No soy una princesa

Capítulo 22

Había una extraña sensación instalado en mi corazón, cada dia había sido mejor que el anterior al lado de Nader, pero sentía que algo no estaba bien, por más que tratara de olvidarme de eso, no podía.

Mi mirada se poso en el diamante que brillaba desde el nicho de terciopelo negro, pase mi dedo por el una vez más y solté el aire.

Me miré al espejo y pude notar que mi rostro brillaba, estaba seguro eran las largas horas que pasaba en los brazos de mi príncipe, eche mi larga melena y sedosa hacia atrás y cerré los ojos por un instante, el príncipe Adrián ya estaría disponible nuevamente para el cortejo, recibí la nota de manos de su secretario, acompañado por el anillo con el hermoso diamante.

Las cosas se iban a complicar estaba segura de ello, nunca imagine que el príncipe Nader fuera un hombre celoso, era tan guapo y seguro de sí mismo, pero era celoso. Su rostro cambiaba cuando el príncipe Aurus se me acercaba y era una gran sorpresa para mi, ya que jamás se le notaba alguna expresión en su rostro, pero ahora si, con su hermano.

—Su majestad —Ana entró a la habitación con una gran sonrisa —Luce preciosa esta mañana.

—Ana —tal vez no iba a hacer lo correcto, pero ya no podía más —Cierra la puerta —Ella asintio y corrió a cerrarla 

—¿Esta bien su majestad?

Ana estaba de pie frente a mi, tenía ojeras, estaba más delgada y su sonrisa no llegaba hasta sus ojos.

—Deja de preocuparte por mi, estoy bien como puedes ver, aliméntate y duerme bien —ella me miró sin entender, me puse de pie y la tomé de los hombros —Soy Yanin —susurré para que sólo ella escuchara —No puedes decir nada —sus ojos se abrieron más y se volvieron aguados —Ana, luego te explicaré todo pero estas en el palacio no por casualidad, pero tengo prohibido revelarte mi identidad pero no soporto verte sufrir.

Las lágrimas corrieron por sus mejillas, el silencio nos rodeaba y la abrace con todas las fuerzas, ella era mi amiga querida.

—¿Yanin? —susurro y asenti cuando me aparté.

—Ya no parezco la piojosa del mercado —sonreí —Por favor no digas nada, ni muestres señales de que ya sabes la verdad sobre todo delante del príncipe.

Ana me abrazo con fuerza, sus manos acariciaban mi espalda.

—No tienes idea de cuanto he sufrido pensando en que algo te habia pasado, pero estas aquí, aunque no entiendo nada.

—Prométeme que vas a comer y vas a dormir.

—Ya estoy tranquila, te lo juro —su rostro estaba bañado en lagrimas —Las noches han estado frías y sufría pensando que estabas pasando frío, varias noches regrese debajo del puente, para buscarte pero no te encontré, aunque todos estaban bien abrigados y con cobijas bien gruesas, me dijeron que el príncipe todas las noches les mandaba comida y abrigo.

Asenti y me senté frente al tocador.

—Él me lo prometió y lo ha cumplido cada día, todos tienen alimento y abrigo. Se está construyendo un refugio donde podrán ir a dormir todas las noches

Ana sonrió 

—Son maravillosas noticias.

—Si, con el refugio no hay manera de que vendan sus hogares y vuelvan a las calles.

—¿Vas a casarte?

—Albatros depende de esta boda, si no hay boda, no hay ayuda para el país.

—Pero, no eres una princesa —le sonrió a Ana.

—Lo sé 

Seguimos charlando y el regreso del príncipe Adrian no abandonaba mis pensamientos.

Aurus

—Excelente selección—el canciller leia la etiqueta de la botella de vino que descansaba en mi escritorio —Tiene buen gusto como es de esperarse de un principe.

—Imaginó no vino hasta mi oficina para hablar de mis gustos por el vino —me recosté en el respaldo de mi silla, él sonrió y se sentó frente a mi.

—Obviamente que no, me preocupa el actuar de su hermano, el príncipe heredero.

Enarco una ceja y él cruza una pierna sobre la otra.

—Creo el actuar de mi hermano, es con el rey que debe hablarlo, yo solo soy un principe.

—Lo he estado observando desde que llego al palacio, tiene mejores cualidades que el príncipe heredero. Me he enterado que puede perder el trono y quién se convertiría en rey es usted.

Mi mirada se clavo en el hombre calvo de ojos pequeños pero astutos como los de un zorro, en este país las leyes eran arcaicas y el canciller tenía gran peso sobre el parlamento, los ministros lo escuchaban más a él que al propio rey y me daba cuenta que Nader no era de su agrado.

—El príncipe heredero es apto para dirigir el país, desde que nació ha sido preparado.

—No lo es —sonríe —Se ha opuesto a la boda de la princesa, sabe muy bien que la alianza entre los dos reinos es de suma urgencia para Albatros.

—¿Urgencia? La boda no es ahorita, falta casi un año.

—No, la boda será en tres meses pero el príncipe heredero se ha vuelto un obstáculo para la preparación de la misma, ha dicho que la princesa está mal de salud y no es conveniente estrenarla.

—¿Tres meses? —el canciller asiente y yo aprieto mi mandíbula —Opino lo mismo que el príncipe heredero, mi hermana no ha recuperado la memoria no puede casarse.

El canciller se pone de pie, molesto.

—Es increíble que usted piense lo mismo que su hermano. Debe pensar en el bienestar de Albatros, por favor cuando ponga a su país en primer lugar, me busca que yo le ayudare en lo que necesite.

Se marchó y mi mente se volvió un caos, podía ser el rey de Albatros si yo quería, con solo el hecho de que Yanin estuviera en el lugar de Annabella era un fuerte motivo para que Nader ya no fuera el príncipe heredero.

 

 




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