No te acerques a Holden Scott

Capitulo 8

¿Alguna vez te has enfrentado a un monstruo?”
Ariana Godoy.

. . .

—¿Qué quieres ver?—Alcé la mirada del móvil y miré la cartelera. Para ser un pueblo perdido tenía películas actualizadas.

Sara sugirió una de terror, pero no sabía si era su idea o la de Abbi. Pasaron toda la noche hablando, lo sabía por las miradas indiscretas que Abbi me lanzó durante toda la mañana y la sutil sugerencia de «mojas» cuando subimos al auto de mi madre, pero yo prefería dejárselo a Sara.

—Lo que quieras está bien para mí.

Ella dudo nerviosa, miró la cartelera y señaló la película de la moja maldita sin mucho entusiasmo.

Quise decirle que no haga caso a mi hermana pero me contuve. Yo ya había visto la película cuando salió el año anterior, con Tomas y Dilan, mis amigos de la ciudad, y al salir del cine nos habíamos colado en la sala de una película infantil para poder quitarnos el susto. Fue una buena tarde, volví en el Uber con Dilan y ambos hablamos de lo linda que era la chica que servía palomitas en el candy. O al menos él lo hizo.

Me ofrecí a comprar las golosinas antes de entrar y ella fue a hacer la fila. No estaba tan nervioso como ella, estaba agotado por pasar toda la noche mirando el móvil sin razón. Abría los mensajes a cada momento, lo reiniciaba, hasta llegue a quitarle la batería para corroborar que estuviera bien, pero no sucedió nada. El estúpido móvil estaba bien.

Compré un balde de palomitas, un paquete de chocolate y dos refrescos. No sabía qué podría gustarle así que pedí de de naranja y limón.

—Esta bien—dijo ella cuando llegue junto a ella—, el de limón me gusta.

Antes de llegar a la película ella comenzó a dudar, pálida.

—¿Sucede algo malo?

—No yo...—se volteó a ver la fila de personas que se acercaban con sus palomitas y nachos, estaba tan pálida que daba miedo.—Yo... nunca vi una película de terror.

—¿Qué?—Intenté que no voz no sonara divertida mientras la mirada revolver sus manos—, ¿y por qué elegiste una película de terror?

Apartó la mirada hacia la chica que pedía los boletos.

—Abbi me dijo que a ti te gustaban.

—Abbi no sabe nada de mí—bufé molesto y palideció aún más, mirando hacia atrás como si quisiera huir. Me reí y ella me miró avergonzada. Alcé la cabeza buscando algo más para hacer y terminé por encontrar la puerta junto a la entrada de la sala. Sonreí.—Vamos, no es necesario que entremos a esta película.

Parpadeo desconcertada.

—Pe-pero ya pagamos.

—¿Y eso qué?

La tomé del brazo sin pensar y tiré de ella hacia la mujer de la boletería que nos recibió con una sonrisa amable.

Le entregué los boletos ante la pálida mirada temerosa de Sara y nos conduje hasta el interior de la sala.

—Aguarda—indiqué sentándonos en los primeros asientos y mirando alrededor.

—¿Qué vas a hacer?

—Tú aguarda.—Me apoyé en el respaldo con las manos sosteniendo las palomitas y miré sonriente la pantalla negra mientras Sara me observaba confundida. Todo el lugar comenzó a llenarse de las personas que aguardaba en la fila y al acabar las luces se apagaron. Estiré la mano por el apoyabrazos, no veía nada, y la toparme con la de Sara sentí su brazo tensarse.—Vamos.

Me levanté tirando de su brazo y miré alrededor para comprobar que no llamábamos la atención. Me agazape y caminé hacia la salida con Sara detrás mío, apretando mi mano en silencio.

Llegamos a la puerta y salimos, me volteé. No había nadie. Sonreí.

Sara me miraba con los ojos muy abiertos, temerosa y a la vez fascinada, pero en cuanto me levanté no dudo en tomar mi mano y seguirme.

—¿Qué quieres ver?—Le susurré por encima del hombro. Ella alzó su mirada con todo el rostro ruborizado y encogió los hombros. Observé lo que teníamos por delante y sonreí.—¿Te gustan las de súper héroes?—Hizo una mueca y negó—. ¿Las de romance?

Su mirada se iluminó. Bien, iremos por romance.

Corrimos hacia la sala y nos escabullimos hacia la segunda sala a la derecha. Estaba seguro de que algunas personas nos vieron pasar corriendo de manera sospechosa, pero nadie nos detuvo. Sara y creo que en algún punto se le cayó un refresco, pero no sé detuvo y tampoco se quejo.

Llegamos, nos sentamos en los asientos detrás de todo, lo que nadie usaba, y me quite la campera. Ambos estábamos agitados y nos reíamos por la adrenalina, pero no dijimos nada cuando la pantalla negra comenzó a iluminarse y el sonido de los parlantes hizo estremecer el suelo.

Coloqué las palomitas entre ambos, ella me entregó el refresco sonriendo de oreja a oreja y nos volteamos hacia la película.

—Joshua—llamó cuando estuvimos a la mitad de la película. Sentí su mirada varias veces y sabía que cuando nuestros brazos de rozaban y su mano tocaba la mía al buscar palomitas se tensaba, pero fingía no notarlo para no ponerla incómoda.

Me incliné hacia ella sin dejar de ver al protagonista correr hacia la iglesia.

—¿Qué?

—Me gustas.

Di un respingo. Menos mal que las luces estaban apagadas o ella hubiera visto mi rostro ruborizado. Lo sabía pero no tenía la completa confirmación de ello, o sí pero era un idiota de los que quiere oírlos para creerlo. No sabía qué decir, no dije nada, pero al bajar la mano en busca de palomitas mi mano tocó la suya y ella suspiró.

Al salir fingimos que estábamos riendo por algo. Algunos boleteros se voltearon a vernos, pero de nuevo nadie nos detuvo. Pasamos las puertas de cristal, luego cruzamos el estacionamiento y al detenernos liberamos el aire aliviados.

No sabía que estaba tan nervioso hasta ese momento.

—Deberíamos haber tirado eso a la basura—señalé el balde de palomitas vacío y ella negó ruborizada.

—Quiero conservarlo como recuerdo.

—Entonces toma esto también—metí las manos en el bolsillo y saqué la otra parte del boleto para entregárselas—, no vimos la peli ni sabemos de qué va pero es un bonito souvenirs.



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En el texto hay: misterio, suspenso, boy love

Editado: 31.03.2022

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