No sueltes mi mano

Capítulo 2: Estás loca

Isabella
Vanesa, repito el nombre en mi cabeza sin dejar de mirarla, será un juego de mi loca cabeza, bueno, no sería la primera vez que vea visiones, tiene que ser un milagro

— Ten cuidado— dice cuando suelto su mano y me volteo lentamente, me coloco del otro lado y respiro hondo al quedar frente a la niña

— ¿Quién eres?

— Vanesa, ya te dije— me sonríe— ¿Qué hacías ahí? podías haberte caído — esa era la idea pienso pero

— Apreciaba la belleza de cerca — ella me mira como si yo estuviera loca y sí lo estoy

— Estás loca— suelta y río sin poder evitarlo, río de verdad luego de dos años

— ¿Qué edad tienes Vanesa? — cuestiono mirando sus ojos, ¡Dios! es como si estuviese mirando los ojos de mi hija

— Seis años— asiento lentamente, ¿cómo es posible?

— Vanesa hija debemos irnos— grita una mujer a lo lejos, la niña la mira, luego a mi

— Adiós, mi mamá me llama— sale corriendo hacia la mujer, me quedo sin reaccionar unos segundos, pero luego salgo corriendo, las veo subir a un auto, debo saber más sobre esta niña, subo a mi auto y como toda loca las sigo, las veo ingresar a una enorme mansión, juraría que hace dos años esa casa no estaba ahí, bajo del auto y me acerco a uno de los guardias que custodian el portón

— Buenos días — saludo sonriendo, me mira—soy nueva en la ciudad y me dieron esta dirección, me informa por favor si aquí vive el señor Hill? — me invento lo primero que me viene a la cabeza, el hombre me mira de pies a cabeza dudando de si responder o no

— No, lo lamento, aquí vive la familia Park, la mansión pertenece a Bastian Park

— Oh! entiendo— pongo cara triste — gracias, me he equivocado — agrego y vuelvo a mi auto

Ahora mis planes han cambiado, antes de suicidarme debo saber quién es esa niña y por qué es tan parecida a Ruth, aunque la verdad es que solo quiero saber si es una segunda oportunidad que me da la vida al poner a esa niña en mi camino

— Bella llegas pronto—dice mi hermano cuando entro a la casa

— ¿Qué haces aquí Lucas?

— Es mi casa, ¿cómo que qué hago aquí?

— Bueno nunca vienes— él sonríe

— Y tú no salías ¿ a dónde fuiste hermanita? juro que pensé que ibas a morir encerrada en la habitación — se acerca bastante a mi

— ¿Quieres que muera?

— Bueno sería entonces el único heredero de nuestros padres— sonríe, ya no sé si bromea o dice la verdad— es broma, no me mires así

— Claro— asiento y camino hacia la habitación

— ¿Vuelves a tu encierro? — volteo a mirarlo

— No hermano, he vuelto a la vida—se queda serio mirándome y yo solo sigo mi camino hacia mi habitación, Ruth está muerta eso lo sé y lo acepto, bueno, no lo acepto, pero en fin, sé que ella no está viva, la vi, la tomé en mis brazos y la vi sin vida, aun el día del accidente está en mi cabeza, no entiendo qué pasó, todo iba bien hasta que los frenos fallaron y lo siguiente fue un caos

— ¿Vas a cenar aquí o con nosotros en el comedor? — pregunta mi madre entrando— hija no te martirices así — agrega al verme con una foto de Ruth en mis manos

— Era mi hija mamá

— Y mi nieta— se sienta a mi lado— ¿Crees que no nos dolió?

— Sé que sí, es solo que yo no lo supero

— nosotros tampoco Isabella, pero no se puede volver al pasado

— No debí salir ese día o no debí llevarla conmigo— murmuro, ella pone una mano en mi rostro y hace que le mire

— No fue tu culpa Bella

— Quizás si, quizás yo debí

— No hija— dice María poniéndose de pie— nunca pienses que lo que pasó fue tu culpa porque no lo fue

— ¿Cómo estás tan segura? — se queda callada

— Vamos a cenar— ignora mi pregunta y sale de mi habitación dejándome con una duda

Abro mi lapto y busco el nombre y apellido que me dio el guardia, muchas fotos y reportajes aparecen frente a mí, en todas aparece el tal Bastian, con sus padres, su hermana y con su hermano gemelo, pero por ningún lado veo a la niña, entonces, ¿qué hacia en esa casa? Su madre no parecía una empleada, pero la niña se parece al tal Bastian, ojos azules, cabello riso y rubio, aunque también podría ser hija de su gemelo. Sigo viendo fotos y leyendo sobre la familia, la cual se mudó hace solo un año a la ciudad y todos ahí son arquitectos, la mayoría de los hoteles que hay por toda la ciudad son de Bastian así como muchos de los casinos y clubes

Los siguientes días dejo de ser Isabella Sullivan, la chica que se iba a suicidar porque no quería vivir más y paso a ser una completa acosadora ya no solo me basta con estar loca ahora vigilo a la familia desde las sombras, días acechando, días en los que veo a la niña entrar y salir de la mansión y días en los que busco información de cada persona que veo entrar ahí y entonces cuando pienso que nunca más volveré a estar cerca de Vanesa veo el anuncio en Internet, se busca niñera, una enorme sonrisa se dibuja en mi rostro y por qué no? Nadie ya me recuerda y ellos seguro no me conocen, están lejos del mundo de la moda y se mudaron hace solo un año a la ciudad

— ¿Isabella a donde vas? — mi madre me detiene cuando iba a salir, la miro

— Saldré

— Eso se nota, ¿a dónde vas?

— Mama ya soy grande, te recuerdo que tengo 27 años

— No has vuelto a ir al psicólogo y llevas días rara Bella, sales y entras sin decir nada, pareces fantasma aveces con la ropa que te pones— sonrío, se refiere a mi ropa de detective, si es que en vez de ser diseñadora de moda debí ser detective, se me da bien acosar

— antes peleaban porque no salía y ahora porque salgo, no los entiendo

— Al menos lleva a alguien, un chofer o

— Mamá no saldré con guardaespaldas, esos días pasaron hace dos años

— Aún sigues siendo la hija del hombre con más dinero en esta ciudad

— Estaré bien— abro la puerta y salgo escuchando como grita mi nombre, pero la ignoro, debo llegar temprano a la entrevista.

Luego de ver mujeres entrar y salir del despacho del señor Bastian por fin me toca a mí y entro, es más guapo en persona cabe decir

— Siéntate — ordena, alzo una ceja, nunca nadie me ha ordenado nada, pero me siento recordando por que estoy aquí

— Vengo por el puesto de

— Se sabe, ¿por qué más ibas a estar aquí?— aprieto la mandíbula para no ofenderlo— Su currículum por favor — se lo extiendo, él lo toma y claro que cambié mi apellido por si las moscas — ¿nunca has sido niñera?

—Bueno, para tener experiencia primero hay que empezar—  me encojo de hombros— pero le aseguro que no se va a arrepentir, sé hablar siete idiomas, la cocina se me da muy bien, tengo títulos de

— Necesito una niñera no una traductora y menos una cocinera — lanza mi currículum a una gaveta— puede irse, la llamaremos si

— Mira papi— me tenso cuando la escucho, la niña acaba de entrar al despacho, Bastian bufa y ella se acerca a él

— Vanesa por Dios! que te he dicho de entrar a mi despacho y menos sin tocar? — alza la voz, lo fulmino con la mirada

— Solo te traía tu café y

— Sal, estoy ocupado — la niña baja la cabeza, se da la vuelta y

— Me encanta el café — suelto cuando debí quedarme callada, ella levanta la cabeza, me mira y sé que me reconoce

— ¡Eres la que se iba a lanzar del puente! —expresa sonriendo, Bastian frunce el ceño mirándome y si, debí callar




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