No Soy Él[segunda Parte]

capítulo 16

EILANA

Al terminar mi clase de historia del diseño, decidí que era el momento correcto para pedir disculpas a Michael. Por alguna razón extraña, me sentía nerviosa. Después recordé la razón y decidí que debía de afrontar mis propios miedos. Michael no iba hacerme daño. Era un chico de mi facultad.

Así que, con esos ánimos de consuelo, llegué a su asiento.

—Hola—saludé.

Sus ojos parecían abiertos de par en par y rápidamente terminó de guardar sus cosas y se levantó de su asiento. Su altura me intimidó un poco, sin embargo, no era tan algo como Zack. Sin embargo, Zack no me haría daño y…

Cuando empecé a temblar, apreté mis manos con fuerza para tranquilizarme.

—Oh, hola.

Ambos parecíamos nerviosos por decir algo, pero me obligué a decir:

—Lo siento.

Frunció el ceño.

—¿Por qué? —parecía confundido por mi disculpa.

—Por la forma en que traté ese día. Fue muy…—me detuve sin saber que decirle exactamente. ¿Qué si se ponía mal por decirle que le tuve miedo? «Y si lloraba enfrente de mí? ¡Oh no, no podría soportarlo!» Aún tengo presente a la última persona que consolé.

Es mi novio, para ser más exactos.

—No, está bien—intervino Michael cuando me quedé callada enfrente de él—, Creo que fue mi error acercarme así.

Negué con la cabeza.

—No, realmente fue mi culpa.

Asintió y preguntó tentativamente:

—Entonces, ¿somos amigos?

Me mordí en el interior de mi mejilla sin saber que decirle.

—Emm…—«Manera forma de hacerlo sentir mejor»—, sí, sí, claro.

Su sonrisa, hizo que también sonriera.

«Uff, ¿así de fácil? Vaya, estaba mejorando en consolar personas. Ahora no resulté bígama»

—¿Vendrá a buscarte? —preguntó Michael cerca de mí y lo miré sin entender su pregunta. «¿Por qué tenía que estar pensando en cosas cuando hablaba con alguien?» Argh—, hablo de tu novio, Eilana.

Negué con la cabeza

—No, Zack tiene que terminar unos deberes y parece muy estresado por eso.

Asintió comprendiendo.

—¿Y en que facultad está?

—Está estudiando derecho—una risotada salió de mi boca cuando dije lo demás—: Quiere ayudar a los demás.

—¿Qué es gracioso? —preguntó confundido—, creo que es genial.

Moví mis manos y mi cabeza con negativa para que no me malinterpretará. «Él no entiende mis chistes privados, debo dejar de hacerlos»

—No es nada de eso—sonreí incomoda—, soy simplemente yo.

Se rio mientras se colocaba la mochila en su hombro.

—Ah está bien—me miro esperanzado—, Iré a comer, ¿quieres ir conmigo?

Justo en ese preciso momento, mi estómago rugió y con una mueca avergonzada, asentí.

—Sí, claro que sí.

En el trayecto a la cafetería, Michael me contó varias cosas de su vida. Decía que tenía una familia con una empresa nacional y que todos esperaban que estudiará negocios, pero él terminó por elegir diseño. Lo cual a su familia parecía no gustarle. «Tontos»

También dijo sobre estar sintiendo cosas por esa amiga que había estado buscando en la fiesta del cumpleaños de Zack. Decía que, por un instante, había creído que yo sería la chica que podía romper el hechizo que Miriam tenía sobre él.

«Soy todo un encanto, sí que si»

Mi guardia bajó y mi simpatía por él creció.

También me hizo sentir acompañada. En estos últimos días, a excepción de la compañía de Zack, me había sentido sola. Ni Mateo, ni Sam habían estado conmigo. El primero porque, aunque me había confesado sobre estar enamorado de mí, la verdad es que también me confesó de estar sintiendo cosas por Sam, la cual parecía muy entretenida con su novio.

«Y después decían que yo era la despistada. Tontos»

Mi amiga, Samanta, había dejado de serlo. Cada vez que intentaba hablar con ella, Sam se alejaba en otra dirección y cuando nos encontrábamos en nuestro dormitorio, simplemente se colocaba unos auriculares y hacía como si no escuchará mis palabras.

Me dolió.

Le había intentado decir que Mateo se estaba enamorando de ella, pero creía que eran solo mentiras y simplemente se alejó de mí. Al igual que lo hizo Mateo, pues no deseaba sentirse incomodo conmigo por la reciente confesión.

Estaba sin amigos.

«Malagradecidos»

Lo que me hacía tener que considerar tener otro amigo y sabía que podía llevarme muy bien con Michael. Así que escuché atentamente a todo lo que decía.

—¿Cuándo podré conocerla? —le pregunté al oír que volvía a mencionar a Miriam—, suena especial cuando hablas de ella.

—Cuando dejé a su novio—espeto Michael enojado—, pues parece que no puede vivir sin él.

Fruncí el ceño.

—También tengo novio—miré la mesa y después a Michael—, y estoy aquí.

—No estás haciendo que me sienta mejor, Eil.

—¿Eil? —pregunté confundida—, ¿Por qué me llamas así?

—Tienes un nombre difícil de colocarle un diminutivo, así que “Eil”.

No pude evitarlo, sonaba tan raro que era gracioso.

—Eres extraño—me reí.

Pellizco mi mejilla y soltó en broma:

—Los extraños deben de estar juntos—Esa forma de decirlo y la forma en que me miró, me hizo sentir extraña. Sentía que estaba haciendo algo malo, y no me gustó la sensación. Mi sonrisa se fue y me quedé mirándolo con los ojos completamente abiertos. «Tengo que irme»—. ¿Eil?

Me levanté apresurada, y contesté rápidamente:

—Tengo que irme.

—¿Qué? —soltó con tono de sorpresa, y volvió a decir—. ¿Por qué?

Alejándome empecé a correr.

—¡Eil! —escuché detrás de mí, pero yo continué corriendo. Busque la razón del porque me sentía así, pero no la hallaba y me sentía al borde del ataque del pánico. «Tengo que ver a Zack» Cambié de dirección y empecé a correr a donde estaba el dormitorio de mi novio.




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