No te acerques a Holden Scott

Capítulo 30

—Efectivamente, tomaremos cartas en el asunto—dijo al fin el hombre sentado frente a mi madre, bajando la taza y dejándola en la mesa de en medio—. No puedo tolerar que Holden sea agredido por algo tan absurdo como sus preferencias, ¿acaso vivimos en el siglo pasado?

Abbi soltó un gruñido bajo.

—Fue indignante—exhaló mi madre, aliviada por el apoyo—, culpar a los niños por falta de tolerancia es tan... Idiota.

El señor Hope río.

—Opino lo mismo y lamento que sus hijos queden involucrados.

—Mis hijos hubieran quedado involucrados de todas formas—masticó mi madre con resignación y el señor Hope la miró con una extraña sonrisa.

—Disculpe mi atrevimiento, ¿pero sus hijos son problemáticos?

—Oh no, ellos son muy buenos y siempre tienen amigos en todos lados, solo que cuando ver una situación injusta siempre son los primeros en saltar a defender.

—Comprendo, Holden es afortunado de tenerlos como amigos—sonrió el hombre y Abbi gruñó a mi lado

—Odio está basura.

—Todos la odiamos—dije yo y Holden asintió con gesto cansado pero silencioso, sin dejar de mirar a su tío sentado en los sillones del living con una taza de té en la mano y su traje visiblemente caro, impecable.

Lo oímos sorber y nos volteamos las escaleras para quedar ocultos. Mi madre le había contado todo lo sucedido en el comedor y luego en la oficina del director. Propuso presentar la queja y la denuncia, así como también pedir una suspensión hacia Stephen y los niños que estaban con él y el señor Hope solo la oyó en silencio, asintiendo lentamente mientras bebía de su tonto té.

Llegaron a mi casa poco después que nosotros, Holden dijo que pasó a buscarlo luego de que el señor Heard lo citara para hablar y, a diferencia de mi madre, no salió tan enojado de la oficina. Lo subió a su camioneta y de inmediato vinieron a presentar una disculpas a mi madre, solo que ella no lo tomo como una disculpas sino como una alianza.

—No lo soporto más—bufó mi hermana mirando al hombre reírse y hablar con mi madre—, iré por un cuchillo.

Se volteo y desapareció en dirección a la cocina.

Holden palideció.

—¿Lo va a matar?

Negué.

—Cortara la luz, pero para abrir la caja se necesita un cuchillo porque se rompió la caja. —El alivio recorrió sus facciones y me reí mientras lo observaba. En el colegio quise acercarme también, abrazarlo o solo tomarlo de la mano, pero mi madre nos saco tan rápido que no tuvimos tiempo—. ¿Quieres ir a mi habitación?

Él alzó una ceja en mi dirección y sus labios tiraron levemente hacia arriba.

—¿Crees que es oportuno?

Fingir pensarlo.

—Si, creo que deberíamos... conversar.

—¿Conversar?

—O quedarnos callados, lo que tú quieras—sonreí—, pero solos. ¿Quieres?

Asintió sin timidez, todo su rostro se llenó de ese brillo que a mí me gustaba, sonrió y tomó mi mano como pocas veces hacia, despertando esas alocadas sensaciones que me hacían querer reír.

Pero en cuanto pusimos el primer pie en el escalón la luz se fue.

No tuve tiempo de hacer o decir nada antes de que nos llamen al living. Mi madre se encontraba inquieta y preocupada mirando hacia la luz y el señor Hope se había levantado de su sillón con elegancia y alisaba unas pocas arrugas que aparecieron en su traje. Nos miró y sonrió con ternura al vernos aún tomados de la mano.

—No sé qué sucedió—dijo mi abuela entrando con los ojos desorbitados—, la luz se fue y el horno dejo de funcionar.

—Tranquila—dijo mi madre levantándose—, debe ser un fusible o algún cable. Cuando venga Patrick le diré que lo revise.

Mi abuela puso la típica expresión de disgusto, ella no veía a Patrick como el resto de nosotros y tampoco parecía muy contenta de que vivamos con él, pero no dijo nada y en cuando se volteo a verme y encontró mi mano sujeta a la de Holden frunció el ceño.

—Holden, debemos irnos—interrumpió el señor Hope—, nos esperan para la cena con los Holland y también tienes clases de violín.

El chico a mi lado bajo la cabeza y desenredo sus dedos de los míos.

—Si, tío.

Miré la expresión triste cuando se volteo, no quería que se vaya, quería que se quede a ver una película, que hablemos, que me diga algo bueno o solo me vuelva a tomar de la mano. Quería que se detenga por una vez y se niegue a irse o que solo me miré al salir, pero no lo hizo y en cuanto se cerró la puerta el nudo en mi pecho se ajusto hasta casi ahogarme.

No estaba bien. Él, su vida, la manera en que su tío lo trataba, no estaba bien, y aunque espere que mi madre lo noté y lo mencioné no lo hizo. Ni ella, ni mi abuela, ni Abbi.

—Joshua lo siento—musitó ella cuando cayó en cuenta que por cortar la luz Holden se fue.

Negué suspirando y miré su auto desaparecer al final de la calle.

—De todas formas se hubiera ido.

Subimos a su habitación mientras mi madre limpiaba y hablaba con mi abuela entre susurros. No me importaba que dijeran, fingí no ver las miraditas que mi abuela nos lanzaba mientras seguía a Holden hacia la salida, pero estaba casi seguro de que se mencionaría eso: nosotros. Era lo último que me faltaba.

—¿Qué hacés?—pregunté al verla abrir su laptop.

—Terminó el artículo. —Golpeó un par de teclas sin dejar de mirar la pantalla y comenzó a morderse las uñas—, ¿Quieres ver?

Negué. Por lo poco que sabía, y realmente sabía poco, el artículo de Holden estaba tomando más tiempo del que ambos creían. Se juntaban cada cierto tiempo a hablar en su habitación y aunque yo dejé en claro que no quería participar para no incomodar a Holden me causaba curiosidad saber qué hablaban.

Abbi asintió callada y me permitió recostarme en su cama mientras ocupaba el suelo. Saque el móvil y miré la casilla de mensajes vacía por primera vez desde que llegué al pueblo. ¿Casualidad? Claro que no. Solo basto con entrar a Facebook para comprobar que había comentarios tontos sobre Holden, rumores, amenazas y otras cosas más que serían peores si el tuviera redes. En la mayoría participaba Stephen, quién al parecer se hacía la víctima de todo subiendo fotos desde el hospital. El señor Hope había accedido a pagar su recuperación para que no ponga una denuncia en contra de nosotros peo no me arrepentía. Seguía con ganas de lanzarme sobre él y por la manera en que Abbi bufó cuando le enseñé los nuevo post, ella también. Era un imbécil.



#342 en Thriller
#254 en Detective
#190 en Novela negra

En el texto hay: misterio, suspenso, boy love

Editado: 31.03.2022

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.