No Soy Él[segunda Parte]

Capítulo 3

La chica me tenía miedo.

Podía verlo en sus ojos. O en la forma nerviosa en que se movía. Desde que le había traído el almuerzo a Eilana, ella no dejaba de mirarme. Como si en cualquier momento fuera a sacar un arma o hacer algo para que la hiciera correr. Ni siquiera se me pasó desapercibido la forma en que miraba a la chica que no dejaba de comer molesta, y claramente se veía incrédula.

De nuevo, quise advertir sobre que dejará de hacer eso. Pero esta chica, era amiga de Eilana, y realmente no tenía idea de cómo proceder. Era frustrante, y claramente se mostraba en su rostro.

Lo supe enseguida al observar al sentir el leve golpe en mi brazo, y al bajar la vista, observé la mirada molesta de Eilana. Ella claramente se encontraba disgustada.

—Deja de hacer eso. Estas asustándola.

Ah, ¿así que ya se había dado cuenta?

Sin modificar mi expresión, le comenté:

—No estoy haciendo nada.

Y realmente era cierto. Ni siquiera estaba mirándola. Solo estaba a un lado de Eilana mientras la observaba almorzar. Sin embargo, eso parecía terrorífico ya que su amiga no dejaba de mirarme.

O quizás le gustase. Hice una mueca al pensar en eso. Era mejor que no fuera así. Había sido suficiente tolerante con la otra chica. Estaba dispuesto a controlarme, pero si había tanta insistencia, era evidente que ese control se iba a perder con el tiempo.

Suponía que iba a tener que buscar una manera de que eso no sucediera. Esa era mi vida pasada, ahora era otra. Golpear o intimidar era algo que no debía de estar haciendo.

Pero, si esa chica seguía mirándome de ese modo, iba a tener que golpear algo.

Era molesto.

Con la mirada de Eilana en mí, la escuché decir:

—Si, si, lo haces. Estas mirando feo. Eso es muy malo de tu parte, Zack.

Estaba seguro que era una reprimenda, pero viendo que la chica era más pequeña que yo, y no lucía intimidante. Esas cosas tendían a lucir graciosas. Sobre todo, por la expresión horrorizada de la chica de enfrente. ¿En serio creía que iba hacerle daño a Eilana por decir eso?

Sonriendo levemente, besé la frente de mi novia.

—Siempre exagerando. No es una mirada fea, es simplemente mi forma de ver.

—Bueno, es terrorífica. Lo que es todavía peor si es natural. Ni siquiera quiero pensar en si lo hicieras apropósito. Dime algo, ¿los bebes lloran cuando te ven? Estoy casi segura que algún portal interdimencional se abre cada vez que miras de esa forma. ¿Me hace anormal ver eso natural? —ella negó con la cabeza mientras continuaba comiendo, y aun con la atenta mirada de su amiga. Era hilarante. Realmente creía lo que estaba diciendo Eilana de mí. —. ¿O es que has hecho algún truco vudú sobre mí? Necesito saberlo, no quiero tener que hacer un sacrificio por el bien de la humanidad. Soy demasiado egoísta para eso.

Toda la situación era surrealista, así que me eche a reír.

—Es mejor que no digas más, estas empezando asustar a tu amiga. Ella realmente está creyendo lo que dices.

Y la chica, Sam, parecía aliviarse un poco al ver que no le hacía daño a su reciente amiga.

—Puedo preguntar, ¿Cómo es que se conocieron? No parecen ser…—se detuvo un momento mientras buscaba la palabra correcta a decir—. Similares.

Mirando sus ojos, contesté:

—No lo somos. Pero, eso no quiere decir que no debamos estar juntos.

Ella pareció entender mi mensaje oculto, porque rápidamente se explicó:

—No, no, no digo que no deban de estar juntos. Me refiero a que Eilana es una chica dulce y hermosa. Es evidente de porque la quieres…—abrió los ojos de golpe en completo pánico—. Digo, te gusta. Así que eso. Solo quiero saber cómo es que llegaron a estar…juntos.

Alce una ceja.

Ella claramente se veía que estaba por hiperventilar. ¿Realmente me veía tan intimidante para tener que corregirse al suponer que yo no quería a Eilana, y ella solo me gustaba?

Estaba por decir algo al respecto, pero Eilana habló primero:

—Realmente fue un malentendido—Sam, parecía aliviada de que Eilana hubiera hablado primero—. Otra chica le mando cartas, y pensó que era yo.

—No pensé, me dijeron que fuiste tú.

—Si, si, como sea, el resultado fue el mismo. Creía que había sido yo, y estaba enojado por eso. Ni siquiera sé que decía esa carta para hacerte enfurecer. ¿Era tan malo?

Ella me miró esperando una respuesta, y aunque no deseaba decir nada sobre nosotros con alguien más, me di cuenta de que en verdad esperaba una respuesta.

—Realmente no era mala, el problema era que llegó en un día que estaba de malas.

Terminando de comer, Eilana me puso su completa atención, y curiosa se acercó todavía más a mí.

—¿Por qué? ¿Qué había pasado ese día?

Acercándome a su rostro, le contesté mirando sus labios:

—Me había llegado una notificación de mi abuelo. Ya sabes de qué.

Asintió entendiendo todo.

—Ahora entiendo, pero, ¿alguna vez me dejarás leerla? Quiero saber que tanto había en esas cartas para no dejarme de seguir.

Sonreí.

—No eran las cartas, Eilana. Eran por ti. Eras una contracción andante en esa época. Era frustrante tener que adivinarte. Por un lado, las cartas decían tu amor por mí, y en persona, creyendo que eras tú, me confundías. Eras un misterio que me eras difícil de comprender. No me gustaba, y bueno, todo se juntó con la situación del viejo.

—Entonces, ¿no era por las cartas, eran por mí?

Subiendo mi mano a su mejilla cuando escuché la inseguridad en su voz, le contesté con sinceridad:

—Estaba decepcionado cuando supe quién era la dueña de las cartas, y al instante de saber la verdad, las quemé todas. No quería saber de ellas porque no eran tuyas.

Una sonrisa, realmente tierna se mostró en su rostro, y preguntó:

—¿En serio?

—Si, realmente en serio.

De pronto, ella me abrazó. Con una sonrisa, rodeé su cuerpo. Era tierna cuando deseaba serlo.

—Me alegra oírlo, realmente no soy tan cursi como Deysi. Ni siquiera entiendo como las hacía. Era algo contradictorio. Era mala, pero escribía esas cartas. Creo que te amaba. No puedo buscar otra explicación.




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