En un inicio mis pensamientos eran positivos pero ya llegando la noche, mi mente era un caos total.¿Como podia fingir ser la princesa Annabella?, ella fue criada para ser princesa, en cambio yo, no sabia nada de clase, de etiqueta, suelto un largo suspiro. Los nervios me estaban invadiendo, hasta el ser disecada era una mejor opición que fingir ser otra persona.
Camine hacia la licorera y tome de la misma botella que tomo el principe y me servi, pensandolo bien, al parecer a la princesa le gustaba tomar.
Di un sorbo a la bebida y arruge el rostro al sentir el liquido que pasaba quemando mi garganta, me invadio la tos y sentia que mis pulmones iban a abandonarme por mi boca. Cuando logre controlarme puse el vaso en su lugar y tome nota mental de que el alcohol y yo no nos llevabamos bien, asi que de momento la princesa no beberia.
Me deje caer en el sillon y me pregunte que rayos hacia la familia real cuando estaba aburrida, ladeo el rostro, y a mi mente viene el recuerdo de Ana, me pongo de pie y avanzo hacia la ventana, al abrirla, abro mas los ojos,ante mi, estaba la vista mas hermosa de la ciudad y aun mas alla, podia ver el hermoso campo, verdoso, el sol ocultandose majestuoso e imponente, sonrei por que se parecia al principe, lleno de esplendor, frunci el ceño al pensar que comparaba al maravilloso sol con el amargado principe, ruedo los ojos ante mi total falta de cordura.
Mi mirada recorrio los edificios elegantes que se veian impresionantes, esta parte de la ciudad era increible pero yo conocia mejor la otra parte de la ciudad donde habian seres sin esperanza alguna. Me pregunte que estaria haciendo Ana, si ella estaba como loca buscandome, me senti la peor amiga en estos momentos, yo tenia comida en la mesa, un techo donde dormir. Habia decidido hacerme pasar por una princesa, por la casa que me prometio el principe y de esa manera podia asegurar un techo para mi casi hermana y yo, pero mientras eso pasaba, mi amiga estaba pasando hambre y frio, para esta epoca hacia mucho frio.
—¿Pasa algo? —di un salto, ya que no escuche entrar al principe, en unos momentos él estaba junto a mi, su mirada se detuvo en el hermoso paisaje de la ciudad —Es una vista impresionante —murmuro, estaba segura que lo decia mas para si mismo que para mi —Traigo el contrato, vamos a leerlo y luego lo firmamos —lo mire y asenti.
—En el contrato, estan sus condiciones —Frunce el ceño, ya habia tomado mi decisión —Pero no esta la mia —sonrio —Su alteza, yo tengo una condición para hacerme pasar por su alteza Annabelle
Hubo un silencio en ese momento, el rostro del principe se endurecio, las hojas entre sus manos fueron estrujadas con fuerza al cerrar su mano.
—Ahora tiene condiciones —sonrie con frialdad —imagino que piensa que es imprecindible para mi y trata de sacar ventaja pero se equivoca, asi como la traje puedo sacarla del palacio... —levanto la mano para que me escuche, la suavidad con la que hablaba no concordaba con la furia de su rostro, sabia que estaba haciendo un esfuerzo sobrehumano para calmarse.
—No es lo que piensa, no voy a pedir algo que no pueda cumplir —lo mire a los ojos, aunque honestamente queria salir huyendo, este hombre daba miedo —Lo unico que deseo su alteza, es que invite a mi amiga Ana a estar aqui conmigo, le aseguro que ella es una persona discreta, ella...
—¿Qué es lo que esta diciendo? —me miro con incredulidad como si me hubiese salido una cabeza extra —¿Piensa que esto es un juego? Nadie puede saber de esto
Bajo la mirada
—Por favor, si gusta, Ana firmara el mismo contrato, sufro de pena pensando en que Ana esta pasando hambre y sobre todo frio, esta epoca es muy dura, muchos indigentes mueren, por favor su majestad, pido por la vida de Ana.
El principe no respondio, se giro y camino erguido hacia la puerta, mientras las lagrimas rodaban por mi rostro, me deje caer en el suelo para llorar, pense que el principe entenderia y aceptaria pero me habia equivocado.
*****
En algun lugar del palacio
— Principe Nader —Alfred se inclino en una reverencia, luego se coloco frente a mi —Digame en que puedo ayudarlo.
Desvie la mirada molesto hacia las hojas estrujadas sobre mi escritorio, era el colmo que esta mujer se hubiera atrevido a ponerme condiciones.
—Noticias de mi hermana —lo mire y él nego, apreto los labios molesto —¿Como es posible que una mocosa ha desaparecido sin dejar rastro?
—No hemos dejado de buscarla su majestad pero ahora con mas sigilo —se acerca un poco mas a mi escritorio —el canciller esta preguntando por que tanto revuelo con la guardia real y las aduanas.
—Sabes bien que no debe saber lo que esta pasando —Alfred asiente —Siempre he pensado que las intenciones de este hombre no son honestas para el pais, mi padre esta ciego y atiende todo lo que le dice el canciller. Cuando buscaste a Yanin ¿qué encontraste sobre ella?
Alfred baja la mirada y junta sus manos, enarco una ceja.
—No encontré nada su majestad
—Bien, es una chica que se ha mantenido fuera de los problemas y ¿su amiga?
Él me mira
—Su madrastra la echo a la calle, cuando su padre murió, ella vela por Yanin.
—¿Problemas con la justicia?
—Adolescente huyo de su casa, cuando su padre llevó a su nueva esposa a la casa, la chica llevó una vida muy dura, conoció a un hombre que la golpeaba y la envió varias veces al hospital. Luego su padre cuando la encontró, se la llevó a su casa y de ahí no salió más hasta que su padre murió de una neumonia.
—¿Qué pasó con el tipo?
—Está en la cárcel, por robo a mano armada.
Guarde silencio, mientras meditaba en la petición de Yanin.
—La amistad de ellas dos al parecer es muy profunda
—Su majestad, ellas se tratan como hermanas.
Asiento
—Puedes retirarte Alfred —él hizo una reverencia y salió de la biblioteca, pasé mi mano por mi rostro.
Editado: 11.08.2022