Tobias detuvo el auto en la entrada de mi casa y miró inquieto hacia la ventana. Abbi nos envió un mensaje para que vayamos aunque no había especificado por qué o para qué lo que me ponía igual de inquieto que Tobias. Holden en cambió estaba tranquilo, casi taciturno, mirando su celular con la pantalla encendida y los hombros caídos.
No quería preguntarle qué sucedía, me daba miedo ser directo o demasiado entrometido, pero el cambió de actitud no había pasado por alto para ninguno y con Tobías intercambiamos miradas preocupadas.
Cuando bajamos la lluvia había parado hace horas y el cielo comenzaba a aclararse, aunque no había rastro del sol y por lo que decía el pronostico seguiría lloviendo. Tobias me ayudo con las muletas y Holden me sujeto para que no me resbale por la entrada. En realidad no necesitaba su ayuda, había aprendido a caminar con esas tontas muletas, pero se sintió bien tocarlo así que me deje llevar.
—¿Por qué tocas la puerta de tu propia casa?—preguntó Tobias cuando nos detuvimos a esperar.
Encogí los hombros.
—Olvidé las llaves—volví a golpear y esta vez fue mi abuela quien abrió la puerta con su pañuelo rojo en el cabello y el rostro ojeroso. Parpadeó mirándome como si no me reconociera y observó a mis acompañantes con una ceja alzada.
—¿Joshua, creí que irías a la biblioteca?—dijo asombrada.
Asentí e ignoré que estaba medio colgada de la espalda de Holden.
—Sí, pero tuvimos que terminar pronto porque llamaron a Charlie de su casa.
Ella asintió sin apartarse y escaneo el rostro de Holden con los ojos entrecerrados.
—Hola—saludó él.
—¿Vienes por mi nieta?
El rubor subió por sus mejillas y la mano que sujetaba mi cintura se tenso mientras su amigo se volteaba fingiendo mirar su móvil para reír.
—Sí—admitió Holden—, ella me envió un mensaje.
—Abuela—interrumpí cuando ella se dispuso a soltar otro comentario—, ¿puedo entrar? Estoy algo cansado por andar con las muletas, ellos vienen conmigo.
La mujer los evaluó de pies a cabeza, inclinó la barbilla y se apartó. La miré extrañado, mi abuela nunca había sido una mujer desconfiada, ¿por qué de repente tenía esa actitud? Lo ignoré pasando por su lado con ayuda de Holden y les indiqué seguirme por las escaleras bajo la extraña mirada de mi abuela que no hizo el menos amague de acompañarnos.
—Abbi— llamé golpeando la puerta de su habitación con insistencia. Le lancé una mirada a Holden y a Tobias pero ellos conversaban por lo bajo señalando la casa sin el menor disimulo. Esperé unos segundos más, golpeé de nuevo y esta vez el rostro malhumorado de mi hermana me recibió del otro lado.
—¿Oh, ahora si quieres hablar?—escupió desafiante y yo respondí de igual manera.
—Me enviaste un mensaje, ¿recuerdas?
Chasqueo la lengua y yo igual, mutuamente irritados con el otro, hasta que ella termino por ceder y abrir la puerta de par en par para que entremos.
Holden fue la pequeña silla junto a la ventana, dónde había varias prendas de vestir tiradas sin mucha atención y Tobias se quedo junto a mí con la mirada en todos lados, incómodo. Holden le hizo señales para que se acerque y de nuevo ambos se enfrascaron en conversaciones que no comprendía.
Abbi cerró la puerta y se acercó con los brazos cruzados sobre le pecho.
—¿Me dirás dónde estuviste?
Suspiré tomándola por los hombros con dificultad y volteandonos para tener mas privacidad.
—Fui a ver a Evelyn Creed, la niñera de Holden.
Palideció.
—¿Qué?
Use unos pocos minutos para explicarle entre susurros lo que había pasado. No estaba seguro de por qué lo hacia, ella me había ocultado muchas cosas y tenía la sensación de que aún lo hacia, pero no quería seguir con el nudo en mi garganta, necesitaba hablarlo con alguien que me conozca y este en la misma pagina que yo y esa era mi hermana.
Abbi escucho con paciencia, pálida y atónita hasta que terminé. No le comenté quien era Tobias, eso podría ponerlo en peligro y a su familia también, suficiente había hecho por mí al llevarme a esa casa y contarme su versión de la historia, pero sí le conté qué el conocía a Holden de niño. Aunque eso no cambió la mirada desconfiada que tenía Abbi había él. Y para cuando terminé y nos volteamos, encontré la mirada desconcertada de Holden puesta en mí y a Tobias a su lado observándonos con tristeza.
Pero ninguno dijo nada sobre eso ni tampoco sobre lo tenso que se había vuelto el ambiente y a mí me invadía una vergüenza desmedida.
—Bien—dijo Abbi lo suficiente alto para llamar la atención y se lo agradecí en silencio—, los llamé para que vean algo importante.— Caminó hacia su armario desordenado y comenzó a rebuscar dentro hasta dar con su laptop y llevarla hasta la cama, donde se sentó y la abrió explicando a nadie en particular—. Durante las anteriores semanas estuve preparando un articulo para publicar en el periódico local y digital del pueblo.
—¿Un articulo?—pregunté confundido mientras Tobias caminaba hacia la cama y se sentaba junto a Abbi.
—¿Me dejas ver?—preguntó inclinándose hacia la pantalla—. Oye, esta bueno, pero siento que le falta algo.
Ella le lanzó una mirada desconfiada y apartó la computadora.
—Aún no me dices quién eres.
—No puedo decirte quien soy—respondió él, sonriendo—, pero confía en que estoy ayudando a tu hermano.
—¿Crees que mi hermano necesita ayuda?—preguntó Abbi con voz amarga y de repente ambos me miraron como si esperaran algún tipo de respuesta y las manos comenzaron a sudarme.
Retrocedí hacia la puerta trastabillando con el yeso, cansado de llevarlo y tomé el picaporte antes de que alguno se me lancé al cuello.
—Iré a avisarle a mi madre que llegue—anuncié.
Ambos bufaron y siguieron conversando sobre el articulo.
—No esta completo—dijo Tobias.
—¿Cómo que no esta completo?
—Hay cosas que no están y faltan pruebas-señaló Tobias—. No puedes publicar esto así, creerán que lo hizo un amateur.
Editado: 31.03.2022