No sueltes mi mano

Capítulo 13: Necesito cambiar

Isabella
Flashback
Conduzco sin dejar de mirar el espejo retrovisor para mirar a mi hija que va sentada en el asiento de atrás, sé que me arriesgo al sacarla, ya que cualquier periodista podría hacernos fotos y hasta ahora no he querido eso, no quiero que mi hija sufra la presión de la fama desde pequeña

— Mira mami— me enseña la muñeca y sonrío

— Está muy linda cielo, como se llama?

— Bella— dice y río, a sus cuatro años de edad sabe mucho, pero no habla tanto — Te quiero mami— expresa y como cada vez que la escucho decir eso mi corazón se acelera

— Yo te quiero más Ruth — vuelvo a mirar la calle, intento bajar la velocidad, pero el freno no funciona, me desespero, los nervios me atacan y no sé que sucede

— Qué pasa mami? — es la última pregunta que escucho, la miro y luego todo es demasiado confuso, el auto choca con algo y todo se vuelve oscuro... Abro mis ojos, todo está lleno de cristales y escucho algunas sirenas a lo lejos, el dolor es insoportable en todo mi cuerpo y al tocar mi frente mis manos se llenan de sangre

— Ruth — volteo a verla, más sangre— no, Ruth... Ruth.. — todo vuelve a ser oscuro.

Fin del flashback

Me siento en la cama, las manos me sudan y mi corazón no se controla, recuerdos que se vuelven pesadillas y me despiertan demasiado agitada, miro mis manos y las veo llenas de sangre

— calma Isa, es tu cabeza— cierro mis ojos con fuerza y vuelvo a abrirlos, corro hacia el baño cuando las náuseas me atacan, solo es un día más, debería estar acostumbrada, cada día las pesadillas me visitan incluso mientras estoy despierta.
Me tomo par de pastillas, hoy llegaré tarde al trabajo, entonces pienso en Álex, Diablos! lo odio.

Llego corriendo a la casa y entro por la parte de atrás, me siento antes de empezar

— Isa estás bien? — miro a Lizeth que está frente a mi

— Si, solo llegué tarde— me sonríe

— No te preocupes, hoy nadie va a la empresa y despiertan tarde, no pareces estar bien— agrega, me pongo de pie

— Ahora mismo me pongo a trabajar — ella me sonríe y sale de la cocina

— Futura esposa—susurra Álex en mi oído y me alejo del rápido

— No hagas eso

— solo intento que te acostumbres Isa, debemos hacerle creer a todos que somos novios, entiendes eso?

— Si Álex, lo entiendo — mascullo llena de rabia

— Uy que carácter, sabes que besos y toqueteos habrá no? — ruedo los ojos

— Solo frente a la gente

— Bien, lo tienes claro— deja un beso en mi mejilla y aprieto los puños—no veo la hora de contarle a todos, pero iremos paso a paso, tiene que parecer real—me guiña un ojo, bufo y comienzo a trabajar.

Luego de que todos desayunan, aprovecho que la mayoría está en el patio para merodear por la casa, me escondo al ver a Karol y a Vanesa entrar al despacho de Bastian y luego solo sale Karol, la veo salir de la casa y subo a las habitaciones, entro a la de Karol, necesito fotos, reviso por doquier, pero con cuidado y encuentro una de la niña sola, es vieja y tendrá unos tres años, le hago fotos con mi teléfono y sonrío pasando la mano por esta, es igual a Ruth, por qué? acaso...? no tiene sentido, ¿podría Karol abandonar a una de sus hijas? ¡Demonios!

Salgo de la habitación al escuchar ruido abajo y bajo corriendo las escaleras, los gritos vienen del despacho

— Maldita sea! — escucho a Bastian y voy hacia allá — que te he dicho de estar aquí Vanesa?

— Yo

— Tú nada, te callas!! — miro y él señala a la niña— acabas de echar a perder esto, mocosa malcriada

— Mamá me los dio para dibujar y

— Mentirosa! — grita Karol a la niña— no mientas Vanesa, te di las hojas blancas, cómo se te ocurre? Estúpida — la veo levantar su mano, me enfrío y entro al despacho corriendo y tomo su mano

— No le vas a pegar

— No te metas zorra — levanta la otra mano para golpearme a mí pero la detengo

— Aprende a ser madre y no interfiero

— Mírala— me señala mirando a Bastian— la criada se cree madre ya— agrega dejándome un mal sabor en la boca y sale del despacho, Bastian parece enojado

— Papá yo

— Cállate!

— No le grites — le grito yo y me mira

— Isabella no te metas y vete de aquí

— Es una niña Bastian

— Mira— recoge par de hojas del suelo y las lanza a mi rostro— acaba de arruinar mi trabajo, era para mañana, ¡maldición! Odio que haya una mocosa por toda la casa— sale del despacho, yo miro a la niña que llora

— Estará todo bien Vane

— Están enfadados, me odian— sigue llorando— mamá dijo que esos papeles no era importantes — miro las hojas, solo son dos y parecen planos de algún sitio

— Lo vamos a arreglar linda, pero no llores— comienzo a besar su rostro mientras le hago cosquillas y ella comienza a reír sin parar.

La hora de la cena llega, hoy no hice nada, ni probar la comida, solo dar órdenes, pero miro las hojas que tengo en el suelo de la cocina y sonrío, dibujé todo exactamente igual que las que Bastian había hecho, nada difícil para alguien acostumbrada al dibujo

— Quien cocinó? No sabe igual— reclama Ricardo, me detengo frente a todos y me miran

— Isabella esto lo hiciste tú? — cuestiona Irma y niego

— Acaso no es tu trabajo? — Alessia sonríe y aparta el plato — te pagan por gusto

— Pido disculpas, estaba ocupada — todos me miran asombrados, pero no quito la mirada de Bastian— Toma Bastian— dejo los planos frente a él— tu trabajo para mañana, no son perfectos, pero son casi iguales a los originales

— Cómo..? —los mira sin creérselo

— Ya mi hora de trabajo acabó — salgo de esa casa sin dejar de sonreír.

Dibujar me recordó viejos tiempos y varias ideas llegaron a mi cabeza, compro lo necesario para hacer diseños de vestidos y la noche llega. Me preparo para ir a dormir, pero el timbre suena, solo espero no sea Álex, abro la puerta y frunzo el ceño

— Bastian— murmuro al verle frente a mí, el olor a alcohol es enorme, está ebrio

— Necesito— dice y entra tambaleándose un poco— necesito cambiar

— Bastian qué haces aquí? es tarde y estás borracho

— Soy pésimo — pasa las manos por su cabeza y me mira— tienes razón Isabella— se acerca a mí— soy mal padre y no sé cómo ser distinto

— Bastian

— Enséñame

— No puedo enseñarte a amar a tu hija Bastian— él coloca sus manos en mi rostro

— Yo la amo Isabella — parece sincero — juro que la amo, pero no sé que hacer, exploto, no tengo paciencia con los niños, no sé cómo tratarla, enséñame Isa, por favor, enséñame a ser mejor padre

— No la hagas llorar, eso es lo primero— murmuro, está demasiado cerca — y no le grites porque — su boca me calla al impactar contra la mía, me besa con pasión y el sabor a alcohol llena mi paladar, es imposible rechazar un beso como este

— Isa

— Detente — lo alejo de mí— esto está mal Bastian, no vuelvas a besarme, estás ebrio

— No está mal, somos adultos y

— Me voy a casar con tu hermano— suelto y es como una bofetada porque Bastian retrocede, me mira como nunca nadie lo ha hecho, con desprecio y ahora mismo tengo miedo de su reacción.




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