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«-así ocurrió ¿?-» una voz áspera, tranquila pero a la vez imponente resonó dentro de un oscuro habitáculo

el lugar no era muy grande, tenia solo 3 metros cuadrados de diámetro, había compartimientos en las paredes, estantes y algunas cajoneras en ambos laterales todo diseñado para aprovechar el máximo espacio posible

la voz provenía desde un escritorio negro metálico cuya estructura estaba soldada directamente al suelo cuyo material parecía ser metal

El dueño de esta voz Portaba un uniforme kaki con dos rayas rojas a sus costados, en cuyo pecho había una enorme estrella roja con contornos dorados, sobre el escritorio estaba una gorra militar de color similar en cuyo frente también había una estrella roja de contornos dorados

el rostro de esta persona poseía arrugas típicas de una personas en sus 50s, también había un par de ojos profundos y brillantes, pero lo llamativo de este hombre fue una enorme cicatriz que iba desde la región inferior del mentón hasta la parte superior de su frente, tal cicatriz tenia una serie de delgadas ramificaciones que parecían extenderse por el resto de su cuerpo

tal cicatriz ayudo a proveerle de un aura de imponencia, este hombre que aparentemente estaba en sus 50 era el capitán del submarino nuclear de clase óscar en el que se encontraban, el era Jrushchov y era el capitán del stalingrado

En las palmas del capitán hubo una carpeta cuyo contenido recién había terminado de leer, estando informado de la situación el capitán dirigió el par de profundos ojos al frente con una cara de extrema seriedad mientras arrojaba la carpeta a la mesa, este acto no fue violento en absoluto

pero cualquiera que pudiese ser testigo de ello notaria que habría cierto grado de molestia en su persona

Sobre una silla de acero negro frente al escritorio estaba aquella persona a quien dirigía su rostro de seriedad, esta figura era pequeña

a diferencia de la tripulación que uno esperaría ver en este tipo de máquinas, la persona que estaba frente a este escritorio era solo una niña... una niña de unos 8 o 9 años, de largo cabello lacio blanco como la nieve y un par de ojos rojos embrujantes que portaba un vestido veraniego sumamente roto y deteriorado que alguna vez fue amarillo pero hoy solo era un negro oscuro por el barro

ella era la número uno del kremlin... el orgullo de la madre Rusia soviética, el mejor ultra humano que se ha podido producir hasta la fecha... el uno por encima de todos de esta generación, una figura de estatus inigualable y un historial de 0 derrotas en su curriculum

hasta ahora...

La chica de cabellos blancos reaccionó bajando la cabeza, no pudo mirar a los ojos al capitán después de semejante humillación, esa imagen arrogante que solía mostrar al público se había esfumado, en este momento se le podía ver un toque de ira y vergüenza

El capitán con su rostro de seriedad movió su mano derecha hasta su escritorio, ahí sus dedos se encontraron con un pequeño teclado de aspecto mecánico, al sentirlo al tacto presiono uno de sus botones, esta acción provoco que una luz intensa iluminara el habitáculo por completo

ayudado por esta luz blanca los ojos oscuros del capitán se posaron sobre la pequeña niña, como una maquina escanearon cada parte de ella que podia...

hubo un silencio incomodo que duro por algunos minutos, anastasia no se atrevió a hablar mientras era examinada...

el capitán abandono su posición, se posiciono junto a la pequeña niña y procedió a tomar su brazo izquierdo, sus ojos examinaron en detalle cada daño sufrido

los ojos oscuros de este hombre parpadearon a medida que examinaba moretones, heridas abiertas y un sin fin de micro heridas en instantes... cuando concluyo el análisis en el brazo izquierdo el capitán hizo lo mismo con el derecho y después con ambas piernas de la niña

un brillo verdoso sumamente inquietante emergió del ojo del capitán a medida que realizaba su análisis...

«-Levanta el pie-» Exclamo el capitán con su áspera áspera cuando llego al tobillo de la niña... anastasia obedeció sin dudar

«-Bajalo... haz lo mismo con el otro-»

inclinándose los ojos del capitán se posaron a solo unos centímetros del tobillo derecho, de esta forma anastasia realizo algunos movimientos repetitivos ordenados por la voz áspera una y otra vez hasta que esta por fin estuvo contenta

cuando termino su análisis el capitán de cabello corto estilo militar con algunas canas en el volvió a su posición en el asiento del escritorio, una vez ahí abrió la carpeta que antes había arrojado y comenzó a realizar un montón de anotaciones en silencio

anastasia escucho los sonidos de la pluma impregnando su tinta en el papel blanco, al darse cuenta de que el capitán estaba ocupado es que por fin se atrevió a levantar la cabeza, sus ojos rojos le miraron en silencio...

al levantar su rostro la luz blanca que provenía del techo ilumino reveló una cara lamentable, su cachete derecho estaba completamente morado he inflamado, su ojo izquierdo estaba un poco mas cerrado que el derecho a causa de una inflamación producida por un golpe contundente

«-Eso, te lo hizo el ?-»

Repentina mente la voz áspera del capitán volvió a escucharse, resonando en los odios de anastasia solo pudo responder bajando su rostro con vergüenza, al bajar su cara simplemente pudo negar en silencio

«-Así que fue durante el impacto....-» La áspera voz del capitán resonó con un tono confirmatorio

continuando su escritura anastasia aprovecho para levantar su rostro una vez mas, al ver que el capitán en ningún momento le dirigía la cara se sintió un poco mas tranquila...

mientras pasaban los minutos el sonido de la maquinaria y el de la pluma rosando el papel fueron lo único que pudo captar, el lastimado rostro de la niña parecía como si quisiera decir algunas palabras

intento en un par de ocasiones hablar pero de sus labios hinchados no salía nada, no era que sus heridas se lo impidieran si no que les faltaba valor... que era ese sentimiento extraño ? se preguntaba, a raíz de haber nacido como una hija bendita de los cielos, siendo mimada desde su nacimiento y estando posicionada en un pedestal por la sociedad militar soviética jamás había sentido esto...