No Soy Yo

Veintisiete

El sol comenzaba a salir tímido, dando al cielo una tonalidad anaranjada y gris. Todos dormían en sus sacos, hasta Philip, que había decidido dar por finalizada la guardia después de aquello.

Melissa hablaba en sueños presa de una gran agitación, no podía silenciar las voces en su cabeza. Toni fue el primero en despertar y al ver a su amiga así, la sacudió ligeramente. Ella se incorporó y lo miró parpadeando. Al instante volvió a taparse los oídos y murmuró tan bajo que Toni apenas la oyó:

—... me da... miedo...— él la atrajo hasta sí.

—No te preocupes cariño, estas aquí conmigo, aquel hombre no va a volver. Pero en realidad ésta no sabía muy bien a qué tenía miedo, solamente le llegaban sensaciones a su cabeza, como si un coro de voces o de pensamientos ajenos a ella le estuvieran tratando de dar algún mensaje.

—¿Por qué... por qué?— preguntaba, todavía sin despertarse del todo.

—Melissa, ya ha pasado, solamente es una pesadilla.— ésta se frotó los ojos, queriendo salir de una vez de su estado somnoliento. Al final lo logró y volvió a mirarlo:

—¿Te he despertado? Lo siento Toni.

—No importa, era una pesadilla.

—No recuerdo nada, solo que me pitaban los oídos— mintió. Lo cierto era que unas voces extrañas y que hablaban otra lengua se mezclaban con sus pensamientos y tuvo miedo. Recordó lo que pasó en la consulta de Steve. Ahora aquellas voces habían cesado pero, ¿volverían otra vez?

Hanna acabó por despertarse y miró a sus dos amigos:

— ¿Qué hacéis despiertos? Es todavía temprano ¿no?— entonces se despertó también John.

Toni abrió la cremallera y asomó la cabeza al exterior:

—¡Brrrr, que frio que entra!—Hanna se quejó tapándose hasta la barbilla—cierra ya que me estoy congelando. Toni vio como Philip roncaba en un rincón de la tienda:

—Se ha quedado como un tronco.— rió John, estuvo a punto de darle un susto, cuando Melissa lo detuvo:

— Déjalo, ayer estuvo toda la noche afuera haciendo guardia.

—¿Estas segura? Probablemente se quedó fuera una hora como mínimo y cuando se aseguró de que dormíamos volvió a dentro a dormirse.— se burló Toni.

— No, se que estuvo fuera porque yo apenas dormí y lo estuve oyendo. Ayer noche... bueno, cuando despierte que os lo cuente él mejor...— Todos la miraron intrigados y estuvieron un rato desperezándose y se vistieron por turnos, luego salieron y prepararon café

Al cabo de un buen rato, mandaron a John a que lo despertara (pero delicadamente). Mientras desayunaban, Philip les contó cuánto había sucedido.

—¿Estas seguro que no lo soñaste? Nosotros no nos enteramos de nada.

—Por que apenas hacía ruido, era muy silencioso.

—Philip dice la verdad, yo también lo vi... bueno, solamente su luz cegadora que cruzó el cielo de parte a parte.

—Era un objeto ovalado que apareció de no se donde y se dirigió como una centella hacia las montañas.

—¿Creéis que pudo ser un ovni? Me cuesta creer en esas cosas.

—Esa clase de naves se suelen esconder en lugares como este para que no se las descubra.— dijo John. Toni le dio un capón:

—¡Tu miras demasiadas pelis de ciencia ficción!

—¿Y qué me dices de la gente que ha visto ovnis?¡incluso han subido a ellos!

—Bueno, la nave ya se ha ido y apostaría a que aquella figura que vimos tiene algo que ver.—dijo Philip.

—¿Entonces tu también crees que es verdad?—dijo Toni desesperado.—de estos me lo esperaba, pero de ti... creo que esto de la figura extraña os esta afectando demasiado.

Melissa al final se decidió a hablar:

—No quise decíroslo porque me diríais que soy una paranoica, pero yo también vi por la ventana del insti algo parecido; el día de la representación.

—¿Cuándo?¿cuando te encontré sola en las escaleras?—le preguntó Toni. Ésta asintió notando como se ruborizaba; recordaba el momento en que la besó, cogiéndola desprevenida.

—¿Y era igual que ese?—le preguntó John, sin darse cuenta de las miradas cómplices que se habían dirigido los dos chicos.—¿eeeo? ¡te pregunto si era un aparato igual al de esta noche!

—Ehhhh si... ¡digo no! El que vi yo era de color anaranjado e iba muy lentamente.

—¡Vaya, que nos han invadido los aliens y no nos hemos enterado de nada hasta ahora! yo que estaría tan tranquilo si no me hubierais dicho nada y ahora no voy a poder dormir por las noches por temor a que me abduzcan y me laven el cerebro!—bromeó Toni.

—¡Ostras Toni!¡a veces te comportas como un capullo!¡no tiene gracia!—le recriminó Philip.

—Bueno, lo mejor es no darle tanta importancia... si es verdad que habéis visto un “objeto volador no identificado” bastara esperar, seguro que un asunto así acabará siendo de dominio público.

Decidieron de común acuerdo ir a dar una vuelta y andando andando llegaron sin querer al mismo lugar donde vieron aquel ser misterioso alejarse rápidamente. Philip fue el primero en darse cuenta.

—Es verdad, allá al fondo esta el cementerio.—dijo Toni—¿cómo hemos ido a parar aquí?— los cinco miraron extrañados a su alrededor.

—Seguramente, como íbamos distraídos hablando nos hemos despistado.—señaló Hanna encogiéndose de hombros. Pero Melissa no lo tenía tan claro, era mucha casualidad que, con lo extenso que era aquel lugar, hubieran ido a parar exactamente al mismo lugar, como si alguien quisiera que volvieran allí por alguna razón.

De pronto vieron brillar algo entre la hierba al darle el sol de lleno. John lo cogió:

—¿Qué es?

—Pues parece una gargantilla antigua.—dijo Hanna examinándola mejor. Se la fueron pasando y cuando le llegó el turno a Melissa, esta sintió como se le encogía el corazón.

—Es precioso, ¿de quien debe ser?

Era un collar formado por dos triángulos unidos por uno de los lados. El material era bastante pesado y su color era dorado oscuro. En su superficie habían incrustadas dos piedras de color granate, una por triangulo. De ambos lados del collar pendían dos cadenas finísimas del mismo material dorado y el cierre estaba roto.




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