No supe olvidarte

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—¡Aleyna! ¡Hija! —  mi madre me abraza y yo a ella con fuerzas mi mamá llora y a mí también me salen algunas lágrimas — ven pasa, Jorge ¡Tu hermana está aquí!  — grita mi mamá hacia el fondo de la casa para que lo escuche mi hermano — hija sé que no te he visto en muchos años pero sé que tu visita es por algo, pero hoy no hablemos de eso, mejor dime ¿Cuántos días estarás con nosotros, para  que arreglemos tu cama?


—Me tengo que ir en la noche de pasado mañana porque tengo que trabajar, no me puedo quedar más lo siento.


—Bueno, ven arreglemos tu cama — caminamos por el pasillo hasta llegar a una puerta blanca de madera, mi madre me mira y sonríe, abre la puerta y mi antigua habitación aparece en mi visión, tengo miedo de entrar, los sueños que antes tenía, los sueños que quería cumplir cuando saliera de mi casa, no pude cumplirlos, le he fallado a mi familia, no debí dejarlos, no debí irme — hija no estés triste, ven arreglemos tu cama y después cenemos juntos, tu hermano te presentara a alguien y no te puede ver triste — mi madre tomo mi rostro en sus manos, y las ganas que tenia de llorar en cuanto entre a mi habitación se hacen presente, mi madre me abraza, me acurruca en esos brazos que por años fueron mi refugio.

 

Permanecemos así una hora, pues mi hermano ha interrumpido el momento entre madre e hija.

 

—Ya está la cena familia — nos mira atentamente — ¿Pasa algo?


—No pasa nada, en un momento vamos — contesta mi madre de lo más relajada, mi hermano se va.


—Hija, te espero en el comedor.

 

Mi madre sale, dejándome con muchas emociones y sentimientos encontrados, hasta ahora me he dado cuenta el rumbo que ha tomado mi vida, los sueños que quería cumplir se han ido.
Me he puesto un poco más de maquillaje para ocultar que he llorado, tomo el pomo de la puerta la abro y salgo, camino el mismo pasillo hasta llegar al comedor, donde yace mi madre sentada y mi hermano acomodando el otro lugar para mí.

 

—Siéntate eyna ¿Cómo es la ciudad? — sonrió al escuchar cómo me llama mi hermano, siempre me decía así de cariño.


—Es muy grande, es como una ciudadela de hormigas, las personas en movimiento todo el tiempo, siempre tienen prisas, el tráfico aumenta cada día más, sus parques son lindos — observo a mi hermano, es mucho mas alto que yo, tiene unos brazos fuertes, cabello negro y ojos cafés oscuros, su tono de piel es la que caracteriza a los cubanos y así es mi madre, solo yo que salí con el tono de piel mucho mas claro a comparación con ellos, mi cabello negro y mis ojos marron, mi madre cabello negro hasta los hombros, largas pestañas en sus ojos, las arrugas que caracterizan la edad pero solo las tiene en un mínimo, su estómago quedo un poco grande al tener dos embarazos.

 

Siento la necesidad de decirlo todo ahora, ahora que están ellos aquí, pero también quiero que tengan una noche tranquila, mi boca quiere liberar la noticia, desvió la mirada para alejar esa sensación pero no lo puedo hacer ya que mi hermano se da cuenta y empieza hacer preguntas como ¿Qué pasa Aleyna? ¿Tienes problemas? Y no lo aguanto màs.

 

—Problemas no, pero tengo una noticia que darles — los miro e inhalo y exhalo — yo tenia contemplado venir a verlos, a pasar tiempo con ustedes mas dias no un dia y medio, pero algo han cambiado mis planes, las circunstancias no son las mimas a las que tenía meses atrás.


—Di lo de una vez ¿Tan grave es que te cuesta trabajo decirnos? — la voz de mi hermano se ha puesto más gruesa tal como recuerdo cuando alguien le decía que me habían molestado en el colegio.


—Hija si no estás lista, haz lo después podremos esperar.


—Es que ¡No tengo tiempo! Estoy contra el reloj y ¡No quiero volver con un bebé en brazos! — de algún modo lo que tenia que decir ha salido, mi hermano me mira y esa arruga que se forma entre sus cejas aparece en señal de que intuye lo demás de la historia.

 

—¡Qué estas embarazada! ¿Dónde está el? — mi madre mira a mi hermano en señal de que se tranquilice y me deje hablar.


—Aleyna, habla con calma.


—Bien, lo conocí en uno de los eventos en donde trabaje, después de alguna manera se aparecía constantemente en donde tenía que trabajar y cuando estaba en los recesos del grupo se acercaba para hablarme, me enamore, después de un año de relación — no puedo evitar la ironía — me hice un test de embarazo y salió positivo, le había preparado una cena con velas para darle la noticia y el simplemente me dejo plantada. Una semana después en la mañana del lunes alguien tocaba mi puerta muy temprano, su abogado me entrego un sobre con una cuantiosa cantidad de dinero, le mande un lindo recado con él y le cerré la puerta en la cara y para decorar el pastel tuve que cantar en su boda, no dejaría que me viera por los suelos por su abandono, por su engaño, cante hasta el final, en la mañana del día siguiente me fue a ver para darme una explicación pero lo que había visto me lo explicaba todo desde esa vez no lo he visto. 




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