No soy Soobin

Capítulo 48

"Te amo, ¿sí? Aún te amo y no puedes... no puedes pedirme que deje de hacerlo."

Soobin se hundió en su bañera y cerró los ojos, esperando que su cuerpo entrara en calor mientras intentaba borrar esas palabras de su memoria. Su cabeza dolía, su vista ardía, pequeñas lágrimas llenaron sus ojos ante lo vivido hace sólo unas horas.

- Tú... jamás lo dijiste antes... - Murmuró apenas, sintiendo su corazón roto.

Cierto. Él le había dicho una infinidad de veces que lo amaba, pero Huening Kai jamás le había respondido con palabras concretas. Siempre pensó que aquel chico era el tipo de persona que expresaba su amor con sus acciones, con sus caricias, con su mirada. No obstante, él lo había dicho esa noche, él de verdad se había atrevido a materializar sus pensamientos.

Y eso dolía tanto. 

¿Por qué él tuvo que esperar hasta esta instancia para decirlo? 

Soobin hizo un esfuerzo sobrehumano para no mostrarse afectado por lo dicho. 

Ya era tarde para ese tipo de confesiones, de todas formas, probablemente el haberlas dicho en el pasado tampoco habría supuesto un mayor cambio. 

Suspiró, exhausto, adolorido. En sus labios aún podía sentir la sensación de los besos de su ex novio, aquel cosquilleo parecía desear perdurar para volverle loco y es que, después de estar besándose como si el mundo estuviese a punto de acabarse mientras sus manos se movían incómodas a través de sus capas de ropa, era imposible no sentirse avergonzado por ello. 

Dios, él había actuado como un niño tonto; tan enamorado de él, tan necesitado. Él debió detenerlo. Él debió irse apenas terminó esa charla y regresar a la fiesta antes de que sus padres notaran su ausencia. Lamentablemenre para él, Kai Kamal Huening siempre había sido su perdición y aquella noche le había besado con tanta ansiedad, con tanto sentimiento, que fue imposible no entregarse a su amor una última vez.

Ahora, como consecuencia, seguramente tendría que enfrentarse al enojo de su madre por haberse marchado sin avisar. Al menos hasta que terminada la sesión de besos se acordó que sus progenitores aún existían y les envió un mensaje con la excusa de que se había marchado porque había comenzado a sentirse mal. No era del todo una mentira, ciertamente, pero tampoco podía ignorar que la razón principal era su imagen y el evidente hecho de que su ropa lucía repentinamente desordenada, su cabello revuelto, su mirada vidriosa, sus labios rojos e hinchados y, porque no podía faltar, un incómodo y doloroso problema en su entrepierna como comodín a su desliz.

Su apariencia parecía gritar sexo y él definitivamente no iba a volver así. ¿Por qué había tenido que actuar como un adolescente hormonal del montón?

Observó el techo, sintiéndose repentinamente solo, abandonado. Hace un momento, ¿debió de decir más? No, no había caso, él había dicho justamente lo necesario, ahora tenía que confiar en que Kai Kamal Huening cuidaría de Beomgyu mientras el tiempo y la distancia le ayudaban a superar. Porque todo en esta vida se podía superar, ¿no?

¿Entonces por qué eso aún no había funcionado consigo mismo?

Miró su entorno, su expresión pasando de una apagada a una consternada, prontamente aterrada. Estaba cambiando, todo a su alrededor estaba cambiando. Su tina de baño ya no era la misma, el baño lucía más pequeño y un poco gastado, el agua clara y tibia comenzaba a sentirse fría mientras estaba llena de burbujas. Y esa voz. De nuevo esa voz que hacía a su corazón bombear a un ritmo aterrador. 

"No te acerques a él"

Soobin tomó su esponja de baño, negando con la cabeza.

"¡Te dije que no podías acercarte a él!"

La voz de la mujer estaba llena de desesperación, pánico, y las emociones se apoderaron de él mientras comenzaba a frotar la esponja contra sus brazos. 

"¡Está sucio, Soobin! ¡Si te acercas estarás sucio también! ¿Es lo que quieres? ¿Quieres ser como él?"

- No lo está... - Su voz se rompió mientras frotaba con más fuerza sus brazos, queriendo eliminar la suciedad de la que aquella voz hablaba.

"No llores, Soobin, es por tu bien"

Su mandíbula se tensó, presionando los labios con fuerza y su respiración se tornó pesada mientras se obligaba a no llorar. La voz de aquella mujer no dejaba de repetir una y otra vez lo mismo y se sintió enfermo, nauseabundo, asqueroso. 

No, no, él había hecho mal de nuevo, él se había equivocado de nuevo. 

Su cabeza daba vueltas, el escenario en el que se encontraba comenzó a desvanecerse de manera tétrica y cuando todo terminó, cuando esa voz se apagó y el agua volvía a ser tibia, sus ojos salieron de orbita al encontrarse con sus brazos, los cuales habían sido frotados de manera tan violenta, que ahora estaban completamente rojizos y adoloridos. 

- No está sucio...

Mordió su labio con fuerza, lastimándolo como incontables veces había hecho antes. Miró a su alrededor, asustado, y abandonó rápidamente la tina para comenzar a vestirse antes de que su mente volviera a jugarle una mala pasada. Su cuerpo temblaba debido a la ansiedad e intentó encontrar lógica, intentó recordarse a sí mismo que aquellos episodios en algún momento pasarían. 

Se hundió en su cama y se envolvió con sus cobijas, mirando asustadizo su solitario cuarto. Odiaba tanto esa maldita soledad. 

- Beomgyu... - ¿Cómo estaba él? ¿Había dejado de llorar? ¿Se habría sentido así de solo si esa noche se hubiera quedado en casa tal como sus padres deseaban? Quizás había sido bueno para él escaparse al amanecer.

Soobin igual hubiese deseado escapar alguna vez.

Se escucharon puertas cerrarse y abrirse, se escuchó el ruido de unos tacones aproximándose. Se enderezó en su cama, reconociendo el familiar sonido, y sus ojos lucían apagados cuando tras un suave toque su madre ingresó a su cuarto. 




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