No soy Soobin

Capítulo 22

Huening Kai ingresó a la cocina, dejando la bandeja sobre el mesón. Llevó los platos sucios hasta el lavavajillas, donde su padre le dio una mirada escéptica mientras le quitaba las cosas de la mano para lavarlas.

- ¿Cómo está?

Huening Kai no respondió al instante. Muy por el contrario, tomó asiento y meditó un momento antes de finalmente responder un: - Mejor, creo que mejor. - Su padre asintió, terminando de lavar. El menor se removió incómodo en su silla y llevó sus manos a su cabello, tirando de él, sintiéndose sobrepasado por la situación. - Y-yo... - Su voz tembló, Jinki cortó el agua y secó sus manos, girando a verle con preocupación. - No sé cómo ayudarle. - Confesó, aterrado. 

Lo observó en silencio, estudiándolo. Su hijo menor siempre había sido un chico fuerte, independiente, demasiado maduro para su edad. Considerado un genio desde niño, había temido que creciera como alguien incapaz de adaptarse al resto por no lograr llevar su ritmo. No obstante, ahí estaba el menor ahora, luciendo como un joven confundido, lastimado, todo porque alguien importante para él tenía el corazón roto. 

No lo había dicho jamás en voz alta, pero agradecía infinitamente a ese par de hermanos que habían sacado a su joven hijo de aquella burbuja, enseñándole el mundo real. Porque sí, quizás la realidad no era siempre hermosa, pero Kai Kamal Huening tenía que aprender que sentir dolor, incertidumbre, miedo y alegría era parte de vivir. Y Kai Kamal Huening no había dejado de vivir gracias a Soobin y Beomgyu. 

- Está destrozado, papá. - Soltó, con rabia en su voz. - ¿Cómo una madre puede hacerle eso a su hijo? Beomgyu no es un mal chico, probablemente es el chico más estúpidamente bueno que he conocido en mi vida, pero aún así ella se ha encargado de hacerle sentir como si su existencia valiera una mismísima mierda.

- Huening Kai. - Le reprochó, pero el rubio estaba demasiado harto como para controlarse.

- Si pudiera sacarlo de ahí, si pudiera estar con él siempre...

- Pero no puedes. - Señaló, sentándose frente a él. - Hijo, puedo comprender la impotencia que sientes, pero los problemas de la familia Choi no son algo que podamos resolver por nuestros medios, son ellos los únicos que pueden hacerlo. - El menor presionó sus labios, apartando la mirada con derrota.

- Soobin, ese imbécil... - Rió amargamente. - Realmente, ¿cómo puede dejar que lo traten así? ¡Es su hermano, maldita sea! - Su voz denotó rencor, el hombre le miró con lástima.

- Ahora que hablas de él... - Aclaró su garganta, recuperando la atención de su hijo. - Deberías hablarle a Beomgyu sobre él, hijo.

- No. - Su respuesta fue rotunda, sin darle espacio a la duda. - Si Beomgyu se entera de que yo... si él... - Negó con la cabeza, incapaz de completar una oración.

- Huening Kai. - La voz de su padre, sabia y delicada, no se hizo esperar. - Sabes que las cosas se terminan sabiendo tarde o temprano, ¿no? - El joven se conservó en silencio, sin aceptar aquella realidad. - Tienes que hacerlo, hijo. Beomgyu tarde o temprano se enterará de que salías con su hermano mayor y...

- Me odiará.

- ¡Kai Kamal Huening! - El menor agitó la cabeza en negación, sin querer escucharlo. - Es tu mejor amigo, te adora, ¡deberías saber que él no te odiará por algo tan llano! ¿Cómo podría culparte de enamorarte de su hermano?

- ¿Y entonces qué? - Su tono era amargo. - ¿Voy donde él y le digo "hey, ¿sabías que soy otro del montón que saltaría hasta de un edificio por Soobin?"? - Su padre tan sólo lo miró. - De verdad... de verdad amo a Beomgyu y... no puedo hacerle esto.

- Huening Kai...

- No tiene que enterarse. - Interrumpió, su voz apagada. - Es más, puesto que sólo nosotros lo sabemos, eso definitivamente no pasará. Soobin tampoco le confesará que estuvo conmigo, pongo mis manos al fuego por ello. - Se levantó, revolviendo su cabello antes de finalmente mirar a su padre, quien le observaba con preocupación. - No te preocupes, papá, estará bien, estaré bien.

- Pero...

- Buenas noches, gracias por todo.

El hombre observó cómo su hijo dejaba la cocina, demasiado testarudo y cerrado. Suspiró, levantándose, esperando que el silencio no fuera peor que la verdad, porque definitivamente no quería volver a ver a su hijo siendo destrozado una vez más.

Huening Kai entró a su habitación, su ceño frunciéndose al no encontrar a su amigo en su cama. No obstante, rápidamente vio su silueta de cuclillas en una esquina, observando fijamente la cómoda cama donde ahora descansaba Holly. 

- Hyuka. - Habló, aún observando a la mascota de su amigo. - ¿Estás seguro de que no está muerto?

- Está durmiendo, Beomgyu.

- Pero se la pasa durmiendo. - Un puchero se formó en sus labios mientras acercaba su dedo a la nariz del cachorro, queriendo comprobar que aún respiraba. - ¿Quizás ha pasado demasiado tiempo contigo? - El menor entornó los ojos haciendo caso omiso al comentario de su mejor amigo para disponerse a buscar el colchón inflable. - ¿Qué haces? - Beomgyu por fin se puso de pie, mirándole curioso.

- Pondré el colchón, dijiste que querías dormir aquí. - Su voz denotó obviedad.

- Sobre eso... - Aclaró su garganta. - ¿Puedo dormir contigo? - El menor lo miró, escéptico.

- Por eso estoy poniendo el...

- En tu cama. - Se apresuró a decir, sus mejillas adquiriendo un suave rubor. - Esto... eh... me siento un poco solo. - Admitió avergonzado, rascando su brazo con incomodidad. Sin embargo, la expresión de Huening Kai fue imperturbable.

- Bien, como sea. - La mirada del mayor se iluminó. - Pero ni se te ocurra comenzar a desvestirte en medio de la noche, ¿me escuchas? Tus manías raras me perturban.

- ¡No lo haré! ¡Prometo que no lo haré!

Huening Kai observó cómo el castañito saltó sobre la cama, metiéndose rápidamente bajo las mantas mientras sus ojos, que sólo horas atrás estaban llenos de lágrimas, brillaban ahora cubiertos por gran dicha. Suspiró, derrotado, incapaz de negarle algo y, dirigiéndose a su armario, comenzó a desvestirse como si nada para ponerse su pijama. 




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.