No Soy Yo

Tres

             El viernes por la tarde como no tenían clase, Mellisa iba de cuatro a seis al gimnasio de su barrio. Desde siempre le había gustado la gimnasia rítmica y en el instituto solamente hacían deportes de grupo como baloncesto o béisbol o les hacían correr y eso lo aborrecía.

            La clase se componía de dos partes, una de calentamiento con algunos estiramientos y luego la gimnasia tipo pilates. Todas decían que la profesora era muy estricta, pero cuando acabó y Mellisa, después de una larga ducha calentita, iba andando hacia su casa, pensaba un poco extrañada:

            -“ Pues yo no estoy apenas cansada... reconozco que hemos trabajado duro hoy, pero no se, parece que mi cuerpo no lo note. Quizás me estén haciendo efecto las vitaminas que me tomo desde hace semanas. Hoy he superado mi récord de abdominales, ¡por fin!”

 

            A la hora de la cena y como le prometió a Carol, Mellisa trató de convencer a sus padres de que dejaran venir a su hermana pequeña a la fiesta de cumpleaños de aquella misma noche. Al principio se negaron, eran bastante estrictos con ese tema, después de todo Carol no tenia más que trece años, pero al final Gary intercedió con ellas:

            - ¡Venga mama! Si es en casa de Hannah y Jonathan, son prácticamente nuestros vecinos y los conocéis desde que se instalaron en el barrio.

            - De acuerdo, como veo que tanto a ti como a la mocosa os hace tanta ilusión la dichosa fiestecita la dejare ir, pero recuerda que ha de estar aquí antes de las doce y media.- refunfuño el padre levantándose para recoger los platos.

            - ¿He oído la una? -preguntó Mellisa con sus mejores sonrisas, pero la madre levantó un dedo- no tientes a la suerte jovencita y tu tampoco llegues tarde, que todavía no llegas a la mayoría de edad. Nosotros a tu edad nos conformábamos con ir al cine y poco mas.

            Gary se levantó dándoles un beso a sus padres antes de recoger las llaves de su moto y miró a sus tres hermanos pequeños guiñándoles el ojo:

            -Si, si al cine..... ves a saber que se hacia en aquellas fiestas hippies de la época.... paz y amor familia.- agregó burlón levantando los dedos índice y corazón de las dos manos- la madre le dio un capón y tanto Carol como Mellisa sonrieron. Bueno, por lo menos se habían salido con la suya.

            Las dos hermanas se arreglaron y salieron muy ilusionadas para casa de Hannah. Ésta las fue a recibir y miró curiosa a Carol. - Vaya, veo que por fin has convencido a tus padres, dejad los abrigos aquí colgados.

            Pasaron al comedor y Carol preguntó por Jonathan:

            - Hace mas tiempo que no lo veo... claro, como se deja ver tan poco...

          - Está en su habitación, le diré que baje.- Mellisa, que conocía perfectamente al chico negó con la cabeza, diciendo que no hacia falta que lo molestase, pero la hermana subió las escalera decididamente:- a ver Mel, no es lógico que no se deje ver, es su fiesta de cumpleaños después de todo...

            Al cabo de un rato oyeron como Hannah discutía con su hermano y éste daba alguna excusa. Ésta se enfadó gritándole:

            -¡Vamos hombre! !estoy cansada de tus absurdas excusas, al fin y al cabo he organizado esta fiesta para que te relaciones y conozcas gente... haz el favor de bajar, han llegado Mellisa y su hermana pequeña Carol.- al final las dos hermanas al pie de las escaleras, oyeron como el chico respondía algo en voz baja que no entendieron y al poco los vieron bajar. Jonathan le hizo un saludo con la cabeza a Mellisa y luego le dio la mano a Carol:

          -Buenas noches a las dos. Carol ¿No? Te veo bien... Estas muy alta desde última vez que nos vimos.- ésta sonrió tímidamente.

            -¿Qué tenéis pensado hacer?-le dijo Mellisa  a su amiga.

       - Bueno... podemos correr los muebles para ponerlos en un rincón, así tendremos sitio para bailar.- sugirió la chica. Mientras hacían espacio, de golpe Mellisa se paró de golpe al acordarse de algo:

         - ¡Mierda! ¡Acabo de acordarme que quedé con Billi que lo llamaría en cuanto llegase a tu casa.  Fueron las dos a la cocina donde tenían el teléfono colgado de la pared.  Hannah la sermoneó mientras se reía:  - Anda que mira que no acordarte de tu novio antes... desde luego,  no tienes la cabeza en su sitio últimamente eh???  - ésta la ignoró marcando el numero:

            - Cariño, soy Mellisa.... bueno, se que te tendría que haber llamado antes, lo siento.... ¿a qué hora vais a venir? ….. vais por el postre todavía... - le hizo una mirada a Hannah de reproche.... -ok, se lo diré... no tardéis.- colgó  haciendo un suspiro- Billi, Toni y John vendrán sobre las once y media, dice que les han traído las pizzas tarde y todavía van por los postres.... claro, seguro que cuando vengan ya van cargaditos de alcohol... ¡ah! Dice que traerá una peli de vídeo, si es que no queréis ver otra.

            - Pues no, no hemos pasado por el videoclub hoy.-respondió Jonathan.

            - ¿Por qué no les has preguntado de qué era la peli?-preguntó Carol.

           - Si es igual... de todos modos nadie la va a ver, ¡solo a él se le ocurre traer una película en una fiesta de viernes por la noche!- Carol se encogió de hombros.




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