No Soy Él[segunda Parte]

Capítulo 23


EILANA

Su olor me tranquiliza.

Me hizo sentir a salvo.

No sé cuánto tiempo estuvimos abrazados, podría haber tardado horas así, y no me importaba. Había tenido tanto miedo. Pero los brazos de Zack me hacía sentir bien de nuevo. Como si todo lo malo se hubiera ido. Como si nada más nosotros existiéramos.

Alguien se acercó y mi cuerpo se puso rígido. El abrazo de Zack se apretó.

—Eilana—pronuncia una voz en la oscuridad, sonaba a Mateo, no estoy segura, pero se escucha mal su voz. Como fría y preocupada al mismo tiempo—, aléjate de Zack, Eilana. Es peligroso.

¿Peligroso? No, eso no era cierto, él era bueno. Zack era mi protector. No sabía que le pasaba a Mateo para decir esa mentira, pero me enoje con él. Sin embargo, aun con la molestia que sentía por Mateo, sabía que debía decirle sobre la situación de Sam.

De pronto, la recordé. ¡Qué mala amiga era!

—¡Sam! —intenté alejarme, pero Zack no movió sus brazos de mi cuerpo, continuó en la misma posición—, ¡Hay que ir a buscarla! ¡Esos locos la lastimaron!

Sin embargo, una voz gruesa respondió a mis gritos de miedo y preocupación.

—Todo está controlado. Ella se encuentra recibiendo atención—declaró el tío de Zack.

Eso me alivio muchísimo, y por el mismo, me sentí caer en el cuerpo de mi cuerpo.

—Eilana…—volvió a llamarme Mateo, pero yo no quiero escucharlo ahora.

Quiero estar con Zack, además, él necesita ir con Sam. Ella necesitaba su presencia. Necesitaba el consuelo que Zack me estaba dando.

—Vete, Mateo—dije con los ojos cerrados mientras mi rostro está escondido en el pecho de Zack—, Sam te necesita.

Creí que se iría, pero al contrario de eso, escuché que unos pasos se acercaban y otros que se alejaban. No me importaba. Podían irse todos y no me causaría ningún miedo. Estaba con Zack.

—Apártate de ella, Zack—demandó Mateo muy cerca.

Abrí los ojos y observé a Mateo parado a un lado de nosotros. Levanté la vista y por la poca luz, no parecía verse bien su expresión. Pero recordando su tono de voz, supe que algo andaba mal. Incluso Zack estaba raro.

Mi novio se puso rígido por la demanda de mi mejor amigo.

Su cuerpo parecía una pared dura. Lo supe en ese momento, algo estaba mal. No entendía qué, pero algo sucedía con mi novio. Alcé mi rostro, pero por la oscuridad casi no podía ver su expresión. A pesar de eso, nuestra cercanía, me daba la oportunidad de observar que tenía los ojos cerrados.

—¿Zack? —lo llamé.

No me contestó. En vez de eso, su mano subió a mi cuello e inclinó su rostro para besarme. Estaba alzando mi rostro para besarlo, pero un brazo me retiró de golpe de los brazos de Zack.

Grité de sorpresa.

—Suéltala—ordenó Zack. Volteé mi rostro en su dirección cuando escuché su voz oscura y fría. Hubiera deseado poder verlo. No entendía que le pasaba, pero sabía que algo estaba tan mal. «¿Qué tienes, Zack?», pensé mientras intentaba zafarme del agarré de Mateo. Pero mi amigo parecía terco en estar reteniéndome.

—¡No! —salté del susto cuando escuché a mi amigo y mis ojos dejaron de ver a Zack, para ver a Mateo. Él se escuchaba fuera de sí mismo—, ¡no dejaré que le hagas daño! ¡Me importa una mierda lo que me hagas, no dejaré que tus sucias manos toquen a Eilana!

«¿Qué? ¿De qué estaba hablando, Mateo?», pensé confundida y al mismo tiempo con miedo. ¿Por qué estaba actuando así, Mateo? ¿Por qué le hablaba así a Zack?

Hice mi brazo hacía atrás para deshacerme de su agarré duro, pero Mateo más me llevaba a su cuerpo.

—Mateo, ¿Qué estás haciendo? —murmuré con miedo—, Me estás lastimando.

—Déjalo ir, Mateo—ordenó Zack.

Mateo me ignoró y continuó sujetándome con fuerza.

—¡No! ¡Ella está engañando por ti! ¡Pero no más! —gritó Mateo con furia—, ¡Ahora sé lo que eres capaz de hacer y no pienso dejar que mi amiga vaya contigo a ningún lado!

—Jamás le haría daño—respondió Zack dando un paso hacia nosotros—, ahora, suéltala. Estás lastimándola.

—¡No más de lo que lo harás, maldito sádico!

Jadeé por el insulto.

—¡No le hables así! —grité enojándome.

Mateo bajó su rostro y parecía verme.

—No tienes idea de lo que es capaz, Eilana—se golpeó el pecho con fuerza—, pero yo sí. ¡Lo vi! ¡Ese maldito casi mata a alguien! ¡Y no dejaré que te arrastré a su mierda!

—¡Suéltala! —gritó Zack de nuevo mientras se acercaba a nosotros.

Sin poder entender las palabras de Mateo, me quedé atrapada entre ambos cuerpos. Tanto el cuerpo de mi mejor amigo como el de mi novio estaban vibrando de enojo. Parecían a punto de pelearse.

Los miré sin saber que hacer o decir. Me encontraba tan asustada porque se hicieran daño. ¿Qué les pasaba?

—No te lo repetiré—espeto Zack—, aléjate de mi novia.

—Antes tendrás que matarme—devolvió Mateo enfurecido—, no dejaré que tus sucias manos toquen a Eilana. Estás podrido. No mereces tenerla. Nunca lo has merecido.

—Ella me quiere a mí.

—Solo porque no sabe el monstruo que eres—arremetió Mateo.

Zack se quedó callado.

Empezó alejarse y tomé su mano rápidamente.

—No—espete enojada—, no eres lo que él dice.

Mateo tomo mi hombro y me volteó para verlo. Giré mi rostro para observar a Zack y lo único que parecía retenerlo era mi mano. «No, no», pensé con miedo.

—Mírame, Eilana—demando Mateo en voz baja, pero yo no deseaba mirarlo. Mi atención estaba en Zack. El cual ahora se encontraba estático. ¿Qué estaba pasando por su mente? ¿Por qué no hablaba?

—Zack…—lo llamé con miedo de que se vaya y me dejé sola.

En la oscuridad, Mateo murmuró cerca de mi oído:

—Él no te conviene, Eilana, no tienes idea de lo que es capaz.

Mis ojos no dejaron de ver a Zack.

—Por favor, Mateo—pedí llorando—, no sigas diciendo nada de Zack.




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