No soy una princesa

Capítulo 17

Aurus no dijo nada,sólo enarco una ceja.

—Te mostrarán tu habitación —él solo asintió y dejo la sala sin hacer una reverencia al rey, estaba atónita.

—Padre me retiró —me acerco para besar su mano

—Sientate —con cuidado vuelvo a mi lugar, el rey toma un bocadillo y lo lleva a su boca, la puerta pesada de doble hoja es abierta y aparece Nader, lo acababa de ver hace poco en el laberinto, pero mi corazón palpitaba como si llevara días sin verlo —Puntual como siempre —Nader se sentó frente al rey.

—Dime padre 

—Aurus llego —Nader asiente —Cualquier mal decisión que tomes, sabes bien que tienes a tu reemplazo.

—Por derecho soy el príncipe heredero, tu primogénito. No puedes destituirme de mi lugar por derecho de nacimiento, solo que yo abdique al trono o muera y no creo el rey, quite la vida de su hijo mayor.

El golpe seco que dio el rey sobre la superficie de su mesa para beber té, me hizo saltar.

—No necesito hacer tal cosa, tu solo renunciaras al trono con la llegada de esa muchachita al palacio, ya una vez te atreviste enfrentarme por Sabrina.

Baje la cabeza y mire mis manos, escuchar que Nader estaba enamorado de alguien me había dolido profundo.

—No tienes de que preocuparte, los errores del pasado, solo son eso —Se pone de pie —Debo seguir con mi trabajo, si no hay más que hablar, con tu permiso me retiro.

—Tu hermana es testigo de mi decisión, tú renuncias al trono de Albatros si decides hacer una vida con una mujer que no es una princesa.

El príncipe Nader se ha detenido ante las palabras del rey, un nervio saltaba en su mandíbula, pero mantuvo la calma al hablar.

—No pasará tal cosa, luego del matrimonio de Annabella, buscaré una esposa.

Sujete con fuerza un costado de mi vestido, no podía imaginarlo casado con otra mujer.

—Da tu palabra de príncipe, si decides hacer una vida con una mujer que no es una princesa, tú Nader el príncipe heredero al trono de Albatros, renuncias. —la voz del rey se había alzado, su cuello se había tornado rojo, al igual que su rostro.

—Te doy mi palabra —se inclinó hacia el rey y salió de la sala real.

—Conociendole no permitirá que Aurus se quede con el trono, es la única manera que puedo asegurar que tu hermano no cometa una estupidez de nuevo.

—¿Quién es Sabrina?

El rey suspiro

—Olvidé que no recuerdas nada, Sabrina es la hija de Leah. En el pasado tu hermano estaba loco por ella, no le importaba nada, solo ella. 

—¿Qué pasó?

—Lo obvio, se le ofreció una fuerte cantidad, el pago total de la carrera que ella eligiera, un apartamento lujoso en el país que quisiera —Sonrio —Debes imaginar el resto de la historia.

La verdad no podía imaginar cómo alguien que amaba al príncipe, lo cambiará por lo material.

—Nader ¿lo supo?

—Por supuesto, la misma chica le dijo que elegía la oferta que le estábamos ofreciendo, ahora que regreso, por si se le ocurre tratar de volver con tu hermano, debe saber Nader lo que perderá si decide quedarse con ella. Desde niño se ha preparado para el trono de Albatros. No puedo pedirle a la chica que abandone el palacio, por tu madre, ella le tenía mucho aprecio a Leah —el rey se quedó en silencio un momento —Le hice daño a tu madre y aunque ya no este con nosotros, no haré algo que pudo lastimarla.

Asenti y me puse de pie.

—Me retiró 

—Una vez el príncipe Adrián termine con las obligaciones que tiene para con su país, se le dirá la verdad de tu condición. Puedes retírarte —Me acerque a él y bese el dorso de su mano.

Salí de la habitación real con el corazón hecho un puño, no entendía por que me dolía tanto. Él y yo éramos polos opuestos, yo no era del agrado del príncipe Nader.

"Te dio tu primer beso, el segundo y el tercero"   sacudo la cabeza ante mis pensamientos, los besos no significaban nada para el príncipe.

Al llegar a la habitación Leah estaba acomodando la cama.

—No entiendo por que está en este lugar —estiro más las mantas para que no quedara ninguna arruga.

No respondo solo me dejo caer en el sillón.

—Su secretaria la anduvo buscando, es una mujer floja, todo este tiempo no se ha presentado delante de usted porque alega no la ha hecho venir.

Suspiro y apoyo mi cabeza en mi mano.

—Tampoco usted a ido a su despacho, mi hija esta ayudando en organizar su escritorio —levanto la cabeza y miro a Leah.

—¿Tú hija? —ella asiente

—Ustedes han sido amigas de toda la vida, no ha venido a verla por que esta organizando su despacho.

—Es una pena que no recuerdo a tu hija

—Lo hará pronto cuando recupere la memoria, mientras pasa, mi hija estará ayudando

.—Me daré un baño —me pongo de pie y me dirijo al baño, cierro la puerta detrás de mi y me siento en el borde de la bañera para llenarla.

Cada día era más difícil para mí, el hacerme pasar por una princesa. Desconocía que debía estar metida en un despacho, atendiendo cosas del país. El príncipe Nader no me había dicho nada.

Echo las sales perfumadas al agua y me empiezo a desvestir, con cuidado me sumergi en la bañera, cerré los ojos por un momento, necesitaba relajarme. Pediría a la masajista del palacio que me diera masaje.

—Despierte —abro los ojos asustada y más aún al encontrarme con aquellas orbes oscuras, muy cerca de mi rostro 

Miro hacia todos lados y caigo en cuenta que sigo en la bañera ¡desnuda! Con rapidez llevo mi mano hacia mis pechos y la otra hacia mi parte más privada.

—Retirese por favor, debo salir de aquí

El príncipe no respondió su mirada seguía en mi rostro, sentí su mano sujetar mi cabeza y luego verlo como descendía su cabeza como en cámara lenta, debía apartarme y no permitir que me besara, pero mi cuerpo no reacciona, mis labios se abren como los pétalos de una flor, para recibir su boca. Este beso fue como en el laberinto, lleno de pasión, sólo que yo le seguí el ritmo, no supe en que momento fui sacada de la bañera, sentí la suavidad del colchón en mi espalda y las manos grandes de Nader en mi costado, cerca de mis senos, sentía el calor de su cuerpo a través de la ropa, mientras su boca besaba mi mandíbula para luego seguir en mi cuello, su mano subió a mi seno y cuando sentí sus dedos en mis pesones, lo empujé y rápidamente cubri mi cuerpo con la sábana pero él, había visto mi cuerpo desnudo. Con horror mire la señal de su necesidad en su pantalón.




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