No te acerques a Holden Scott

Capitulo 9

Las personas libres jamás podrán
entender lo que los libros significan
para quienes vivimos encerrados.”
Anne Frank.

. . .

—¿Joshua, vas bien ahí atrás?

Me sentía incómodo, las ventanas eran tan oscuras que no lograba verse nada desde ningún lado y las constantes sacudidas del auto me ponían nervioso.

Levanté la mirada del móvil para ver la ventana de adelante sin tener mucha respuesta de dónde estábamos y volví a bajarla a la pantalla iluminada. Le había enviado un mensaje a mi madre diciéndole que el señor Hope ofreció llevarme a la casa y ella respondió con un «Okey» que me puso los nervios de punta así que le envié un mensaje a Abbi, quien pareció tomárselo más en serio y me indicó activar la ubicación. Si la película de "911: llamada de emergencia" nos enseño algo era a tener la ubicación encendida.

«Si ves que quiere arrancarte el rostro huye»

«Okey»

El señor Hope se volteó a mirarme por encima del asiento, esperando una respuesta.

Vacile.

—Si, voy bien.

—Genial, ¿le avisaste a tu madre que estas en camino?

Tragué saliva.

—Si.

—Nos desviaremos un poco—informó volviendo a su asiento con tranquilidad.—Iremos a buscar a Holden a su clase de violín.

Mis nervios se detuvieron momentánea.

—¿Holden toca el violín?

—Claro—podía oír la sonrisa orgullosa en su voz—, desde los 7 años. Creí que sería un buen intensivo para canalizar el dolor de su perdida. ¿Holden te contó sobre ello?

—No mucho—dude.—Me dijo que sus padre fallecieron.

—Si, una perdida lamentable. Mi hermano iba en el auto con su esposa y Holden, un camión se cruzo de carril y...—oí como inhalaba aire y lo soltaba lentamente antes de continuar—. En fin, Holden fue el único sobreviviente de esa tragedia.

Miré el respaldo del asiento sin saber qué responder. Mi corazón temblaba de solo pensar en perder a mi madre y a mi hermana a los 17 años, pero la idea de perderlas tan joven como Holden me entristecía de una manera escalofriante.

El auto se detuvo y oí pasos alrededor. Volteé la cabeza con nerviosismo, no lograba ver nada del otro lado del cristal. Oí el maletero abrirse y cerrarse con un golpe seco y más pasos. La ventanilla de adelante bajo con un silbido y el señor Hope se asomó hacia afuera.

—Sube—dijo—, tengo una sorpresa para ti.

—¿Ahora qué? Sabes que odio tus sorpresa...—Gruñó Holden acercándose a la puerta con pasos que resonaban en piedras. Giré la cabeza hacia la derecha con el corazón acelerado, y cuando la puerta se abrió tuve que cerrar los ojos por la luz. Oí un gemido de sombro—, ¿Joshua?

Al abrir los ojos Holden me miraba atónito desde el otro lado de la puerta. Parpadeo, con la boca entre abierta, no parecía creer que era yo quien ocupaba el asiento, pero tampoco se movía.

—Holden sube—ordenó su tío—, debemos llevar a Joshua a su casa.

Holden retrocedió para mirarlo, había algo en rostro además de la sorpresa pero luego de intercambiar miradas con su tío obedeció sentándose a mí lado con los puños cerrados sobre su regazo.

—¿Qué haces aquí?—Preguntó.

Negué mirando toda su postura tensa.

—Encontré a tu tío saliendo del cine y ofreció llevarme a casa.

Me lanzó una mirada sombría.

—¿Y tú te subes a cualquier auto desconocido solo porqué te lo ofrecen?

—Holden...—lo regaño su tío mirándonos por el espejo retrovisor, y Holden calló con una mueca.

El señor Hope hizo una seña con la mano hacia el hombre detrás del volante y el auto avanzo con suavidad encima de piedras que crujieron. Doblamos al final de la calle y el auto me lanzó hacia la derecha contra Holden. Me aparte de golpe, sentía su cuerpo caliente y suave, no creí que fuera suave. Me ruborice. Seguía tenso pero ya no tanto como al principio y la mueca enojada de su rostro se diluyó al voltearse hacia mí con una ceja alzada.

Aparte la mirada para no seguir ruborizándome y miré mis manos sobre mis rodillas.

—¿Ustedes hacen un proyecto juntos?—preguntó su tío alzando el mentón y mirándonos por el espejo.

Holden frunció el ceño, pero no dijo nada así que miré el espejo para ver fijamente al señor Hope y asentí.

—Si, aún no está terminado pero debemos entregarlo en esta semana y exponerlo para los demás compañeros.

—Joshua...

—Holden está ayudando, ¿cierto?—interrumpió su tío con voz casual. Asentí con la necesidad de defender nuestro equipo y el señor Hope sonrió.—Es un chico muy inteligente, eres afortunado de hacer proyecto con él.

Alcé el mentón.

—Si, él es... Muy inteligente y agradable. Usted hizo un buen trabajo.

—Joshua...—susurró Holden.

—¿Qué?

Apoyó su mano sobre la mía como si quisiera decirme algo y sentí una corriente subir por mi pierna hacia mi vientre, encendiendo esa agradable calidez que intentaba ignorar. Miré su mano sobre la mía conteniendo la respiración y luego lo miré a los ojos. Estaba tenso, nervioso.

—Detente—pidió y lo hice, me callé con un enorme nudo en la garganta.

Un nudo que aumento cuando él quito su mano de la mía y se volteó hacia la ventana en silenció mientras el vehículo aumentaba la velocidad.

Mi mano se sentía extraña, fría, y por más que la mirada o la cerrara no lograba encontrar el calor que quería. Me recosté sobre el asiento con un suspiró frustrado, y lo peor era que no comprendía por qué. Holden me confundía, pero tampoco comprendía qué era lo que me confundía de él, si su actitud, su manera de mirarme, las emociones que parecían brotar de su voz o la manera en la que me tocó la mano.

Aparté la mirada hacia la ventana y sacudí la mano en un intento de liberarme de esa extraña sensación en vano. No lo logré. Metí la mano en el bolsillo como si así pudiera hacer algo y sentí el plástico rozar mis dedos. Lo había olvidado. Saqué la barra de chocolate de mi bolsillo y miré a Holden voltearse por el sonido.



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En el texto hay: misterio, suspenso, boy love

Editado: 31.03.2022

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