EILANA
—No sean así, chicos, ¿Cuáles son las versiones de Visual Basic? —el profesor sonrió incomodo al escuchar el silencio del aula. Para suerte de él, una compañera de más abajo dijo la respuesta sin problemas y su alivio fue instantáneo que le llevó a darnos una catedra de media hora.
Intentando no cerrar los ojos del cansancio, le escribí a Zack por WhatsApp Web:
"¿Sabes? Estudiar diseño gráfico no es tan divertido como pensé"
Unos segundos después, observé la respuesta de mi novio en la pantalla de mi laptop:
"¿Ya no deseas darle tu toque al mundo con tus mensajes raros?"
La última palabra me hizo sacar una risita, y eso mismo hizo que mi profesor de Introducción al lenguaje visual me reprendiera.
—Señorita García, ¿desea poner atención a mi clase o desea retirarse?
Carraspeé para verlo asustada.
—No, no, profesor. Estoy poniendo atención.
La mirada del maestro era incrédula, pero no continuó mirándome y siguió en la clase. Al bajar la vista al ordenador, observé que había otra respuesta de Zack que no había visto.
"Aun puedes cambiar, ¿quieres hacerlo?"
Una oleada de amor surgió sobre todo mi cuerpo al ver la respuesta de mi novio y le escribí rápidamente:
"No, pero dejaré de escribir antes de que me vuelvan a reprender"
Sabía que podía seguir está conversación si Zack continuaba mandándome mensajes, así que para evitar la tentación de ver hacía la pantalla sobre su respuesta, decidí cerrar la sesión.
Al subir la vista nuevamente para confirmar que no había sido pillada nuevamente, observé un rostro conocido. Y por sorprendente que pareciera, estaba observando fijamente. Sin embargo, al verse descubierto, me sonrió.
Fruncí el ceño en respuesta a su sonrisa. Lo que solo hizo que la extendiera todavía más. No me gusto tener su atención en mí, o lo que era lo mismo, que se burlará de mí.
Con una última mirada de enojo en su dirección, volteé a ver el maestro y sus constantes tipos de Visual Basic. A pesar de mi clara muestra de molestia hacía la mirada de ese chico, él continuó observándome.
Toda la clase.
Para cuando estaba por terminar la hora, me sentía muy molesta. Pues no era bonito sentirse observada todo el tiempo. Por no decir acosada. Me hacía sentir incomoda. No obstante, casi pegué un grito de júbilo cuando escuché el timbre y la finalización de esa constante observación.
No lo hice, por supuesto.
Pues mi profesor creía que mi celebración era por otro motivo. Como lo feliz que me sentía de haber que haya terminado su clase. Cosa que no era cierto. Si tenía una sonrisa en mi rostro, no era por sentirme liberada de un tema que me dormitaba. Era por otra razón muy distinta.
De pronto, al recordar al chico que no había dejado de observarme, miré hacia donde estaba él. Sin embargo, no estaba. Se había ido. Con alivio continué recogiendo mis cosas y me levanté para irme.
Pero, cuando me di medía vuelta para empezar a bajar las escaleras, choqué con un cuerpo musculoso y las manos de su dueño, fueron a mi cintura.
—Cuidado—su voz en mi oído del desconocido, me hizo alejarme de golpe. Al estar completamente enderezada, miré a la persona que había chocado conmigo. Y me asusté al ver al chico que no me había dejado de mirar. Con una sonrisa, me habló con suavidad—: ¿Te acuerdas de mí?
Desvié la vista y observé que muchos ya se habían ido. Solo había pocos los que aún estaban en el aula, pero sabía que pronto iban a irse. Puesto que era la última clase, era muy seguro que todos estaban deseosos de irse de una buena vez.
No obstante, el chico de enfrente no pensaba lo mismo.
Su clara muestra de retenerme en el lugar, me hizo dar un paso atrás asustada.
—Ey, ¿Por qué te alejas? —conforme más se acercaba, más daba pasos atrás. Hasta que sentí el choque de los asientos y terminé por estar acorralada.
—No te acerques.
Algo paso por su rostro un segundo, para después sonreír amablemente:
—No te asustes, no pienso hacerte daño. Es solo que me alegra ver una cara conocida, ¿sabes? Acabo de transferirme y bueno, todo es desconocido. Me hizo sentir un poco solo, eso es todo.
—Entiendo, pero, ¿podrías dejarme pasar? —señale por donde estaba la escalera—. Mi novio está por venir a buscarme.
El recordatorio de mi novio, hizo que sonriera incomodo mientras tomaba su cabello entre sus manos y se moviera inquieto en el lugar. Como si le picará algo. Muy seguro en una parte oscura que no daba el sol.
—¿Aún tienes novio?
No entendía la pregunta, pues solo habían pasado días del cumpleaños de Zack. ¿Quién podría romper tan rápido con su novio en días? Sin embargo, no le dije eso. No lo conocía lo suficiente para ser yo misma con él.
Después de lo sucedido con Deysi, solía ser más precavidas con las personas desconocidas. Sobre todo, cuando recordaba las palabras de Franco de no confiar en personas que no conocía. Tendían hacer daño.
—Sí, aún tengo novio—contesté cuando observé que esperaba una respuesta.
Hizo un movimiento con su mandíbula que pasó demasiado rápido para ser visto, y si no hubiera estado atenta a cualquier cambio de este chico, no lo hubiera podido ver. Pero lo había visto, y aunque era algo difícil para mí saber sobre los asuntos de las personas, pude identificar la emoción que se negaba a revelar: enojo.
—Bueno, supongo que me voy. Solo deseaba saludarte—dio un paso atrás, y se despidió con una sonrisa mientras lo hacía con la mano también—. Nos vemos por ahí, Eilana.
Cuando me di cuenta de que no pensaba regresar, respiré aliviada.
De pronto, me di cuenta de lo tonta que había sido, y susurré mientras observaba la retirada del chico que había intentado ser amable conmigo.
—Lo lamento, Michael.
Editado: 29.05.2024