No soy Tuya (editando)

Capitulo 13

Ariana

 

Estaba harta, cansada del estúpido de mí jefe, si no fuera porque necesito aprobar la materia, hace rato me hubiera ido dejando todo, me cambio el nombre millones de veces, odiaba su actitud pedante conmigo, y no hacía más que traer café o buscar servicio para su bendito casamiento, pobre de su novia al casarse con ese animal, caminé directo a la pequeña recepción donde había una máquina de café y serví dos tazas, mientras esperaba veo a Cristian pasar rápidamente, este era otro loco malhumorado que tenía que aguantar, hoy estuvo insoportable, pero nadie le gana a Demian Collins mí verdugo, a quien apode hulk, él era alto fornido, cabello castaño claro, ojos color verde intensos, y besaba como los dioses, no eso no importa, porque de repente recordé eso, mejor lo olvidó, la máquina termina de servir los cafés y voy a dejarlos en la oficina, al llegar a la puerta no sabía cómo golpear, ya que sostenía la charola con ambas manos, cuando iba a girarme para dejar la bandeja, está se abrió de repente y salió Cristian sin mirarme ni importarle lo que traía en mano tanto que ambas tazas se volcaron derramando el caliente café sobre mí pecho.

—¡Oh por dios! ¡Quema! —lancé la charola al suelo y salí corriendo al baño del piso, lo primero que hice fue abrir el grifo y empecé a mojarme.

—¿Ariana estás bien? —Demian se acerca a ayudarme tomando unas toallas de papel mojándolas.

—¡No, esto arde! —me desprendí rápidamente la camisa quitándola quedando en brasier, él intentó acercar su mano a mí pecho y lo detuve, sabía que ese papel se pegaría a mí piel y sería peor curar mi herida así, lo sabía porque mamá una vez sufrió un accidente parecido y papá le ayudo así y el bendito papel se pegó en su piel, luego le tuvieron que hacer un raspaje sobre la piel herida, tomé mi camisa y la moje completa acercándola así a mí pecho.

—¿Cómo puedo ayudarte? —mantenía sus ojos en mis tetas quemadas o realmente miraba mi herida.

—Dejando de mirarme y buscando un médico —se quedó un momento parado sin decirme nada— ¿Qué esperas? —asintió y salió, luego ingreso al baño Magie con toallas y un frasco de algún desinfectante.

—¿Cómo estás? —se acercó rápidamente a mí embebiendo en agua la toalla y la detuve.

—No hace falta, estoy bien —cometió el mismo error que Demian, esa toalla se pegaría a mí piel.

—¿Segura? El señor Collins me envió a ayudarte, ya llamamos a urgencias —nos quedamos un rato más en el baño, hasta que ingreso un médico seguido de Matew.

—Hola, soy el doctor Raúl Layous, déjame verte la herida —quito mi camisa mojada y el ardor de a poco lo empiezo a sentir nuevamente— Vaya, veo que es una importante quemadura —trague saliva al escucharlo, no quería pasar por lo que mamá sufrió, sabía que las heridas se debían curar raspando la piel— No te asustes, si bien te quemaste bastante, pero no es grave, creo que vamos a hacer lo siguiente, te pondré está crema y te voy a recetar para que la compres y te la pongas tres veces al día, también necesito que vayas dos veces al día a un centro médico para curaciones —anoto todo en un papel y me lo entrego— ¡Ahora vamos al hospital!

—¿Al hospital? ¿Por qué? Si ya me curo —el doctor se quita los guantes tirándolos en el cesto de la basura.

—Solo te puse un agua para calmar el dolor, tienes una quemadura de primer grado, debemos ir ahora mismo al hospital a curarte esa herida —asentí a lo que dijo y antes de salir noté que no tenía que ponerme ya que mi camisa la había mojado.

—¡No puedo ir así! —señalo mí torso desnudo, ya que mí camisa estaba mojada 

—Vere que puedo conseguirte —dice Magie, sale del baño y vuelve con una camisa de hombre.

—¡Gracias! —me coloqué la camisa e inmediatamente me invadió el perfume de la misma, me gustaba esa fragancia, tanto que suspiré nuevamente para sentirlo. Me llevaron al hospital, me hicieron las curaciones y pusieron cremita para que cure y calme mi dolor.

—Muy bien Ariana, afortunadamente no llego a ser una quemadura de primer grado —me informan y me coloque la camisa nuevamente.

—Gracias doctor, una pregunta ¿Quedará cicatriz?

—Como mucho, solo será una pequeña mancha, pero para eso hay solución, vienen cremas cicatrizantes que quitan las manchas también, no te preocupes por eso, trata de seguir al pie de la letra las indicaciones —me despedí del doctor, y al salir afuera de la guardia estaba Demian, sin camisa solo en camiseta blanca con su saco.

—¿Estás bien? —fue lo primero que él me preguntó al verme.

—¡Si gracias! no debiste venir, podía volver sola —le mentí, me gustó verlo allí sentado, sentí una extraña sensación en todo mí cuerpo cuando vi su rostro y note que la camisa era suya, en ese momento no solo note lo que causa en mí, sino que me gustaba todo de él.

—¡Pero ya estoy aquí! Ven vamos, te llevo a casa —se levantó de su lugar y comenzó a caminar delante mío, lo seguí hasta el estacionamiento donde tenía su auto. El muy caballero se detuvo abriéndome la puerta, subí y me ubiqué en el asiento del copiloto.

—¡Gracias! —lo dije en un susurro, el sólo me sonrió y fue a su lugar, encendió el auto y partimos de allí.

—Dime ¿Dónde queda tu casa? —mis alarmas se encendieron, mis padres se molestarían mucho si llego con un hombre que no sea papá, apenas son las 4 de la tarde y mi llegada es hasta las siete u ocho.




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