No soy una falla

Capítulo 34

Conseguí canalizar una parte de mi exaltación tras aceptar la sugerencia de William quien no paraba de insistir en que los juegos sensoriales eran espectaculares.

Hicimos uso del sector de juego en donde había varias plataformas disponibles. Eran más cuadradas y lo suficientemente grandes para permitirte correr o brincar en el lugar.

Me subí sobre la que me tocaba a mí y está emitió un brillo azul. Me coloqué los lentes de armazón negro y vidrios transparentes que nos asignaban, pero nada raro ocurrió.

Una vez que todos nos ubicamos uno al lado del otro, en diferentes plataformas, la larguísima pantalla plana que teníamos en frente nos proyectó en ella con ayuda de un scanner para hacer el reconocimiento corporal.

Nosotros mismos éramos nuestros personajes para el juego y contábamos con la ventaja de usar nuestros poderes gracias a una modificación que agregaron recientemente.

Mi imagen se veía enérgica, con la ropa impecable, algunos moretones visibles y una cola de caballo en perfecto estado.

Presté atención a la pantalla, en donde parecía haberse agregado otra división para una última persona, pero ya estaban todas las plataformas ocupadas por Ares, Sofi, Kate, Drew, Brisa, Aarón y Jade, quienes figuraban en la pantalla.

El rostro borroso de Caleb apareció en aquel cuadrante vacío y fue tomando forma a medida que este trotaba hacia nosotros con un divertido traje negro de cuerpo completo con bolas blancas distribuidas por la tela.

—No me miren de esa forma. —Se indignó de manera divertida al ver que los chicos estaban a punto de reírse—. Yo necesito usar este traje porque ya no quedan plataformas—. Se detuvo para apuntar de manera amenazante a Drew antes de que este pudiera abrir la boca—. Escuchen con atención las instrucciones. Se asignará un contrincante al azar a cada uno. No pueden salir de la plataforma, si lo hacen perderán. Si se caen y desaparecen de la pantalla serán eliminados, por lo cual no ganarán. Procuren sobrevivir y hacer perder a su oponente. Contarán con dos minutos para permanecer en pie, al finalizar el tiempo cambiarán de oponente y el perdedor no luchará más. Ustedes sentirán el dolor que experimente su personaje, pero también estarán dentro del lugar gracias a estos lentes que crean una ilusión para que se concentren en la prueba. Puede sonar fácil, pero no lo es y créanme que querrán evitar que los atraviese algún objeto letal porque el dolor no se puede comparar.

Asentí al igual que mi imagen al tener las instrucciones claras.

Las manos me sudaban al igual que mi frente, no veía la hora de empezar a jugar.

Caleb golpeó con su brazo un símbolo verde que había en la pantalla. Nuestras imágenes desaparecieron, pero reaparecieron nuevamente ya emparejadas contra alguien.

—Brisa, lamento decirte que de esta no sales. —le grité a modo de broma.

—No necesitas gritar Mayer. Estas plataformas tienen parlantes. Te escucho a la perfección y quédate tranquila, porque eso no sucederá —respondió devolviéndome la amenaza.

La pantalla se amplió aún más y una voz robótica comenzó a explicar el significado de los colores que iban a ir obteniendo las luces de cada plataforma.

De pronto, la luz de mi plataforma se pintó de una tonalidad blanquecina, indicando que me encontraba en el primer nivel.

"3... 2... 1... ¡A luchar!" anunció la gran pantalla y durante un segundo todo se tornó negro a mi alrededor.

Nunca imaginé lo increíble y realista que podía llegar a ser un videojuego.

El primer desafío se basaba en un paisaje urbano con edificios y puentes que se desmoronaban con el pasar de los segundos. Todo estaba desierto excepto por mi presencia y la de mi oponente. A Brisa se le volaba su cabellera rubia producto del viento, mientras que a mí me causaba piel de gallina. La rubia caminó hacia mí dispuesta a golpearme, estiró su pierna, pero la esquivé agachándome. Me adelanté unos pasos hacia ella y amagué con tirarme hacia la derecha, pero ataqué por la izquierda, salté sobre su hombro enganchando una de mis piernas delante de su cara y detrás de su nuca. Giré y ella cayó de rodilla con su brazo torcido.

Me la pasé unos cuantos segundos ejerciendo presión y Brisa peleando arduamente para librarse.

—¡Mayer corre! —gritó ella con la poca voz que salió de su garganta debido al gancho que sostuve en su cuello.

Tardé en asimilar la información, pero apenas levanté la vista, mi sangre se heló al ver todo a nuestro alrededor desmoronándose. La calle se rompía y caía a un pozo sin fin, el cielo había tomado un color gris como si una tormenta se estuviera aproximando.

Edificios y casas que antes no estaban allí se partían por la mitad y caían acumulando escombros sobre la vereda.

—No vamos a perder tan fácil —dije entre dientes y tiré de su remera para ayudarla a ponerse de pie.

Comenzamos a correr velozmente, esquivando autos y rocas que caían desde el cielo.

Mis ojos miraban fijamente el camino, pero se desviaron y miraron hacia atrás por un segundo y al volver apenas divisaron a un árbol que se estaba por caer sobre mí.

Rodé por el cemento partido del suelo, justo cuando el tronco impactó contra una fuente de agua y la rompió.

De pronto sentí un fuerte golpe en la cabeza, y no pude distinguir qué había sido, pero sí quien lo había lanzado.

—Lo siento, Mayer —empezó ella—, es un juego, aquí no existen los amigos.

Escuchado lo anterior, aceleré el paso antes de que ella pudiera golpearme con algo más. Arranqué la puerta de un Chevrolet Impala negro que encontré y se la arrojé con fuerza, esperando a que ello la retrasara.

Para mi desgracia la esquivó y de pronto desapareció. La vi tomando un atajo sobre el techo de una casa y más tarde esta aterrizó sobre mí, provocando que las dos rodáramos y nos raspáramos contra los pedazos de escombros que habían caído.



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En el texto hay: accion, amor, lgbt+

Editado: 18.03.2023

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