No soy una princesa

Capitulo 19

—¿De qué habla? —Nader se ha puesto de pie rápidamente, su mirada fría me hizo dar un paso atrás

—Él sabe que no soy Annabella 

—¿Por que se lo dijo? —su voz suave me dio escalofríos, ya que intuía se estaba conteniendo.

—Lo supo desde antes de llegar al palacio —levanté la barbilla, era su culpa por no tomar en cuenta los pequeños detalles —La princesa tiene un lunar en esta parte—señalo con mi dedo arriba de mi seno izquierdo —En la foto del periódico, Milagros sin desearlo movió el vestido en el frente y el príncipe Aurus se percató que no existe el lunar.

El príncipe Nader bajo el rostro un momento y luego pasó una mano por su cabello.

—Él dijo que no era el enemigo y entendió que lo estaba haciendo por salvar Albatros.

—No confié en nadie, ni siquiera en mi medio hermano, puede retirarse —el príncipe Nader se sentó y centro su atención en un documento que tenía en el escritorio. Se olvidó completamente de mi.

Me giré y camine hacia la puerta, al llegar me detuvo su pregunta.

—¿Le gusta Aurus? —llevo mi mano a la perilla de la puerta ¿cómo explicarle que quién llamaba mi atención era él? Abri la puerta del despacho real y salí como una bala.

*****

—Se encontró con la señorita Yanin en el salón de los retratos —Alfred esta frente a mi escritorio, con las manos en la espalda, en posición firme —luego se acercó a ella y le dijo que podía besarla y no sería pecado —levantó el rostro del documento y miro a Alfred.

—¿Lo hizo? —él negó con la cabeza.—¿Qué pretende? — pregunte más para mi.

—Al parecer se siente atraído por Yanin.

—¿Cómo lo sabes? —Alfred se aclaró la garganta.

—Sabe de lo que hablo su majestad, es algo que se nota 

—Vigila a Aurus, no se que planes tiene.

—Ya el rey, asignó guardias para el príncipe —asenti

—¿Noticia de mi hermana? —Alfred niega.

—Increíble que una mocosa, huya sin dejar rastro alguno. 

—He contratado a un investigador 

—Alfred 

—Su majestad, es muy discreto. 

—Si esto se sale de control, sera tu culpa Alfred. Déjame solo por favor —se inclino para su reverencia y luego salió del despacho. Una vez solo, deje caer mi puño con fuerza sobre el escritorio. Todo estaba saliéndose de control, no había pensando en el lunar de Anabella y como en un detalle tan mínimo, mi hermano iba a saber que Yanin no era la princesa.

Pase mi mano por mi cabello, que ya estaba revuelto.

*****

—Ya estaba dudando de mi capacidad para predecir lo que hará mi hermano. —Aurus siguió contemplando la piscina, estaba cómodo en una tumbona, en una mano tenía una copa.

—¿Qué pretendes Aurus? 

Sonrio y llevo la copa a sus labios

—Se ve espectacular el reflejo de la luna en el agua, cualquier incauto puede pensar que al entrar al agua puede alcanzarla, pero solo es su reflejo.

Suspire 

—Te hice una pregunta.

—Tan aburrido como siempre hermanito, recuerdo cuando venia al palacio, siempre estirado, sin sonreír siquiera, pero supongo eso esperan del futuro rey de Albatros 

—¿Por que aceptaste la propuesta del rey de estar en el palacio? Siempre diste la impresión que no te gustaba este ambiente.

—He cambiando de opinión—se encoge de hombros —Me causo curiosidad el por que hay una impostora en el lugar de mi hermana —levanta la mano —Olvida la historia, ya la chica me puso el tanto de por que lo hace, pero y ¿tu?. Analizando la situación, se pudo haber manejado la situación, indicando que Annabella tuvo nervios nupciales y esta en la montaña, la casa de las viudas y niños.

—Eso hubiera retrasado el compromiso y los tratos para la remodelación de Albatros.

—Sacrificios, sacrificios, si esa mocosa hermana tuya no aparece, está chica debera tomar el lugar de nuestra hermana y casarse... —gira su cabeza hacia mi — Y no lo permitiré.

Hago puños mis manos y mi hermano siguió el movimiento con sus ojos.

—Lamento que tus planes no se cumplan, pero no permitiré que esta chica se casé en el lugar de Annabella, así que piensa en otra alternativa.

No respondí, mi mirada y la de Aurus estaban conectadas

 —Tienes prohibido acercarte a ella —eleva la comisura de uno de sus labios.

—¿Prohibirme? Ya no soy un niño que podían manejar a su antojo, soy un príncipe y tenemos los mismos derechos.

—Soy el príncipe heredero, sabes bien que puedo prohibirte. 

—Bien —Aurus y yo nos observarlos con furia —No en todo te obedecere.

—Al parecer mi querido hermano, se te olvida que puedo enviarte al calabozo.

Me giré y no esperé respuesta, Aurus se iba a someter a las reglas aunque no quisiera.

 

 

 

 

 




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