Narra Neith
Después de haberme escondido volví a ser gato de nuevo, decidí salir ya que no era un humano, pero, entro alguien por la ventana del cuarto y me saco a la fuerza de ahí, le arañe la cara, pero, aun así, no me soltó, mire su rostro era Christian tenía una mirada seria y solo me contemplaba a mí. Llegamos a una casa blanca, entramos y se sentó conmigo en una silla, saco su celular y llamo a un número.
Había llamado a Dulce él quería que ella viniera aquí, pero yo no se lo iba a permitir. Habían pasado 25 minutos desde que había llamado. Me soltó por un momento, se dirigió a la cocina, yo fui a uno de los cuartos y esperé a que llegara Dulce.
Escuche un portazo, Dulce había llegado, me asome para poder ver y escuchar con más claridad de lo que hablaban
—Hasta que llegas mi amor, ven acá déjame darte un beso —dijo en un tono de voz burlona.
—No quiero —dijo indecisa y con lágrimas en sus ojos
—¡Que vengas o matare a tu gato, así como lo hice con tu gata Moly! —dijo aventando una de sus sillas contra la pared.
—¿¡Qué!?¿tu mataste a mi gatita?
—Sí, si lo hice —dijo con orgullo.
—¿Pero porque mi gata que te hizo, ella no tenía la culpa de no agradarte o me vas a decir que sí?
—¡Si tiene la culpa! tu asquerosa gata se la pasaba como un chicle detrás de nosotros dos y siempre arruinaba todo.
—Estas exagerando Christian, a todo esto ¿Dónde está mi gato?
—Búscalo idiota, aquí está en esta casa, yo no lo buscare, pero antes de eso te hare mía.
—Eres un demente, ¡claro que no!
—Si quieres a tu gato claro que lo harás conmigo.
Se le acerco y empezó a besarla del cuello, ella se veía demasiado incomoda, el solo la tomo de los brazos y empezó a dejarle marcas en su cuello.
—Ya no soporto más esta situación —dije balbuceando y con furia.
—Déjala idiota —dije dándole un puñetazo en su asquerosa cara.
—Otra vez tu —dijo una vez que lo había golpeado
—Si soy yo de nuevo y no te advertí que la dejaras en paz, ya me hartaste, no te soporto y tampoco tolero como la tratas a ella.
—¿Acaso te gusta esta?
—Ella tiene nombre, se llama Dulce y si me gusta, la amo ¿entiendes o te lo repito letra por letra?
—Disculpa, ¿tú quién eres?
—¿Qué? ¿no conoces a este tipo Dulce?
—No, no lo conozco
—Me llamo Neith y te conozco muy bien, además este tipo trato de abusar de ti hace ya un tiempo
—¿Qué? ¿es verdad Christian?
—Si
—¿Por qué lo hiciste?
—No me das lo que yo quiero, ¿crees que te amo?, además tu solo eres la hija de la sirvienta de nuestra casa
—¿Por esa razón me engañaste con otra mujer?
—Si
—Está detenido, tenemos una orden de arresto contra usted Christian Villa Torres —dijo un oficial mientras sostenía un arma en sus manos. Esposaron a Christian y dijeron que fuéramos a declarar a la comisaria, cruzaron la puerta y quedamos solo Dulce y yo dentro de la casa.
—Vamos a la comisaria a declarar para que lo dejen preso por muchos años —la tome de la mano—.
—Oye no, aún tengo que encontrar a mi gato —soltó mi mano y se apresuró a buscarme—.
—Tu gato está bien.
—¿Cómo lo sabes?, tu ni siquiera conoces a mi gato.
—Claro que sí, te conozco a ti y a tu gato.
—¿Eres un acosador?
—Claro que no, como se te ocurre
—Pues no te conozco y, ¿además que hacías en esta casa con él? ¿por qué dijiste que me amas cuando ni siquiera me has tratado?
—Tu gato está en tu casa me encargo de llevarlo hasta allá
—No me queda de otra, te denunciare no te conozco y no sé cómo obtuviste todos esos datos de mi
—Está bien, no me resistiré, declárame cómplice.
—¿No te da miedo ir a la cárcel?
—No, no tengo miedo de nada, solo de perder a las personas que amo.
—¿Qué edad tienes? ¿de dónde eres?¿tienes familia?
—Tengo 21 años, soy de otra dimensión y si tengo familia, mi padre es un rey, mi madre una reina y mi hermana una princesa.
—Conmigo no bromees, falta que me dijeras que tú eres un príncipe o un extraterrestre.
—No es broma, pertenezco a la dimensión 43 y todo lo que te dije es cierto
—Sabes que, no me importa, te demandare por complicidad, además parecía ser que ustedes 2 se conocen muy bien.
—Estas equivocada, a él lo conozco por ti, desde que te conocí hasta este momento.
—Yo, nunca te había visto, me estas confundiendo.
—Claro que no, yo soy tu gato, Galletita.
—Que disparates estas diciendo, sabes que, mejor vamos a la comisaria