Isabella
Camino desesperada por mi habitación, ya el encierro que antes me parecía soportable lo detesto, no dejo de mirar mi teléfono, han pasado cuatro días y nada, ni una llamada, al parecer no he sido contratada como niñera, ¡Diablos!
— Bella— miro a mi padre cuando me llama, ya tenía la puerta abierta para salir de casa
— Si papá?
— ¿Vas a salir? — cuestiona acercándose y mirándome por completo
— Pues sí, voy a dar una vuelta
— ¿Cuándo la mejor diseñadora de la ciudad paso a tener el peor gusto para la ropa? — suspiro y miro mi ropa, unos pantalones negros, un poco anchos, un suéter que debe ser dos tallas más grande que la mía y unos hermosos zapatos deportivos
— Fabio solo voy a hacer algo de ejercicio— miento, mi padre se aleja y se sienta
— Antes no salías como una ladrona a la calle— palmea a su lado, voy hacia él y me siento— ¿quieres hablar sobre algo?
— Papá tengo 27 años
— Y llevabas dos años sin salir de tu habitación — acaricia mi mejilla con su mano— pero de un momento a otro sales aunque lo haces así y sé que te vistes de esa forma para que nadie te reconozca
— No quiero volver al mundo de antes
— Ok, acepto que ya no quieras ser diseñadora, pero que te parece cocinar, me sobran puestos en mis restaurantes — sonrío, él hace lo mismo
— Intento buscar algo más — alza una ceja
— Entonces andas detrás de un trabajo y no nos dices nada?
— Ya sabrán, solo dame tiempo
— Solo quiero que seas feliz Bella y aceptaremos que hagas lo que quieras menos destruirte aunque dime, ¿es un chico el que te saca de la casa? — río por sus palabras
— No papá, no salgo con nadie ni quiero hacerlo
— Sabías que Marcos está en la ciudad— resoplo, el novio perfecto, pero al cual dejé cuando no aceptó mi decisión de tener una hija
— Padre hace seis años terminé con él y desde entonces no le veo, me dio a elegir y sabes bien lo que elegí y no me arrepiento
— Ambos eran jóvenes hija, él no quería esa gran responsabilidad
— Pues bueno, no quiero verlo ahora
— Ha estado preguntando por ti, le di trabajo de Chef en uno de mis restaurantes y todos los días me pregunta sobre ti
— Olvídalo papá, mejor sola que mal acompañada — voy hacia la puerta
— Hija— lo miro— te quiero, tu mamá y yo te queremos, no olvides eso—trago en seco, hace unos días me iba a suicidar sin pensar en ellos
— También los quiero papá, no haré nada malo— ambos sonreímos y salgo de la casa.
Conduzco hasta la casa de los Park y veo salir a la niña junto a su madre, estas suben a un auto y las sigo, sé que está mal lo que hago, pero necesito saber más sobre ella, el por qué? no lo sé. La mujer deja a la niña en la escuela y yo solo me quedo ahí en mi auto cuando esta entra, debería irme, eso pienso luego de casi una hora mirando a la nada, pero cuando pongo en marcha el auto veo a la niña que sale sola del colegio y comienza a caminar por la calle, frunzo el ceño y bajo del auto, la sigo de cerca hasta que ella se sienta en un parque
...No te acerques Isa.. Dice mi conciencia, pero como toda loca no le hago caso
— Hola, Vanesa— levanta la mirada y me mira
— Hola, Ángel — frunzo el ceño
— ¿Por qué Ángel?
— Porque ibas a saltar de un puente, pero luego lo negaste y luego pensé, quizás iba a volar y solo los Ángeles vuelan y las aves, pero pareces más un Ángel — sonrío y me siento a su lado, si supiera que cuando yo la vi también pensé que era un Ángel
— ¿No deberías estar en la escuela dando clases y eso?
— Me aburría — se encoge de hombros— y no quiero estar ahí, no tengo amigos en esa escuela
— Te mudaste hace poco? — asiente
— Mama quiso buscar a mi papá
— ¿Y no debería agradarte la idea de conocer a tu padre? — me mira triste
— Si, pero él no me quiere
— Es imposible que no te quiera, eres linda— sonríe
— Me grita, se enfada mucho, no me presta atención, no me quiere— ella suspira—odio vivir en esa casa, nadie juega conmigo
— Y tu mamá?
— Tampoco me quiere, también me grita y me castiga, ya no, desde que vivimos con mi papá me trata bien, pero no juega conmigo— la miro con curiosidad, ¿qué clase de padres tiene?
— Ellos se lo pierden, sería un gran privilegio jugar con alguien tan linda como tú
— ¿ Juegas conmigo? — me mira con sus grandes ojos llenos de esperanza y es como si estuviera viendo a Ruth
— ¿Qué quieres hacer? — hago la pregunta sin importarme las consecuencias.
Vanesa y yo vamos a distintos parques, incluso la llevo a una feria, su sonrisa me tiene hipnotizada y parece feliz, comemos pizza, helado y dulces de varios tipos y es como si volviera al pasado donde hacia todo esto con mi hija, las horas se me pasan sin darme cuenta
— Entonces te llamas Isabella— comenta mientras caminamos por la calle
— Así es, o puedes decirme Isa o Bella, como prefieras
— ¿Y si te digo Ángel? — asiento sonriendo
— Dime como quieras linda, yo feliz
— Alto ahí — un policía sale de una patrulla y me apunta con un arma, me quedo estática sin poder moverme y la niña toma mi mano asustada— suelte a la niña y aléjese de ella— no entiendo lo que sucede, pero en menos de nada más policías llegan y nos rodean.
***
Presa por secuestro, tiene que ser una broma, miro la cama que hay en la celda donde me encuentro, ni en broma me voy a acostar ahí
— No sabía que necesitabas tanto el dinero— volteo al escucharlo y del otro lado de las rejas está Bastian—pero mira que llegar a un secuestro es algo grande, ¿sabías que puedes estar años encerrada por llevarte a Vanesa?
—¿Por qué no la llamas hija? — me mira confundido— digo, le dices Vanesa, pero es tu hija, deberías decir mi hija
— Entonces no niegas haberla secuestrado? — ignora mi pregunta
— No la secuestré
— ¿A no? — él ríe — te llevaste a mi hija de la escuela — sonrío, dijo mi hija y al parecer ni cuenta se dio— y pasaste horas con ella y encima sonríes como si nada, ¿estás loca acaso?
— No estoy loca—murmuro
— Pasarás años encerrada — se da la vuelta y me desespero
— Bastian— grito tomando su mano de forma rápida, él voltea—la vi por la calle sola y me acerqué, estaba triste y solo quería hacerla feliz, no pensé, pero juro que no la secuestré
— ¿Eres payaso que quieres hacer feliz a la gente? — se acerca más a mí, desearía decirle que soy madre, no payaso y que odié ver a Vanesa triste porque me recuerda a mi hija, porque son idénticas y no entiendo el por qué
— Lo lamento — suelto su mano y volteo al darme cuanta de que mis ojos se han llenado de lágrimas
— Diablos! — lo escucho maldecir—¿quieres ir a la cárcel?
— Por supuesto que no
— Bien— él suspira — mírame que te estoy hablando— cierro mis ojos con fuerza y luego lo miro— Puedo demandarte ahora o puedes aceptar trabajar para mí, tú decides— sonrío viendo la luz en la oscuridad
— ¿Hablas en serio?
— Espero no arrepentirme y que no seas una secuestradora, pero si, te daré trabajo
— ¿ Cómo niñera? — él sonríe con arrogancia
— Bueno, ahora mismo no necesito una niñera, necesito una chacha, alguien que limpie y cocine, si no te agrada la idea puedes
— Acepto— respondo rápido poniendo las manos en las rejas, aceptaría cualquier cosa con tal de estar cerca de Vanesa.