♡P R Ó L O G O

El ballet era aquel arte perfecto al que pocas personas decidían sumergirse y es que todo parecía fácil al ser parte de la audiencia, para la mayoría de personas no significaba nada pararse de puntillas, gastar un litro de spray en cada presentación para tener el moño más perfecto de todos, utilizar un kilogramo de maquillaje para que lo apreciara hasta el individuo que estuviese sentado al final del teatro, llevar una rigurosa dieta, ensayar más de 5hrs al día a nivel profesional y básicamente hacer tu vida a un lado con tal de entregársela de lleno a la danza.

Para alguien que de verdad tuviese el sueño y la pasión de bailar, todas y cada una de las cosas mencionadas con anterioridad significarían nada al considerar que era lo que amaban y lo que las hacía sentir vivas, pero para alguien como yo que tenía otros sueños y metas, cada mínima cosa relacionada con el ballet significaba un verdadero sacrificio.

No podía negar que amaba desafiar a la gravedad al ponerme de puntillas, pero sufría al ver cada día lo heridos que estaban mis pies, me fascinaban los aplausos finales de cada presentación, pero detestaba tener que cuidar mis acciones en público para que la prensa no publicara algún artículo amarillista sobre la prestigiada, codiciada y exitosa bailarina francesa «por supuesto que hablaba de mí», me encantaba compartir el escenario con Jackson «mi novio», pero me sulfuraba hasta los huesos tener que ser testigo de los múltiples coqueteos de nuestras compañeras hacia él, amaba la delicadeza del ballet, pero me cagaba tener que comportarme siempre como una señorita y morderme la lengua para no expresarme con groserías en público, disfrutaba de las importantes audiciones para protagónicos a pesar de lo caóticos que era, pero me irritaba tener que estar cambiando constantemente de aires y rutinas, me agradaba en demasía poder ser partícipe de una de las academias de ballet más importantes y reconocidas de Europa, amaba el romanticismo, historia, delicadeza y paisajes de París, pero no quería seguir aquí perdiendo el tiempo en algo que no me apasionaba en totalidad.

Bailar me daba vida, pero no me daba vida todo lo que conllevaba bailar y todo empeoraba cuando todos en Europa y cualquier aficionado de la danza conocía mi nombre y esperaban lo mejor de mí; estaba cansada de hacer todo para satisfacer al resto y después de tantos años dedicándome a bailar, forjar una carrera exitosa y dejar atrás tantas cosas por terminar, era momento de ver por mí, por mi bienestar y por lo que yo quería hacer con mi vida, más no por lo que el resto quería que hiciera.

Era muy joven. Sin embargo, había vivido más de lo que algún anciano pudiese imaginar; conocía más de 25 países, me establecí formalmente en 5 de ellos, tuve el privilegio de tomar clases en las academias de ballet más prestigiadas del mundo, obtuve diferentes premios de ballet, conocí a las mejores bailarinas de ballet y fui afortunada al recibir algunos de sus tips, mi biografía estaba en Google, pisé los teatros más importantes y trabajé con reconocidas marcas de ropa, perfume y zapatillas de ballet y lo mejor de todo era que tenía una fortuna tan grande que sabiéndola administrar y viviendo modestamente podía pasar el resto de mi vida rascándome el ombligo sin necesidad de trabajar, ¡¿acaso no era genial?!

Y no, no estaba diciendo que era una floja de mierda, me refería a que había trabajado tanto a pesar de mi corta edad que tenía el derecho a descansar por algunos meses, por lo menos por algunas semanas y eso iba a hacer arriesgándome a que mi plan no saliera como había planeado y en vez de obtener libertad, mis propios padres me encerraran en algún calabozo por abandonar la perfecta vida que no era la que yo quería vivir, sino la que ellos desearon tener en su juventud; viajes, fama y lujos.

Mis manos temblaban, los escalofríos recorrían cada rincón de mi cuerpo y mi corazón bombeaba más rápido que de costumbre, iba a hacer algo que ni siquiera en mis mejores sueños tuve la valentía de hacer, pero ya era momento de comenzar a tomar mis propias decisiones y vivir por mi cuenta.

La corrupción existía hasta en Europa «aunque era súper mínima comparándola con otros continentes», fue por eso que obtuve permisos falsos para salir del país «me faltaban semanas para cumplir la mayoría de edad, pude esperarme y evitar todo el caos de la falsificación de permisos, pero prefería arriesgarme», el notario llenó los permisos necesarios y se los di a firmar a mis papás mintiéndoles al justificar que se trataba de un permiso de la academia, además de arriesgar mi integridad, estaba arriesgando mi libertad, podía ir presa por presentar documentos falsos en el aeropuerto internacional, pero sin riesgos no obtendría frutos y era momento de romper las reglas por lo menos una vez en toda mi vida, así que me envalentonaría y tomaría los riesgos necesarios sin importar las consecuencias.

El plan era llegar a Canadá «mi país natal», adaptarme de nuevo a los orígenes que abandoné por perseguir el éxito, pero que tanto extrañaba y dejar que las cosas fluyeran, no tenía prisa por adaptarme al país que me vio nacer, de lo que tenía prisa era de marcharme de aquí deseando no dejar huella y no ser tan predecible como para que mis padres descubriesen a dónde había ido.

Hasta ahora no sabía con exactitud a qué quería dedicarme el resto de mi vida, de lo que estaba segura era de que quería validar mis estudios particulares «no podía asistir a un instituto físico en París teniendo tantas responsabilidades relacionadas con la danza, así que tenía profesores privados que me enseñaban lo básico para que no me estancara académicamente, para mis padres era un gasto necesario debido a que juraban que dedicaría mi vida entera a bailar, ¡vaya que se equivocaron!» en Canadá y hacer algunos test vocacionales, quería ir a la universidad y aún estaba a tiempo de hacerlo, pero no tenía ni la menor idea de cuál carrera podía adecuarse conmigo, precisamente por eso iba a tomarme el tiempo adecuado para definir en qué carrera podría triunfar.