No soy nada, Sin ti, Lily (harry Potter)

Capítulo 9. Confundida

Scorpius Malfoy

Ninguno de los que estuvieron presentes sabía con exactitud lo que les quería decir la profecía. Después de un tiempo, Lily y él decidieron irse con la profecía en manos de la pelirroja. Ambos llegaron al apartamento, sin emitir palabra. Hasta que ella decidió preguntar.

—¿Viaje de la existencia?

—Unión de un hombre y una mujer… —dije pensativo.

—¿Qué quiere decir? —preguntó Lily—. Aunque ahora que recuerdo, lo primero que dijo fue “Un único secreto, directo a la perdición”. ¿Me ocultas algo?

—No… —dije seguro, hasta que recordé que le había ocultado lo que revelaron los recuerdos—. Bueno, yo…

—Dilo, Scorp —lo dijo con tanta calma y confianza que no resistí más y terminé soltándolo.

La abrumaría, pero era necesario, son pareja y no se pueden ocultar nada. Le contó lo que vio en cada uno de ellos, pero lo más importante. Que era posible que se hicieran llamar Acendrados.

—Me alivia tanto que me lo dijeras. Yo también tengo que confesar algo —respondió Lily mordiéndose el labio inferior, estaba nerviosa. La tomé de la mano para darle seguridad—. Yo… no te había contado que le he propuesto a Tía Hermione ir a Estados Unidos. En busca de una cura. Perdóname, no te lo quería decir hasta que no fuera un hecho.

Sabía lo apasionada que era con su trabajo y era de las cosas que más amaba de Lily. Junto con su empatía con las personas. No tenía límite para ayudar y la apoyaba.

—No tienes que disculparte —le sonreí, puse el mechón de pelo rebelde tras su oreja—. Eres tan entregada; inteligente; brillante y bonita, tanto por fuera como por dentro. Te he contado ¿cómo me enamoré de ti? Creo que la pregunta no debió ser cómo sino cuando me di cuenta de que me enamoré de ti, porque desde el principio lo estuve. La pequeña y adorable pelirroja que se me presentó días antes de entrar al colegio. Fuiste la primera persona que me habló sin compromiso y no sabes cuánto te lo agradezco, suena duro pensar como un niño antes de llegar a Hogwarts no tuvo un amigo porque los demás temían de él —terminé bajando la cabeza, pues no eran recuerdos felices.

—Scor, mírame —levanté la cabeza para verla a los ojos, que transmitían amor incondicional, lo tomó por ambas mejillas—. Te amo, me escuchas. No cambiaría nada, todo pasa por algo y te defendería mil veces y más.

Sus primeros años en Hogwarts no fueron muy buenos, él era lo suficiente inocente para pensar que un niño no haría daño a otro. La realidad fue otra.

—Pero miren quién es. ¡Bu! —lo estaban intimidando chicos mayores que él— Cuidado, que es el hijo de Voldemort y su asquerosa madre.

—Que maduro McLaggen, tienes casi quince años y sigues comportándote como un niño —estaba muy enfadado por lo que decían de su madre.

—Mucho cuidado con lo que dices estúpido —dijo, empujándolo por el pecho. No era por mucho más alto que yo—. Eso es lo que quieres, ¿no? ¡Pelear!

—Estás muy seguro porque sabes que tus amigos los mastodontes te respaldan. O ¿me equivoco McLaggen? —lo empezaban a rodear en círculo.

—No tienes idea de en lo que te estas mintiendo sucia serpiente. La perrita de tu madre se revuelca con todos, lo sabemos. Tú padre es un imbécil cuernudo que permite que le sean infiel…

—Menos mal que yo soy la serpiente, León —estaba a nada de salirse de quicio.

— Pero, lo peor eres tú, asqueroso hijo de Voldemort. Por culpa de tu padre murieron muchos inocentes, pero nosotros buscaremos venganza. No mereces la vida, todos te ignoran por algo, eres un ingenuo si crees que una chica te querrá, porque desde mi punto de vista eres un asco.

—Oye, ¿por qué no te metes con uno de tu tamaño? Eres tan cobarde para atacar a alguien menor que tú. Y desde mi punto de vista a quien nunca querrán será a otro, porque estás podrido por dentro y fuera. Lo peor es que no sabes nada de sus padres y ya estás vociferando. Su madre es la persona más amable y buena que he conocido, pero ustedes no tienen idea porque no la conocen —la pequeña pelirrojita de once años lo defendía, era pequeña en estatura y edad, pero grande en inteligencia y astucia.

» Todos cometemos errores, lo importante es reconocerlos, y me parece que el padre de Scorpius lo ha hecho. No me parece que lo denigren de esa forma, a él tampoco lo conocen, porque no se han dado la oportunidad de hacerlo y sé que quien sea la chica que reciba su amor será afortunada, porque no hay alma más pura y cálida que él.

Lo terminó viendo a los ojos. Nunca en sus trece años había sido defendido como ella lo hizo. Le tenía mucho cariño, era la hermanita de su mejor amigo y estaba en problemas, porque a pesar de la corta edad sentía un fuerte sentimiento en el pecho.

—Ten cuidado, Potter —le dijo intimidado con la cabeza agachada.

—¡Ten cuidado tú McLaggen! —le gritó sonoramente para que la escuchara.

Todos los chicos que estaban de espectadores se distribuyeron hasta alejarse de la zona.

—Gracias Lily, no tenías que hacerlo. Ni decir nada de lo que dijiste.




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