Matew
Luego de mí encuentro con Lauren, bochornoso por cierto ya que no contaba estar con ella en la intimidad, no la juzgo me encanta que tenga experiencia y note además que me desea tanto como yo a ella, creo que tendré en cuenta para nuestro próximo encuentro condones, salió inteligente la pequeña sabe que sin protección podríamos causar un embarazo muy pronto, aunque si es con ella nada me molestaría, pero entiendo sus miedos es una adolescente, que me trae como loco, no sé qué me hizo pero me tiene en sus manos. Muero por tenerla entre mis brazos, estar dentro de ella, sentir el calor de su cuerpo, estar piel a piel, ser uno los dos.
—Permiso señor —entra mi secretaria quien al parecer había golpeado, pero al estar sumergido pensando en mi muñeca de cabellos rosados, no la escuche.
—Si adelante Magdalena —mi secretaria era una mujer de mi edad, nunca se me insinuó y es por tal motivo que aún trabaja para mí.
—Le recuerdo su cita de las 10 am, con el nuevo gerente y el almuerzo con su madre a las 12 am —levanta la vista de su Tablet donde lleva todo anotado.
—Muy bien, al señor Connor lo recibiré aquí, en breve vendrá mi tío Alfonso, hazlo pasar él también es parte de la junta- asiente con la cabeza.
—Si no necesita más, me retiro —le hago una seña con la mano para que se retire y luego recuerdo a mi pequeña.
—Necesito que me comunique con las oficinas en Bs. As. —vuelve en sus pasos, asiente y sale. El intercomunicador suena
—Señor Anders, su llamada esta lista por la línea 1 —presiono el botón de mi teléfono para escuchar a mi querido amigo Demian.
—Dígame señor Anders ¿Ya me extraña? —siento la burla en sus palabras.
—Digamos que extraño, pero a cierta seño... —mi amigo me interrumpe.
—Olvide decirte, no estoy solo aquí estamos con nuestro amigo Cristian —uff casi me delato con el hermano de Lauren, no es que quiera ocultar lo que siento, pero sé que no le gustara nada saber que estoy en algo con ella.
—¿Como van las cosas por ahí muchachos? ¿Cristian ya te instalaste?
—Buenos días Matew, muchas gracias por el trabajo, con la ayuda de Demian me adapte rapidísimo.
—¡Que bueno escucharlo! Bien llamaba para informarles que dentro de unas semanas me reintegro en la oficina por allá, necesito envíen a la empresa de mi querido primo las carpetas de aduanas.
—No me digas, ese enano ya está poniéndome las bolas en la garganta, vuelve pronto que no deseo verle la cara nuevamente —me rio al imaginar a Gino presionando a Demian.
—Tranquilo que perro que ladra no muerde, pero lamentablemente, no puedo volver hasta no dejar aquí todo en orden —seguimos la charla un rato más.
—Creo que sería todo —la junta terminó el nuevo gerente cumplía con las condiciones para el puesto.
—Muy bien muchacho, dime qué te tiene tan entusiasmado, jamás creí verte volver a Buenos Aires —mí tío me conoce bien.
—Solo cambiar de aire, necesito un respiro ya sabes de quién te hablo —me tiró en mí sillón pesadamente.
—¡Tu madre! Mi querida hermana Evangelina o me equivoco —me mira desde su lugar llevando sus manos a su mentón.
—Diste en el clavo, pero hay alguien más —sonrió al recordar a mí muñeca de cabello rosa.
—¿Tiene curvas? —niego con mí cabeza ante la sugerencia de mí tío.
—Sabes tiene más que eso, pero hay un problema —mí tío se acomoda mejor en su asiento.
—¿Eres gay? —llevo mis manos a mí rostro, ante su confusión.
—¡Claro que no! Ven mira —le muestro una foto que saqué de su cuenta de Facebook.
—Vaya que estás en problemas, es una niña —me da unas palmadas en mí espalda.
—Tiene 18 años tampoco en una niñita, pero tío si la conocieras me entenderías.
—Te traerá problemas y lo sabes, pero si es la indicada adelante tienes todo mi apoyo.
La semana paso rápido al fin, en una hora salía mí vuelo para Argentina, iba a ver de nuevo a mí pequeña de cabello rosado, la deseaba mucho más que antes, no sé qué me hizo, pero me tenía loco, estaba hechizado y moría por probarla, me había asegurado de comprar una caja de preservativos, está vez no perdería la oportunidad de estar con ella.
—Señor el auto está listo —mí chófer me lleva al aeropuerto donde mí avión privado me espera. Unas horas más tarde estaba aterrizando en suelo argentino, baje del jet familiar y allí me esperaba un auto para llevarme a casa, pero antes voy a hacer una parada.
—Llévame a esta dirección primero —le indico como llegar a su casa, me había asegurado de que Demian tenga a Cris ocupado, sabía de hecho que su madre estaba en la oficina y su hermana en la universidad, mí muñeca estaba sola y estaba deseoso de verla. Baje del auto toque el timbre dos veces, me estaba impacientando, a lo mejor no está en casa hasta que oí su hermosa voz.
—¡Voy! —grito desde dentro de su hogar, sentía sus pasos por las escaleras hasta que llegó a la puerta y jamás imaginé verla así vestida, tenía tan solo una toalla alrededor de su cuerpo, en su cabeza llevaba otra toalla al parecer se estaba bañando, pequeñas gotas caían por su cuello y se perdían en su pecho, se me hizo agua la boca verla así, la deseaba tanto que quedé perdido con su belleza.