, se alejó y nos dejó solos.
Por alguna extraña razón, me sentía nerviosa y asustada. ¿Qué estaba haciendo aquí?
—¿Puedo hablar contigo?
Mirando a ambos lados, asentí.
—Claro.
Dio un paso hacia mí, y con eso: adiós sustos. Ahora me encontraba completamente nerviosa.
—Mira, ese día en el hospital dejaste unos puntos muy claros, y los acepto.
No entendía que intentaba decirme, así que pregunté:
—¿Qué? ¿Sobre qué puntos hablas?
No recordaba haberle dicho algo sobre puntos.
—Ese día dijiste que no deseabas vivir con miedo, bueno, en ese aspecto te equivocas. No puedes estar totalmente tranquila, pero me aseguraré de que tu vida sea de ese modo. No pienso que nada te dañe, ni dejar que te dañes. Que eso ya es decir mucho…—fruncí el ceño cuando escuché eso último, y con una sonrisa siguió diciendo:
—Es evidente que no entiendes lo que intento decirte, y te lo dejaré más claro para que no busques alguna excusa, y salgas huyendo después.
De pronto se puso serio, y se acercó demasiado a mí.
Con su voz cargada de emociones crudas, explicó cerca de mi oído lo que intentaba decirme:
—He decidido alejarme del negocio de mi familia, ni siquiera pienso involucrarme con ellos para que estemos seguro que su influencia nos perjudique. —al sentir el toque de su mano en mi cintura, mi respiración se detuvo, y casi me da un infarto por las palabras que decía—. Iré a la universidad. Lucharé tener un futuro como pediste, y tendré un trabajo legal.
Con voz temblorosa, pregunté:
—¿P-por qué h-harías eso?
Sentí como su dedo guío mi mejilla para que lo viera, y esos increíbles ojos, me saludaron de nuevo:
—Porque quiero que seas mi novia, Eilana. ¿Por qué otra razón habría? He sido catalogado por el chico malo, y, sin embargo, veme ahora, estoy dejando eso, por ti. —miró mis labios, y se acercó hasta tenerlo casi rozando mis labios—: Solo por ti, chica escurridiza.
—Zack.
—No huyas más. Ven a mí.
Por primera vez, hice lo que me pidió. Fui a él.
Quitando los centímetros de distancia, lo besé.
Y por primera vez en mi vida, me arriesgué.
FIN
No, no es cierto, esto no es el fin, esto es el inicio.