No Soy Yo

Veinte

      Entró dando un portazo y se sentó en una silla para quitarse la cola y las medias; le temblaban las manos y Hannah se la quedó mirando asombrada.

— ¿Te pasa algo?— ella alzó la vista.

— No, nada, ¿por qué lo dices?

— No sé chica, pareces nerviosa por algo.— Melissa se encogió de hombros mientras se peleaba con las medias y le dijo secamente.

— Pues no lo estoy.

    Los otros alumnos ya estaban cambiados y se iban marchando, despidiéndose de ellas dos, Hannah entró en el lavabo para desmaquillarse y cuando Melissa se quedó a solas en la clase, metió sus cosas de mala manera en la bolsa y suspiró, no pudo evitar que una lágrima traicionera bajase mejilla abajo hasta sus labios. Se vistió deprisa.

    Pensaba en Toni el día de la discoteca cuando se emborrachó y no sabía lo que hacía, cuando la sacó protector y la metió en su coche, agarrándole de ambas manos para que no lo pegase, en la conversación que tuvieron en su coche, en lo cariñoso que se había comportado con ella tras la muerte de Billy y en como se había comportado ahora, había terminado la obra muy contenta y Toni lo había estropeado todo, ¿por qué actuaba así? ¡mierda!

    Se enjuagó los ojos con la mano, ya que Hannah le preguntó desde el interior del lavabo si podía traerle un peine y ella se dispuso a traérselo.

 

    Cuando bajaron donde las esperaban los chicos, Melissa evitó intencionadamente la mirada de Toni, y Philip les dijo que por qué habían tardado tanto, cuando estuvieron dentro, Toni arrancó y salieron zumbando.

    Estuvieron hablando de cosas sin interés, aunque Melissa no oía nada, miraba por la ventanilla en silencio mientras pensaba en aquello preocupada. No quería que pasaran esas cosas por que tenía miedo, miedo de querer a Toni como en un principio había querido a Billy y ahora él ya no estaba. De repente notaba una gran tristeza y no sabía muy bien porqué...

    Los chicos las dejaron en sus casas y se fueron por ahí a tomar una copa, Hannah le preguntó a Melissa qué hora podría ser, ésta le respondió seria mirando su reloj de pulsera.

— ¡Pero bueno! ¿Me puedes decir de una vez lo que te pasa? en todo el camino no has abierto la boca, ¿has oído lo que te ha dicho Philip o estabas en trance? ha dicho: “y tú Melissa, no hables tanto que estas acaparando la atención— ella puso cara de fastidio y le dio una patada a una piedra.

— Podemos ir a casa a ver una peli de vídeo, Gary seguramente habrá ido a buscar una.— Hannah la siguió con resignación:

— Está bien, no me lo digas si no quieres, pero mañana domingo has de ser la de siempre, ¿eh? que no te quiero ver seria.

Una vez en casa de Melissa, Carol las salió a recibir alborotada.

— ¡Oh, Hannah!¡tus padres han llamado dos veces por si estabas aquí, parecían muy excitados por algo y han dicho que si te veía, que te mandara rápidamente a tu casa!— Melissa se ofreció para acompañarla, le parecía raro que hubiesen llamado a su casa, ya que no era tan tarde como para que estuvieran preocupados.

Una vez en casa de Hannah, vieron a la madre con signos de preocupación en la cara.

— ¿Donde está papá y Jonathan?¿qué ha pasado?

— Es Jonathan, está muy mal, ha comenzado a ahogarse de nuevo y se lo ha llevado una ambulancia. Tu padre está con él ahora y yo me he quedado para esperarte, Anda, vayámonos al hospital. —llamaron a un taxi, ya que la madre estaba demasiado agitada para conducir y por el camino les contó cómo había sucedido aquello.

— Ha sido todo muy repentino... Jonathan estaba en su habitación tocando el piano, cuando hemos oído un tremendo trueno y como unos relámpagos cruzaban el cielo, he ido a llamar a Jonathan y cuando he entrado no estaba, la ventana estaba abierta de par en par, hemos salido a buscarle y allí estaba, en la parte trasera, tendido en el suelo y tratando de respirar, ¡ha sido horrible! parecía que se moría, daba grandes bocanadas de aire y se agarraba el pecho con ambas manos, estaba muy agitado y trataba de explicar algo mientras señalaba al cielo. Los médicos le han puesto una mascarilla de oxigeno mezclada con un sedante leve que lo ha calmado un poco.

—¿Pero como ha llegado hasta allí? Desde el piso de arriba hay más de cinco metros de altura...— observó Hannah.

—No lo sabemos cariño, pero no tenía ni un rasguño, ni nada roto, solamente tiritaba y no podía respirar.

Al llegar, les esperaba el padre y éste y el doctor las acompañaron a una de las habitaciones, allí, estirado en la cama estaba él, con los ojos cerrados y unos tubos en la nariz que le proporcionaban oxigeno.

— ¿Qué le pasa? ninguna de las otras veces tuvieron que ponerle esos tubos.— preguntó Hannah preocupada.

—Ahora afortunadamente está bien, hemos tenido que darle un sedante, ya que estaba muy nervioso,. Antes de dormirse nos habló de unas luces encima de la casa, un objeto circular que se mantenía suspendido en el aire a poca altura; seguramente deliraba.

Melissa se puso pálida, ¡el ovni!¡Jonathan también lo había visto!

— ... amigo tuyo, aquel que se murió, ¿verdad?— Melissa, a causa de la confusión, no se daba cuenta que el Dr. Jones se dirigía a ella.

— Perdone, ¿qué me decía?

—Que te he reconocido al venir, eres la amiga de aquel chico, aquel muchacho que falleció a consecuencia de un accidente de coche.— ella asintió muy seria.— bueno, será mejor que pasemos a mi despacho.

Una vez allí los dos padres se sentaron en unas sillas y ellas dos se mantuvieron detrás.— El doctor extrajo de un archivador el expediente del chico y lo hojeó detenidamente, luego les preguntó a los padres de Hannah, cuánto hacía que no llevaban a Jonathan al médico.

— Pues... hará al menos un año, o más. Recuerde que tenía asma y le recetó los espráis, desde entonces no ha tenido más problemas... hasta hoy.

— Sí, ahora ha pasado esto, pero ya sé qué es lo que le ocurre y... bueno, pienso que si estoy en lo cierto, los espráis no le van a servir de mucho.




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