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En cuanto entramos por las puerta de emergencia dos enfermeras se apresuraron a acercarnos una silla con ruedas para trasportar a Sara a una habitación. Estaba pálida, sudaba y tenía fiebre, pero lo que más llamó la atención fue la sangre en su ropa que me negaba a ver o perdería los nervios.
Abbi se mantuvo serena en todo momento e insistió en no separarse de ella cuando Sara gritó que no quería quedarse sola. Una medica mujer la reviso antes de preguntar qué sucedió. Por las arrugas en su rostro había sucedido algo realmente malo. Preguntó qué sucedió, dónde estaba yo, dónde estaba ella y si teníamos el numero de teléfono de sus padres, pero Sara no tenía mochila ni cartera cuando salió de la casa de Holden y un nudo se me alzo en la garganta cuando tuve que negar y sus arrugas se profundizaron.
No hizo falta preguntar qué sucedía.
Llamaron a la policía y a mis padres.
La medica me pidió amablemente que me quede en la sala por si tenían más preguntas. Mi móvil comenzó a vibrar en cuanto desapareció por el pasillo pero no tuve el valor para atender a mi madre y contarle lo que había sucedido. Aún temblaba por la lluvia y el aire acondicionado del hospital. Aún volvía al momento en que Holden me miró arrepentido y me pidió que me vaya. Aún pensaba que debería haber insistido más.
Patrick apareció poco después con los ojos desorbitados y la respiración agitada. Nos busco entre las siete personas que esperábamos sentados y al dar conmigo su rostro se descompuso de alivio.
Creí que también me preguntaría qué sucedió y durante una hora estuve planeando una excusa, pero él solo se acercó preocupado y me abrazó con fuerza. Fue un alivió también para mí y tan pronto como logré salir de la sorpresa le devolví el abrazo y me quebré. Ya no podía soportarlo más. El miedo de que le suceda algo a Holden hacia que me dolía el pecho y me costara respirar, la angustia por lo que le sucedió a Sara consumía mi estomago y Abbi… tenía mucho miedo de que algo le suceda a Abbi o a mi madre por contar lo que sabía, pero cuando comencé no pude detenerme.
Nos sentamos en un lugar apartado y silencioso. Comencé hablando por lo bajo. Tenía un enorme nudo en la garganta. Le conté cómo conocí a Holden y sobre sus marcas y cicatrices, le conté sobre Tobias y la casa de la niñera en medio de la nada, conté que el auto que me atropello lo envió el señor Hope porque creía que Abbi haría algo con la información que encontró y que Holden me llamó esa tarde para pedirme que fuera por Sara. No le oculté nada. Le dije que Holden no quiso ir con nosotros y que eso me rompió por dentro, que Sara, quien nunca lo quiso, se abrazaba a él con fuerza y temblaba, le conté que su mirada estaba apagada y que al llegar al hospital la sangre que salía por su entrepierna hizo llorar a Abbi y me puso nervioso. Le conté que Holden tenia heridas en todo su rostro y cuerpo y que me sentía culpable por no saber como ayudarlo. Estaba ansioso por saber si estaba bien pero las llamadas no le llegaban y los mensajes quedaban en silencio.
Le conté como en algunas semanas todo se desbordó y para cuando terminé Patrick no sabía que decir. Me abrazó una vez más, pasando la mano por mi espalda para darme alivió pero tan tenso que me dieron ganas de llorar.
—No me crees—bufé apartándome de él con amargura, pero él me tomó por los hombros y me miró compasivo.
—Sí te creo—confesó sincero—, creo todo lo que me dices, pero no comprendo por qué no nos dijiste nada. Joshua eres un adolescente, ni siquiera yo podría cargar con todo eso, debes confiar en nosotros, y pedirnos ayuda.
Mi ojos comenzaron a arder y apreté los dientes para no llorar.
—Lo siento mucho.
—Joshua, tranquilo. Hablaremos con la policía y llamaremos a servicios sociales. Pediré un par de favores en la ciudad y ayudaremos a Holden, ¿okey? Pero primero debemos ocuparnos de Sara, ella...—Soltó una mueca—, esta pasando un momento difícil.
Me sorbí la nariz y asentí.
—No sé qué hacer.
—No es tu culpa—enfatizó—. Nada de lo que sucedió es tu culpa. Lo mejor que puedes hacer es acompañarla y apoyarla, si quiere hablar del tema esta bien pero sino no la presiones, ¿si?—Asentí y él suspiró profundamente, se levantó para sacar el móvil de su bolsillo y me miró—. Hablaré con Abbi cuando salga, llamaré a tu madre para que sepa que estamos aquí, no te preocupes.
—Patrick—llamé cuando lo vi voltearse para hablar por móvil. Se detuvo y me miró atento. El nudo en mi garganta se ajusto y trague saliva para hablar—. Gracias.
Asintió suspirando, me sonrió con los labios apretados y se volteó a hablar con mi madre.
Poco después llegaron los padres de Sara. Estaban igual de preocupados que Patrick cuando entró pero rápidamente se acercaron a una enfermera a preguntarle por su hija y la doctora apareció para hablar con ellos en una esquina apartada. Patrick se quedo a mi lado cuando vimos a la madre de Sara cubrirle el rostro con horror y romper en llanto, su padre enterró la cabeza entre las manos y se quedo así durante los minutos que la doctora tuvo para terminar. Luego se levantó y los tres entraron a la habitación donde Sara y Abbi esperaban.
Le envié más mensajes a Holden. La batería de mi móvil se estaba acabando y me aterraba no saber qué sucedería cuando se apagara. Patrick repetía que estaba bien, que debíamos resolver un problema a la vez y se mantuvo conversando con mi madre todo momento, pero para mí no bastaba. Quería saber de Holden.
—¿Patrick?—Alcé la cabeza hacia Abbi a varios metros, ojerosa y con los ojos rojos de llorar, llevaba el cabello en una trenza y su ropa era un desastre. Me miró sin comprender y yo solo suspiré encogiendo los hombros—. ¿Qué haces aquí?
—La policía me llamó—respondió él.
Ella me miró y no me moví cuando musité.
—Ya sabe todo.
Los ojos de mi hermana volvieron a llenarse de lágrimas.
Editado: 31.03.2022