No te acerques a Holden Scott

Capitulo 15

"Nos debemos una charla con el corazón abierto"
Joaquin Sabina.

. . .

—¿Preparado para arrasar con ese proyecto?—En cuanto vi a Holden el viernes por la mañana en el colegio corrí hacia él entusiasmado.

Él me miró con una ceja alzada, divertido, y mi sonrisa fue mayor.

—Comienzo a creer que esas expresiones de anciano no son tan habituales en la ciudad.

—Claro que lo son, ya veras cuando vayas a la ciudad—dije caminando a su lado como si las miradas que nos lanzaban los demás no fueran reales. Pero ese día no me importaba, haríamos el proyecto juntos y sacaríamos las mejores notas y, lo que era mejor, iba a probarle a los demás que nada malo sucedía por ser amigo de Holden.

Tuvimos tres semanas juntos, tres semanas en las que él venía a mi casa cada dos días y bromeábamos con cosas tontas. Y por el momento seguíamos vivos así que era tonto que sigan mirándolo mal.

—¿Holden, tienes algo que hacer luego de clases?—Pregunté al sentarme a su lado al final del salón.

Él me miró sin comprender.

—No tengo nada pero... Creo que mi tío pasará por mí.

—¿Qué ya no viajaras en autobús?

—Si, solo... Mi tío a veces pasa por mi para llevarme a conocer a sus socios...—mientras hablaba su voz iba a bajando lentamente y sus ojos inquietos iban a todos lados menos a mi rostro.

—Oh sí, mi mamá me contó que vendrán el fin de semana a cenar para conocer a la familia de Patrick.

No sabía muy bien los detalles de la cena pero me enteré por buena fuente, Abbi, que Patrick era uno de los trabajadores de la empresa del señor Hope. Mi madre apenas se había enterado por lo que supuse que esa improvisada cena era una presentación tardía de jefe y familia.

Holden me miró al fin, sus ojos muy abiertos y la boca desencajada del asombro. Parpadeó y sus mejillas se ruborizaron cuando apartó la mirada.

—No sabía que iríamos a tu casa.

—Si, mi mamá lo arreglo en el supermercado ayer.— Rodé los ojos.—En fin, ¿podemos hablar luego del proyecto?

—¿De qué quieres...?

Hicimos silencio, la profesora entro en  el salón dejando sus cosas sobre el escritorio con un fuerte golpe para reclamar la atención y al encontrarme sonriendo junto a Holden frunció el ceño. Recordé la conversación que oí entre profesoras, cuando estaba en búsqueda de Holden, y no pude evitar sentirme irritado por su ceño fruncido. Ella inhaló profundamente y al exhalar se acomodó el cabello sin disimulo.

—Bien—dijo por lo alto—, comencemos con las presentaciones.

Los primeros fueron unas chicas que hablaron sin parar y al terminar solo sonrieron y volvieron a sus asientos. La profesora inclinó la cabeza en aprobación, escribió algo en su cuaderno e hizo pasar al siguiente, un chico que siempre me saludaba en el autobús y Stephen, el chico que me hablo de Holden luego de saltarnos clases. Ellos fueron más tímidos y leyeron todo como si no lo hubieran ensayado, terminaron, le entregaron el proyecto a la profesora y seguimos nosotros.

Holden lo hizo bien a pesar de que los alumnos lo ignoraban. Creo que sí se hubiera equivocado nadie se habría enterado. Y cuando fue mi turno me sentí más nervioso que nunca. Holden me miró y yo a él. Oh dios santo, ¿cómo hacían los actores para recibir toda esa atención y continuar?

Abrí la boca y leí las hojas en mis manos. La letra de Holden era hermosa y delicada como caligrafía de computadora, era imposible confundirse y aún así yo lo hice tres o cuatro veces. Todos se rieron, era normal, una broma, pero Holden solo me miró atentó, instándome a seguir.

Me preocupaba un poco terminar el proyecto. No tener una excusa para verlo o para invitarlo a mi casa, quizás él ya no quería seguir yendo o comenzaba a excusarse para no aceptarme. Al comienzo me había rechazado como compañero, ¿y si me rechazaba como amigo? Aún no habíamos hablado de lo que sucedió en mi habitación, y yo no quería que quedará en la nada, pero ¿y si él sí?

Antes de darme cuenta de que había terminado la profesora se aclaró la garganta. Miraba a Holden con una mueca cauta y los labios apretados, quería decir algo, pero en cuanto me coloque entre ellos se contuvo suspirando.

—Muy bien—dijo con frustración. Le entregué el trabajo con orgullo y ambos volvimos a nuestros asientos si hacer mucho ruido. Varios compañeros nos siguieron con los ojos, algunas chicas murmuraron entre ellas y Stephen inclinó la cabeza en mi dirección, pero los ignoré a todos.

Miré a Holden observar la ventana a mi lado y tragué saliva, la profesora había llamado al frente a otras dos chicas y la clase continuaba con tanta normalidad como siempre. Quería hablar con él, no sabía muy bien qué decirle y sentía que mi llamada el miércoles por la noche fue suficiente para… bien, para aclarar todo, pero no quería dejarlo así.

Mi móvil vibro en mi bolsillo y girarme también vi varias cabezas mirándome como si esperaran algo. Alcé una ceja confundido y volví a sentir el móvil vibrar. Lo ignoré.

—Holden...—llamé por lo bajo, nervioso. Quizás tan nervioso que apenas logré oírme. Inhalé profundamente y al exhalar vi a Stephen mover los brazos en mi dirección, me estaba señalando su móvil. Le lancé una mirada a la profesora y negué sin comprender.

—Que mires tu móvil—bufó con tanto disimulo que la profesora nos lanzó miradas de advertencia antes de indicarle a las chicas que continúen. Stephen miró a Holden con los ojos muy abiertos y yo tuve el impulso de gritar pero justo en ese momento el timbre de recreo resonó en los pasillos y cualquier tensión quedo lejos cuando mi compañero se levanto de su asiento. Stephen se acercó.—Joshua, tu hermana esta buscándote.

Lo ignoré mirando como Holden sorteaba las mesas en dirección a la salida con una amarga sensación. Él nunca salía a los recreos. Me levanté y lo seguí a pesar de los llamados de Stephen, necesitaba aclarar lo que sucedió el miércoles y asegurarme que seguiríamos siendo amigos.



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En el texto hay: misterio, suspenso, boy love

Editado: 31.03.2022

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