No soy una princesa

Capítulo 14

—Padre— me inclino ante el rey y me siento frente a él, el canciller me saluda con un leve movimiento de cabeza.

—Su majestad, como le decía la popularidad de la princesa a llegado hasta la prensa internacional, el mundo entero quiere saber de la princesa Annabella, sobre todo por que paso encerrada gran parte de su vida —aclara la garganta —Por eso mismo estoy preocupado por un rumor que circula en el palacio.

Desde que soy niño fui ensañado a jamás mostrar mis emociones, mi rostro estaba impasible, igual el de mi padre.

—¿Rumor —pregunta papá con un deje de ironía —Es lo más común donde hay mucha gente y por lo que veo sin nada que hacer.

—No es cualquier rumor su majestad, dudan que la princesa sea la misma persona —mi mirada voló hacia el canciller, nadie podía sospechar de Annabella... solo Leah —Dicen que son dos personas distintas.

—Tonterías —papá movió su mano restandole importancia —Claro que es mi hija.

—La princesa cayó de su yegua, producto del accidente perdió la memoria —miró directamente a los ojos al canciller, como siempre no sostuvo mi mirada.

—No se me ha informado de ese detalle 

—Decidí que se mantuviera en secreto, estábamos próximo a la llegada del príncipe Adrián.

—Esas decisiones se deben tomar junto al gabinete de estado, su alteza — el canciller replicó —No es algo que sólo afecte a la princesa, estamos hablando de la unión de los reinos.

—El príncipe Adrián no tenía muy buenas referencias de la princesa, pensaba que era una mujer afecta de una enfermedad deforme. No podíamos hacer público el accidente de mi hermana.

La mirada de odio del canciller duró una fracción de segundos, luego me sonrió y se dirigió a mi padre.

—Me preocupa que el futuro rey tome decisiones importantes a la ligera. No estaba pensando en Albatros al decidir callar el accidente, obviamente solo en vanidad, al demostrar al príncipe Adrián que la princesa era una mujer bella.

Mi padre después de pensarlo un momento, asintió.

—Tiene razón canciller, el príncipe no pensó como un futuro rey, lo hizo como un hermano.

—Si llega esta noticia a la prensa internacional, el príncipe Adrián lo tomará como una burla, ya que no se le ha notificado el mal que la princesa padece en estos momentos. 

—¿Qué sugiere?

—La verdad, que el príncipe Adrián, se entere que la princesa Annabella está sin memoria.

—Sabe bien que eso no será favorable para Albatros —mi voz sonó calmada, pero estaba furioso —Pone en peligro la negociación de los proyectos.

—A eso me refiero su alteza, su decisión puede dañar todo lo avanzado, esto se tuvo que haber discutido con el gabinete y todos tomar una decisión, dado que no fue así, solo nos queda dar la noticia nosotros y no que se enteren por la prensa internacional. Su majestad, debo retirarme, me reuniré con el gabinete para revisar el impacto que sufrirá Albatros al cancelarse el matrimonio.

Mi padre asintió y lo dejo marchar, una vez la puerta se cerró, su voz retumbó.

—¡No debiste tomar esa decisión! ¡Todas las negociaciones que hemos hecho se vendrán abajo! ¡Una vez más, me convenzo que Aurus debe subir al trono y no un estupido como tú! —Se puso de pie y salió del salón, en ese momento pude hacer mis manos un puño.

Estaba seguro que el canciller quería el trono, lo único que se interponía a lograrlo, era yo, ya que no me dejaba manejar como papá.

Con fuerza di un golpe en la mesa y un vaso cayó al suelo,  me inclino para recoger los pedazos de vidrio, pero al tomarlo con fuerza me corte, no tenia tiempo para ver la herida, recogí los trozos grandes y los tiré a la papelera, debía ver a Yanin.

—Por favor que limpien el salón —le indique a los guardias mientras salía rápidamente.

 

*****

—Pase —la puerta se abre y desde donde estoy puedo ver entrar al príncipe Nader.

—Su alteza —me pongo de pie para hacer una reverencia, pero me doy cuenta que su mano está sangrando, sin mediar palabras, corro hacia mi cuarto de baño a buscar el botiquín

—¿Qué hace? Tenemos que hablar —no hago caso y tomo su mano y lo llevo a mi sofá, se quedo en silencio mientras me doy a la tarea de limpiarlo y curarlo, cuando he terminado, lo miro y siento aquel extraño revoloteo en mi pecho, sus ojos conectan con los míos, mi garganta se seca por que sin pensarlo he buscado con la mirada sus labios. Él se ha dado cuenta, lo sé, en ese momento veo como su cabeza se inclina hacia mi y sin pensarlo, acortó la poca distancia al tocar su boca con la mía... senti sus labios abrirse a los míos, luego tomar el control y darme un beso apasionado de esos que solo en las películas había visto, sentí como sujeto mi espalda para pegarme más a él, pero luego, se apartó bruscamente, nuestras respiraciones jadeaban. Se puso de pie y sobre su hombro me miró.

—Esto no debe volver a pasar —sentía mis labios hinchados, mi cuerpo temblando por una extraña sensación y me decía que no volvería a pasar.

No respondí, sabía que las palabras saldrían atropelladas.

—Además de querer hacerle leer literatura de miedo ¿qué más ha hecho Leah? — lo miré con resentimiento, se había recuperado muy rápido y yo seguía temblando como una hoja con el viento.

—Me ha pedido que pinte —él desvío la mirada y solto el aire.

—Lo olvidé por completo, a mi hermana le gusta pintar ¿Qué le respondió?

—En la caída me lesioné la mano, no estaba del todo recuperada, ya que por la llegada del príncipe Adrián no habia permitido que la inmovilizaran como era debido, ya que me sentía culpable por no recordar a mi prometido, así que no iba a causarle una tristeza.

—¿Le creyó? —me encogi de hombros y él asintió —Esta noche no los acompañaré a cenar —se marcha y me doy cuenta que aún seguía temblando por el beso, mis labios palpitaban y solté un largo suspiro.

El príncipe estaba preocupado, pero me daba cuenta que no confiaba en mi, no me decía lo que estaba pasando.




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