No te acerques a Holden Scott

Capitulo 21

—Tranquilo, mamá esta viniendo.

Oía la voz de Abbi pero no podía verla. El dolor que sentía era demasiado y al intentar abrir los ojos las luces blancas me cegaban. Olía a gasolina y a metal, ¿por qué olía a metal? Sentí algo viscoso en mi brazo, algo cálido escurría por mi pierna y la cabeza… dios santo, me dolía demasiado la cabeza.

¿Qué demonios había sucedido?

Intenté moverme cuando de repente sentí que algo me lo impedía. Oía a mi hermana llorar, reconocía su llanto, pero por más que me esforzara para mirarla no lograba ver más que el blanco de las luces clavarse en lo más profundo de mis ojos.

—Debes quedarte quieto—dijo una nueva voz que no logré reconocer y al instante sentí algo cálido en mi frente. Intenté apartarme, el dolor era tan punzante que tampoco podía mover la cabeza, pero ese simple movimiento hizo que mi cabeza estallara en más dolor.

—Joshua, por favor—sollozó Abbi en algún lugar y el corazón se me hizo trizas.

. . .

Una presión cálida cayo sobre mi mano y un ligero apretón me hizo despertar. No podía moverme, no podía abrir los ojos, parecía que flotaba sobre la nubes que siempre cubrían al pueblo. Oí varios sonidos distintos que me desorientaron por completo. Olía a vapor, a oxigeno, a lejía y a limón. Intenté arrugar la nariz en vano, no me gustaba ese olor a limón.

—Joshua—agudicé el oído, juraría conocer esa voz triste a mi lado pero no sabía si estaba a mi izquierda o a mi derecha. Aunque tampoco podía comprobarlo.—Cariño, debes ser fuerte.

—Señora Madison…

—Él me escucha—dijo la voz a mi lado con tono frío—, yo sé que él esta escuchándome. ¿Puede dejarme sola con él, por favor?

La segunda voz dijo algo más, creó que también suspiró, se acercó para hacer uno de los insistentes sonidos en mi oído se hagan tenues, al alejarse oí una puerta abrirse y cerrarse.

La presión en mi mano volvió a llamar mi atención. Era suave, me hacía sentir cálido y cómodo, podría devolverlo si tan solo pudiera moverme.

—Joshua, escucha—dijo la voz a mi lado con tristeza y de repente mis tripas se revolvieron—, debes volver, ¿si, cariño? Debes despertar y mirarme de nuevo con ese brillo hermoso que tienes tú y volver a decirme que esta todo bien, debes decirle a Abbi que vuelva a la casa a bañarse y dormir un poco y por sobre todo debes despertar para que pueda decirte que te amo. Yo sé que tu puedes. Tienes… tienes ese espíritu terco y obstinado que ahora necesito que utilices para volver a mí, ¿si, cariño? Debes volver conmigo.

. . .

Desperté poco después con un tubo de plástico raspando mi garganta y los aparatos a mi alrededor comenzaron a volverse locos. Llamaron a un médico en cuanto comencé a toser y mis ojos se llenaron de lágrimas por el esfuerzo de intentar respirar, pero en cuanto el hombre llego y me sacó el tubo pude volver a la cama con tranquilidad.

Me observó con detenimiento, hizo algunas preguntas como cuál era mi nombre, cuántos años tenía, cómo se llamaba mi madre y anotó todo en un portapapeles que sacó de la punta de mi cama. Le dijo algo a Patrick, el único que se encontraba en la habitación comprendí segundos después, y al volver a verme apretó los labios y salio.

Durante el tiempo que paso entre la salida del doctor y el suspiro de Patrick hubo una eternidad. Él me miraba con temor y palidez, estaba despeinado y había enorme ojeras bajo sus ojos, pero a pesar de eso un brillo de alivió ilumino su mirada e hizo que un poco de la tensión que tenía encima me abandone.

—¿Cómo estas?—Preguntó acercándose y titubeando.

Apoyé la mano sobre mi garganta para comprobar que no me doliera hablar y grazne.

—Me siento horrible.

La alarma lleno su rostro y retrocedió hacia la puerta.

—Le diré al medico que te de algo...

—No, espera—llamé con voz rasposa y él se detuvo—. No me dejes solo.

—Bien.—Asintió caminando de nuevo hacia mí, se detuvo junto a mi cabeza y tocó algo que no llegaba a ver antes de sentarse en una silla que apenas había visto junto a la cama. Tomó su celular de una pequeña mesa donde también había una bandeja con comida y comenzó a teclear encima.

—¿Dónde esta mi mamá?—Pregunté cuando dejo el aparato y se inclinó a verme preocupado.

—Le dije que fuera a casa a bañarse y que descansara un poco. Hace días que no vuelve y Abbi tampoco quiso dejar la sala de espera. Tuve que decirles que me quedaría a cuidarte—suspiró profundamente, nunca lo había visto tan preocupado, paso las manos por su rostro cansado y volvió a mirarme—. ¿Recuerdas lo que paso?

Fruncí el ceño intentando recordar.

—Un auto me golpeo—musité apretando los ojos—. Recuerdo que volvía del colegio con Abbi, estábamos por cruzar la calle, ella grito y luego no recuerdo nada más.

Patrick asintió lentamente, observándome y al apartarse soltó una mueca.

—Abbi nos llamó desde el hospital. Un hombre se acercó con su hijo a socorrerte y como la ambulancia se tardaba demasiado te trajeron en su auto, ¿lo recuerdas?—Negué al intentar ver algo de eso en vano.— Te rompiste varios huesos.

—Lo sé—intenté bromear, incomodo por su mirada de lastima.—¿Cómo esta Abbi?

—Esta bien, no te quiso abandonar.

—¿Y el hombre que me golpeo?

Vacilo.

—Huyó.

Sentí un tirón en la cabeza y los aparatos comenzaron a sonar a mi alrededor cuando volví a quedarme sin aire. Patrick se acercó rápidamente, tomó mi mano y me dijo que todo estaba bien y que ya lo resolverían luego mientras llamaba a la enfermera.

Hace meses hubiera pensado diferente de él. Creería que nos abandonaría y que dejaría que mi madre cargue con todo como siempre. Era bueno saber que me equivocaba. Patrick se quedo junto a mí cuando la enferma entró a revisar mis signos y colocar algo en el suero de mi muñeca. Sostuvo mi mano mirándome en todo momento y prometiendo que estaría bien, que no me dejaría solo y que me acompañaría en todo momento y apreté su mano en agradecimiento cuando las lagrimas me saltaron y cerré los ojos porque el liquido en el suero comenzó a hacer efecto.



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En el texto hay: misterio, suspenso, boy love

Editado: 31.03.2022

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