No Soy Yo

Veintidos

—Melissa... ¿dónde estas?— oyó a Steve hablándole desde muy lejos y ésta protestó moviendo la cabeza y los ojos como si estuviera soñando.— contéstame, ¿En dónde te encuentras ahora? — como no respondiera, supuso que tendría un trance profundo — está bien, contaré hasta tres y abrirás los ojos, uno, dos y... ¡tres!— chasqueó los dedos frente a su cara y ésta los abrió —, mirándolo con expresión baga.— dime lo que ves a tu alrededor.

Melissa con mucho esfuerzo tartamudeó:

—E... es profundo... veo os... cu... ridad y siento fri...o.

—No te preocupes, ahora notarás calor, la temperatura va subiendo gradualmente, ¿estas mejor ahora?— Melissa sonrió plácidamente y se relajó.

—Al fondo hay una luz extraña, es una especie de pasillo y unas voces me llaman, quiero ir pero no puedo... no puedo...—los labios temblaron e hizo un mohín de disgusto, pero luego quedó seria, como si estuviera escuchando otra cosa y señaló a la lejanía— oigo un... es... el llanto de un bebé.

—¿Ves algo mas?¿hay personas a tu alrededor?— ella negó, pero luego se sobresaltó— a mi alrededor se mueven sombras, son figuras que van vestidas con trajes que les cubren todo el cuerpo, están trabajando en unas maquinas muy grandes. Parece una sala de... ¡ya sé que es! parece...— la sola idea pareció llenarla de temor y volvió a quedar en trance. Steve volvió a preguntarle, pero ella negó, el cuerpo le temblaba y algunas gotitas de sudor le cubrieron la frente. El chico no quiso asustarse, pero notó que el pulso de la chica se iba haciendo cada vez más rápido y temió que pudiera darle una taquicardia. Por esa causa decidió despertarla, no quería tener ningún incidente.

— Contaré hasta diez en sentido inverso, cuando diga uno despertarás.

    Una vez hubo chasqueado los dedos, Melissa se incorporó y parpadeó como si despertase de un sueño, miró la habitación fijamente y luego lo miró a él, tenía una mirada extraña en sus ojos y el chico supo que todavía estaba bajo los efectos del hipnotismo. Entonces comenzó a hablar, dijo algo tan bajo que sonó incomprensible.

— ¿Qué tratas de decirme?— ahora habló más alto, pero lo que dijo, dejó a Steve muy consternado, estaba hablando en otro idioma, en un dialecto que, pese a que no entendió, luego hizo que recordara vagamente, por un instante despertó en él unas emociones que llevaban años dormidas.

—¡Vamos, despierta ya!— le dijo entonces presa de un repentino temor. Melissa parecía estar a muchos kilómetros de allí, su mirada reflejaba indiferencia y seguía con su monótona charla, con una voz que parecía salir de lo más profundo de su ser.

     Steve no tuvo más remedio que probar otra táctica, era un tanto brusca, pero no tenía otra alternativa, había de despertarla como fuera. Comenzó a zarandearla por los hombros repitiendo casi en una exclamación que rozó el histerismo:

— Melissa despierta!¡despierta ya!¡despierta ahora mismo!¡YA!

Al final Melissa cerró los ojos suavemente y luego los abrió lentamente mirando al chico risueña.

— ¡Oh!¿cuanto tiempo llevo dormida?¿me ha hipnotizado ya?

Steve se dispuso a subir las persianas y muy serio comentó:

— Sí, la sesión de hipnosis ha terminado.

— Vaya... no me he enterado de nada, ¿qué ha pasado?¿ha descubierto algo?

— No mucho... me has dicho que veías mucha luz y que estabas en un lugar donde la gente trabajaba delante de unas maquinas, también oíste el llanto de un niño pequeño en algún lugar, volviste a quedarte inconsciente y...

— ¿Y?

— Es que... no sé que ha podido suceder, parecía que te despertabas, pero sin duda estabas todavía en trance, porque has comenzado a hablar en otro idioma.

— ¿Qué? pero si yo no sé hablar ningún idioma, aunque voy a clases de francés, ¿era francés?

Steve decidió explicárselo todo, a fin de cuentas eso no le haría ya daño a nadie.

— No, en realidad era un dialecto extraño.

— Un dialecto extraño... ¿Y además de eso? ¿no ha descubierto nada que explique el por qué de lo que le he contado?— el chico negó y vio la decepción en sus ojos.

— Bueno, yo sí he descubierto algo, que en tu subconsciente sabes otro idioma. Eso es importante, algunos compañeros de profesión me han contado que en alguna de sus sesiones se han encontrado con pacientes que insisten en que en sueños han visitado lugares o hablado lenguas que en realidad despiertos no conocen, significa que han hecho una recesión a alguna vida pasada donde fueron franceses o chinos...

— Pero yo no...— dijo Melissa consternada.—Steve rió al ver su cara:

— Claro que eso no significa que ese sea tu caso, ¿crees en la reencarnación?— esta negó— es que yo sí que creo y pienso que tal vez sea esa una explicación, has alcanzado un trance profundo.—Melissa, que ya se había levantado del diván rebuscó en su monedero.

— Gracias por haber perdido el tiempo conmigo, ¿cuanto le debo?

— Oh, dejémoslo así, al fin y al cabo no he podido resolver tu problema.

     Cuando se marchó, Steve se quedó pensativo, aquella muchacha tenía algo de especial, algo que lo cautivaba, ninguno de sus pacientes, a excepción de aquel otro joven de cabellos negros, había causado tantas expectativas en él. Rememoró todo lo que le había dicho y fue hasta el archivo, allí buscó una ficha vacía y apuntó el nombre de la chica junto con algunas notas, sin quererlo sacó también la que había hecho para Jonathan y las comparó detenidamente quedándose pensativo.

    Melissa quiso volver a la discoteca con sus amigos, Hannah tenía razón y les debía una explicación, pero como no la habían marcado a la salida, no pudo volver a entrar, por lo que decidió ir finalmente hasta su casa.

    Mientras caminaba, estaba un poco preocupada, recordaba lo que le había dicho Steve, ¿sería verdad que ella, inconscientemente sabía otra lengua? Era mejor no obsesionarse con eso, ya que era algo que ni siquiera comprendía.




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