No soy Soobin

Capítulo 20

Huening Kai caminó por los pasillos casi desiertos a primera hora de la mañana. Aún faltaba media hora para que las clases comenzaran y odiaba el hecho de haber despertado antes de que su alarma sonara, sin embargo, tenía un tema pendiente y quizás esa era su oportunidad para resolverlo. 

- Yeji, no pensé que llegarías tan tempra- - Las palabras del pelimorado se detuvieron cuando al alzar la mirada no fue su compañera a quien encontró. - Huening Kai.

- ¿Puedo pasar?

- ¿Ahora preguntas? Jamás lo hiciste antes. - El menor no pudo evitar mostrar una sonrisa ladeada.

- Verás, presidente, tenía el derecho de hacerlo. Después de todo, yo también solía ser delegado. - Cerró la puerta detrás de sí, apoyándose contra ella. Le divertía ver la confusión en el rostro del contrario.

- No eres un madrugador, ¿te has caído de la cama?

- Aparentemente. ¿Qué hay de ti, Soobin? El año pasado solías llegar temprano para organizar esta oficina, pero este año andas siempre a las justas.

- Eso es porque me quedo esperando a Beomgyu. Y como ahora está suspendido... - Murmuró, recordando a su flojo hermano que siempre lo tenía viviendo al límite por las mañanas, aunque extrañamente este no había dejado de despertar por sí mismo desde que comenzó el servicio. - Debes de estar aburrido, supongo que te has sentido solo sin Gyu por aquí.

- Impresionante, ¿no? Sabes que amo la soledad, pero Beomgyu se ha convertido en mi... - Hizo un gesto con la mano, intentando materializar sus pensamientos. - Bien, él es importante. - El pelimorado asintió vagamente, fijando la mirada en su cuaderno mientras se mordía la lengua, pues lo que menos quería era dejarse en evidencia. - Es por eso que quería agradecerte.

- ¿De qué hablas?

- Sobre el perro... gracias por hacer algo. - Soobin se mantuvo en silencio. - Sinceramente, ya teníamos una solución para ello, fue una sorpresa que te nos adelantaras y...

- Huening Kai. - Lo interrumpió, por fin mirándole, sus ojos oscuros y un tanto tristes. - Realmente no hice nada, ¿lo sabes? Yo... nunca hago nada. - Ahora fue el menor quien guardó silencio un instante. - Además, no creo que a Beomgyu le haya gustado mi intervención. Al final, sólo me he metido donde no me llamaban, ¿no? - Rió amargamente, bajando la mirada.

Kai Kamal Huening conocía dos tipos de risas de Soobin. La primera, esa prudente que resultaba ser un tanto forzada, más por cortesía; aquella que la mayoría solía escuchar. La segunda, esa risa un tanto histérica que resultaba siendo contagiosa; esa de la que Soobin parecía tener vergüenza y por tanto ocultaba a menudo. Y la risa que acababa de escuchar definitivamente era mucho peor que la primera. 

- No le gustó que intervinieras. - Admitió, Soobin sonrió con pena al escuchar la verdad de los labios del mejor amigo de su hermanito. - Porque, Soobin, creo que entenderás cuan doloroso es para él el hecho de que tu madre le saque en cara que te prefiere a ti. - Se acercó a él, un tanto irritado. - No obstante, ¿de verdad crees que Beomgyu es tan cerrado como para verlo únicamente desde ese lado? Desde que ese perro tocó tu hogar no ha dejado de enviarme fotos de él como un lunático.

- Eso no dice mucho...

- Está agradecido contigo, Soobin. Beomgyu puede sentirse menos, pero él conoce tus intenciones, sabe que no son malas. - Se paró frente al escritorio de él, quien lo miraba con inquietud.

- Me odia.

- Eres su hermano.

- Pero me odia. - El menor volvió sus manos puños, sin saber cómo hacerle entrar en razón. - No seas tan compasivo conmigo, Huening Kai, no merezco tu consuelo. Sobre todo, me molesta que intentes animarme cuando claramente no merezco empatía de tu parte. 

- Así que... ¿te estoy haciendo sentir peor? ¿Es eso? - Su sonrisa era irónica y el mayor se mantuvo en silencio, provocando que su enfado aumentara. - De acuerdo, ni siquiera sé por qué vine a perder mi tiempo aquí. - Se dio la vuelta, caminando hasta la puerta. Los ojos de Soobin escondieron su pesar mientras las palabras morían en su boca.

El muchacho rubio abandonó la sala, sin mirarle, tal y como desde hace un tiempo. Soobin cubrió sus ojos mientras el peso sobre sus hombros se volvía insoportable. 

- Gracias por intentar animarme. - Susurró, demasiado tarde.

Huening Kai, en tanto, no tardó en estrellar su puño contra un casillero, apoyando su cabeza contra este luego. Su respiración era errática debido al enojo acumulado en su interior y esperaba profundamente no perder la cabeza por culpa del mayor de los Choi.

- Tenías... sólo tenías que escucharme... - Cerró los ojos, agotado.

Y no te iba a pedir nada a cambio, Soobinie.

Jamás te pedí algo a cambio. 

Su teléfono sonó, llamando su atención. El disgusto se desvaneció por completo al ver los mensajes de su mejor amigo. 

El hyung ese

Hyuka

¿Podrías pasar a comprar un pastel luego de salir de clases?

Sin azúcar, tú sabes, ¡se lo regalaré a los abuelitos!

Oficialmente es mi último día aquí, quiero consentirlos

¡Te lo pagaré, en serio!

Hyuuuuuuuka

Huening Kai

Oh

Mierda

¿Acaso aún duermes?

¿Te estoy despertando?

¿Vas a matarme?

Nonononono, ¡no puedes hacerlo!

Porque, Hyuka, de todas formas tendrías que estar de pie para ir a clases

¡Porque ya es muy tarde!

¡Llegarás atrasado!

Y a diferencia de mí no estás suspendido, ¡dame un buen ejemplo! 

Hyuka 😝

Beomgyu

Eres mi cable a tierra

El hyung ese

Bien...

¿Okay?

¿Es decir que me comprarás el pastel?

Hyuka 😝




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