No soy Soobin

Capítulo 21

- Bien, chicos, para la próxima sesión espero que tengan ideas para el aniversario, ¿sí? Sé que faltan un par de meses aún, pero es importante comenzar a gestionar todo desde ahora, eso nos evitará los inconvenientes a último momento.

Todo el mundo respondió positivamente, comenzando a levantarse, mientras se despedían de Soobin y Yeji, quienes siempre se quedaban hasta el final. El peliazul fue el único que permaneció sentado mientras veía al pelimorado acercarse al mesón para recoger sus pertenencias. Como siempre, se conformaba con admirarle, sus ojos incapaces de apartarse de él. Soobin simplemente era perfecto en toda la extensión de la palabra, era imposible cansarse de verlo. Una sonrisa boba se deslizó en sus labios mientras veía cómo meticulosamente ordenaba sus materiales, guardándolos en su mochila. Una exclamación escapó de su boca en cuanto el pelimorado desbloqueó la pantalla de su móvil. 

- ¿Sucede algo? - Giró a verle, intrigado. El peliazul no había dejado de observar su fondo de pantalla y eso despertó su curiosidad. - Oh, ¿es esto? - Finalmente sonrió, extendiendo el teléfono hacia el peliazul para que pudiera apreciar mejor la fotografía de su nueva mascota. - Es lindo, ¿no? ¿Te gustan los perros, Yeonjun?

- Me gustan, me gustan mucho. Este cachorro... - Murmuró al final para sí mismo. ¿Ese no era uno de los cachorros que había visto en el arroyo hace un tiempo?

- Lo adoptamos hace poco. - Comentó felizmente el pelimorado. - Había sido abandonado junto a sus hermanitos en el arroyo que está cerca de aquí, ¿puedes creerlo? Hay personas realmente crueles.

- S-sí...

- Los otros ya han conseguido familia, así que este ha quedado a nuestro cuidado.

- ¿T-tú los has ayudado? - Las palabras apenas salieron de su boca, pues le costaba procesar todo el asunto.

- Bien, en realidad...

- ¡Soobin! ¿Podrías venir un momento? - Llamó Yeji, quien estaba apuntando unas cosas en la pizarra. - Tengo unas dudas respecto a esto. - Agregó, casi haciendo un puchero mientras su voz derrochaba dulzura.

El pelimorado asintió, girándose a ver al chico que aún se encontraba absorto en sus pensamientos.

- Tengo que ir donde Yeji. Hablamos otro día, ¿sí, Yeonjun? Que tengas una linda tarde. - Y aunque el peliazul sabía que Soobin sólo estaba siendo cortés y no le estaba prometiendo realmente una charla, no pudo evitar sonreír tontamente mientras asentía.

Tomó sus pertenencias y salió rápidamente de la sala de reuniones, caminando apresurado por los pasillos vacíos mientras la sonrisa no desaparecía de sus labios.

¿Será que...?

***

- ¡Jjanggu! - Beomgyu salió corriendo al patio tras haberse quitado el uniforme, alzando al cachorro en sus brazos. - ¡Hoy por fin fui al club! El profesor Choi me ha regañado una vez más por meterme en problemas, pero dijo que todos me habían extrañado. - Acarició su cabeza. - Realmente, considerando que Ryujin ha sido la única en saltar sobre mí apenas verme, diría que con todos se refiera a ella, no es como si me prestaran mucha atención ahí. - Rió suavemente, dejándolo en el suelo. - En fin, ¿quieres dar un paseo? Estoy seguro de que te vendría bien salir un rato.

Tomó la correa del perro, poniéndosela con cuidado. Tomando luego al cachorro en sus brazos para que sus patitas no tocaran el brillante piso, ingresó a la casa para dirigirse a la entrada principal. 

- Beomgyu. - Escuchó la voz de su madre antes de que pudiera salir. - ¿A dónde vas con el perro de tu hermano?

- Pensaba darle un paseo. - Giró a verla, ligeramente nervioso. - ¿No puedo?

- No, no puedes. - Su respuesta fue tajante mientras le daba la espalda, dirigiéndose al salón.

- ¿Por qué no?

- Eres muy descuidado, Beomgyu. ¿Qué pasa si lo pierdes o le sucede un accidente? Es la mascota de tu hermano, tienes que ser cuidadoso con él. No puedo dejarte salir con él así sin más.

- Pero...

- Sin peros. - Lo cortó antes de retirarse.

Sus grandes y oscuros ojos se posaron en el cachorro, quien a pesar de ser un animalito parecía comprender su pesar, pues lamió su mano con ternura en un intento de consuelo. Y Beomgyu, aún con ojos que transmitían tristeza, sonrió para él. 

- Lo siento, Jjanggu, supongo que será otro día. - Se disculpó.

Volvió a dejarlo en el patio, quitándole la correa. Se aseguró de que el cachorro tuviera comida y agua y, dándole una última caricia, abandonó el patio para irse a su cuarto; ya no tenía ánimos para nada. 

Recostado en su cama, observó las docenas de notificaciones que cierto desconocido había dejado para él. ¿Por qué ese molesto chico no se rendía de una vez?

Imbécil de 17 años

Niño de 16 años

Sigues hablando con Yeonjun

Y me sigues ignorando

Realmente me dueles, ¿lo sabes?

Lo peor es que estás viendo mis mensajes

NI SIQUIERA TE DIGNAS A BLOQUEARME

Oh

¿Tienes curiosidad? ¿Es eso?

Puedes hacerme tooooooodas las preguntas que desees

En cambio, claramente, deberás responder mis preguntas también

Vamos

Sé que quieres

Tengo un sexto sentido para estas cosas

Niño de 16 años

Imbécil.

Imbécil de 17 años

BRIBÓN, ¿SABES QUE TE PASO EN EDAD?

Niño de 16 años

Anciano imbécil.

Imbécil de 17 años

HEY

TE ME VAS CALMANDO

NIÑO

TE ESTOY HABLANDO

ESTOY A NADA DE SER YO QUIEN TE BLOQUEE POR INSOLENTE

A NADA

QUE SEPAS QUE EL HECHO DE QUE ME IGNORES SÓLO EMPEORA TU SITUACIÓN

Beomgyu entornó los ojos, silenciando su chat. Ese molesto chico no podía ser realmente amigo de Yeonjun, ¿cierto? De ser así, el peliazul debía de elegir mejor a sus amigos. 




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